- Tooru - suspiré acariciando su cabello, sus feromonas estaban afectandome, sentí mi cuerpo temblar cuando se acomodó entre mis piernas.
- Estás un poco más sensible hoy - siguió besando mi cuerpo quitando mi playera.
- No es eso - mordí mi labio y gemi al empezar a jugar con mis pezones - estás... tus fero... angh~El sonrió al llegar a la orilla de mi shorts y lo bajó junto a mi boxer empezando a chupar, levanté mis piernas y el tomó mis muslos levantando un poco más mis caderas, sujeté su cabello con una mano algo desesperado porque se estaba dirigiendo a mi... me arquee al sentir su lengua entrar y los gemidos no podía pararlos ni cubriendo mi boca, cuando se separó sentía mi interior palpitar y mi cuerpo caliente.
- Me encanta escuchar tu voz - susurró sacando su miembro y colocando el condón.
Cuando empezó a meterla apreté su brazo sintiendo que iba a venirme en cualquier momento, empezó algo fuerte pero no iba a quejarme, al contrario.
- Shouyo... ¿entraste en celo? - me miró algo sorprendido.
- ¿Y de quien crees que es la culpa? - lo miré agitado, mi vista era borrosa, cuando ubique su oreja sentí mis dientes hormiguear un poco, extendí mis brazos y sin parar el movimiento el se inclinó para que lo abrazara, besé sus hombros sin querer dejar marcas en su cuello, pero nuevamente el dirigió mis labios hacia su cuello, así que no me contuve, se tensó un poco cuando mordí levemente el lobulo de su oreja, deslicé mi lengua por el borde hasta la punta - ¿puedo hacerlo? - susurré enredando mis dedos en el cabello de su nuca, el me apretó más contra él y empujó más fuerte haciéndome gemir, como estaba en su oreja el escuchaba todo.
- Hazlo - jadeó moviendo sus caderas, sentí un gran alivio en mi boca cuando mordí su oreja dejando la marca por fin, seguí besando su torso y hombros hasta sentir que ya venía.
- Así - gemí encorbandome.
- Dios, eres tan... - jadeó parándose conmigo en brazos, enrede mis piernas alrededor de su cadera y me dejó contra la pared tomando mi trasero subiendo y bajando mi cuerpo a la vez que movía sus caderas, como dejaba caer un poco mi peso, lo sentía más fuerte, mis gemidos ya no estaban callados para nada y los de él tampoco, ambos estábamos en nuestro ciclo, yo en mi celo y el en su rut, sentí por fin el orgasmo y tras unos minutos mi consciencia me dijo que había marcado de por vida a Oikawa, sonrojado acaricie su oreja y algo adolorido el sonrió.
- ¿En serio estuvo bien que lo hiciera? - susurré maravillado por ver mi marca en el.
- No lo sé, yo no mentí al decir que te amo y me quedaré contigo el resto de mi vida, ¿y tú? - sonrió y mis lágrimas salieron, pero me besó antes de decir algo, lo abracé fuertemente y moví mis caderas, el se sentó en la cama y puse una mano en su pecho recostandolo en sus antebrazos, moví mi pelvis en círculos a lo cual suspiró y empecé a meter y sacarla lentamente, sentía mi cuerpo ardiendo, la sangre corría velozmente por todos lados y mis latidos estaban muy acelerados, me incliné colocando mi otra mano al costado de su rostro y empecé a mover más rápido mis caderas, gemi echando mi cabeza hacia atrás y sentí un espasmo cuando lamió mi cuello, me incliné un poco más dejándolo hacer lo que le plazca y cuando sentí levemente sus colmillos el me miró pidiendo permiso, sonreí besándolo y después inclinándome a un lado para que pudiera morder mi nuca, sentí un fuerte dolor, ardía demasiado pero sentí un espasmo enorme que me hizo tener otro orgasmo, mi interior se apretó tanto que sentí su semen dentro, maldita sea, no habíamos cambiado el condón, pero en este momento era lo de menos, seguimos toda la noche en ello y cuando acabamos no podía mover un solo dedo, me bañó y dió un masaje el cual me ayudó a sentirme ligero y me llevó a la cama en brazos, cuando estábamos por dormir me giré de frente a el y el despertó mirándome tranquilo, sonreí acariciando su mejilla, me sentía en paz, un poco apenado por la banda sonora que dimos hoy, pero me acerqué besándolo, el rodeó mi cintura dirigiendo su mano a mi trasero pero lo detuve, no podíamos volver a hacerlo, mañana no podría jugar si seguíamos así, el rió entendiendo todo y me siguió besando, nos recostamos cómodamente y caí rendido, sintiendo sus caricias en mi espalda, hombros y nuca.
