23. SOMBRAS

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El alfa líder caminaba con prisa a través de la lluvia tratando de no resbalar o tropezar. Seguramente iba a pescar un buen resfriado luego de esto, pero padecer la enfermedad era lo de menos en estos momentos.

Lo único que figuraba en su mente era Seokjin, sus palabras y su mirada ocultando el dolor desde la última vez que lo vio. Namjoon no se dejaba llevar por la soberbia al ser rechazado por un omega, había algo que todos los días le lastimaba, un fuego que se aviva quemándole las entrañas.

En mitad de la noche juraba oír murmullos que no lograba comprender, ese fantasma que había quedado en mutismo durante su presencia en orzaya, pero ahora no se cansaba de torturarlo.

Llegaba a sentirse mejor cuando recordaba la sonrisa más bella del mundo o del momento tan íntimo compartido como lo que fue su celo con Jin —con alguien que jamás imaginó podía existir.

La llama de su interior se apagaba tras rememorar como la sabana cubría parte de su hombría mientras el alfa se ocupaba de besar su rostro al descansar de su orgasmo, sus ronroneos le llenaban el pecho, sobre todo el roce de la yema de sus dedos en sus brazos deteniéndose en sus muñecas, obligándolo a detenerse para besar su mano.

Por ese momento conectaban por más tiempo sus miradas, zambulléndose en el alma del otro, conociéndose y no olvidándose.

JONNIE.

El sonido de su voz le dolió.

Olvidemos el incidente, tomemos la distancia que debió existir desde el comienzo.

Ni de cerca el sonido de su voz había sido el mismo, encontró tantas capas en esa oración que solo recordarlo le dio una punzada.

Quizá todo lo había imaginado. Todo eso pudo haber sido a causa del celo orillándolo a comportarse así, mostrando una versión que el mismo Jin trataba de ocultar. Una versión más cariñosa e insegura, reclamando las caricias y el calor del cuerpo ajeno, un lado más sensual del que no tenía conocimiento.

Pudo sentir la piel descubierta del omega en sus labios, tan suave y grácil. Pudo escucharlo vocalizar su nombre entre jadeos y gemidos con cada embestida como si ahora mismo lo rodeara con sus brazos, su calor y deseo.

¿Que tanto se podía disimular? ¿Y si de verdad Jin se arrepentía de todo? ¿Por que cuando sus molestias desaparecieron siguió aferrándose a él? ¿Que tanto se podía fingir la pasión y el deseo cuando las uñas del otro se le encajaban en la espalda como si deseara sacarle sangre?

VAMOS.

No era él quien había movido sus pies para salir de su pórtico sin importar la lluvia, era como si otra fuerza lo empujara y le hiciera sentir así de intranquilo y enojado. Una vez que sus zapatos se mancharon de lodo, apretó los puños ignorando las heladas gotas que le picaban en el cuerpo como miles de agujas.

Intentó controlarse, deshacerse de la venda de sus ojos que lo cegaba.

JONNIE.

Se detuvo ante la imagen del omega.

Se aborrecería por dejarse llevar por la soberbia de un rechazo que de una vez por todas tenía que aceptar.

Al levantar la mirada para tener que volver, cayó en cuenta de que la casa de los Min estaba justo frente a él, por estar tan sumergido en sus pensamientos no se percató del camino que había recorrido, ni lo difícil que había sido llegar hasta allí en plena noche lluviosa, pero se sentía ya familiarizado con el entorno

Vio el farol que colgaba a un lado de la puerta de entrada, iluminando el pórtico por una vela que ni la brisa de aire podría apagar.

UNA VEZ MÁS.

HIJOS DE LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora