17.- EL DESPERTAR

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Jin descansaba su cabeza sobre su antebrazo, observando con detenimiento como Namjoon terminaba de subir sus pantalones. Desde su lugar, centró la vista en esa espalda bronceada y tonificada, la recorrió perdiéndose en el hueso que sobresalía de sus omóplatos por su movimientos.

Había marcas rojizas que iban desde sus hombros hasta el hueco que se le formaba casi al final de la espalda, probablemente el resto de su piel estaba entre sus uñas.

Lo vio levantarse cubriendo su torso por su camisa y cerró sus ojos moviéndose despacio para fingir que seguía durmiendo.

Namjoon volvió a sentarse despacio en la orilla de la cama para ponerse los zapatos. Al colocarse el último, descansó sus brazos sobre sus muslos manteniendo su atención en el suelo, debido a que su cabeza se sentía como un avispero. Cada extremidad le hormigueaba y era como si algo helado le corriera por las venas.

Terminó de vestirse y a propósito lo hizo despacio para tener que prolongar su partida, aunque tal táctica no le funcionó como quería. Tuvo que ponerse de pie siendo el momento indicado para regresar a la casa principal y reunirse con los suyos, que seguramente ya lo estarían esperando. En el fondo Namjoon no se sentía convencido de marcharse, pero debía hacerlo.

Se dio la vuelta para dar un vistazo a la figura inerte de Seokjin, el omega al sentir la ausencia del otro tuvo que acomodarse de tal manera que su descanso pudiera continuar. Parecía muy cómodo al dormir boca abajo y Namjoon dibujó una sonrisa sin poder evitarlo.

Recorrió toda su espalda con solo mirar, inconscientemente Namjoon acarició sus labios con los cuales había dejado algunos besos para distender cualquier musculo en el fatigado omega.

Consumido por la ambición de la liviandad, Seokjin terminó por cerrar sus ojos a mitad de madrugada. El alfa se ocupó de tomar su rostro para acariciarlo y Jin se aproximó escondiendo su sonrojado rostro en su pecho para obtener todo el calor que le fuera necesario. Los síntomas de su celo descendieron hasta que desaparecieron dejándolo dormir en paz.

Hasta la mañana que el de cabello gris despertó, se percató que el omega no se alejó, sino que uno de sus brazos pasaba por su cintura y que una de sus piernas había quedado entre las del contrario. Fue complicado tener que zafarse para no despertarlo, así que su movimiento fue sutil y lento logrando desprenderse.

Rodeó la cama teniendo que ponerse de rodillas para así poder ver el rostro de Jin. Lucia tan calmado, como un ángel etéreo e indefenso. Apartó un mechón de cabello que tapaba su ceja curveada y apenas con la yema de sus dedos rozó la piel de sus mejillas hasta llegar a su labios.

ABRE LOS OJOS.

Namjoon quería grabarse ese rostro lo suficiente para no olvidarse nunca de ese día. Del día en que volvió a encontrar esa pieza faltante que por años fue un hueco que no pudo llenar, no supo lo que pasaría en unas horas o por los siguientes días, pero era evidente que habían cruzado una línea que no debían. Algo estaba por cambiar, solo que no estaba seguro si sería positivo o algo que terminaría decepcionándolo.

Si está era la última vez, se encargaría de no olvidarlo jamás.

Depositó un beso largo sobre su frente con cariño, a lo que el omega se removió formando una perceptible sonrisa. Namjoon suspiró y se apartó finalmente para dejarlo dormir.

Muy a su pesar cerró la puerta cuando salió siendo sigiloso.

Seokjin abrió sus ojos, mirando en dirección a la puerta sintiendo una acidez en el pecho. Se mordió el labio conteniendo las ganas de llorar sin tener éxito. La primera lagrima mojó la almohada y su mano apretó el lugar vacio.

HIJOS DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora