Estaba pensando en ello de nuevo, debí de haber rechazado toda amenaza, estar con el valía más que cualquier herencia y futuro, pero no podía perjudicarlo, suspiré terminando uno de los tantos dibujos suyos y lo dejé sobre el escritorio, escuché la puerta cerrarse fuertemente y me asomé por las escaleras confundido.
- Respira Hinata, por favor - lo dejo sobre el sofá Bokuto - escucha mi voz, respira.
No me di cuenta pero ya había llegado a su lado, intentaba respirar pero no podía, Bokuto estaba realmente angustiado.
- Agua y toallas - le dije y corrió por las cosas, remojé las toallas colocándola en su nuca y frente, al ver que se calmaba me alivie un poco - llena la tina con agua helada, el corrió de nuevo a hacerlo.
Hinata estaba perdiendo el control, no quería verlo en la cama con otro o drogado por el tratamiento, pero me pesaba más que no estuviera bien justo ahora.
- Ya está llena - llegó Bokuto.
Lo tomé en brazos rápidamente metiéndolo al agua, pero estaba tan débil que no podía mantenerse sentado sólo.
- Mierda - metí un pie - ¿qué vergas le echaste? ¿hielo? - miré a Bokuto esconder una bolsa de hielo detrás de la puerta, rodé los ojos y me senté a su espalda sentándolo sobre mi para sostenerlo - hasta se me encogieron las bolas Bokuto - lo miré mal.
- Deja de quejarte, ¿qué hacemos? No quiero verlo perder el control para siempre Oikawa - se alteró.
- Yo tampoco carajo - hable entre dientes soportando el hielo en la tina - ¿quien?.
- ¿Qué? - me miró en shock.
- ¿Que si quien de los dos lo hará? - pregunté ya molesto, odiaba la idea que fuera el o cualquiera, pero entendía que tal vez Hinata no quisiera hacerlo conmigo y Bokuto se ha vuelto muy cercano a el.
- No voy a metersela a mi hijo pendejo - alegó.
- ¿Y yo si? Sabes perfectamente lo que hice, tu debes saber si el quisiera eso o no - alegué.
- Ojala se te congelen tanto las bolas que se te caigan - me señaló - pero... si serías tu, no yo - agitó su cabello - lo harás pero no te pases con el.
- ¿Lo pensaste si quiera? ¿El realmente lo quiere?.
- Lo quiere más que nada idiota - me miró furioso- te ama y tu a el, pero sigues en tu plan de depresivo culposo y si tu originaste que esté así más te vale arreglarlo.
- ¿Yo? - me iba a quejar pero salió del baño entrando segundos después.
- Yo haré que nadie venga, tu no olvides los condones que traje los míos incluso - me ordenó - si te pasas te mato.
- Jodete - le grité cuando se fue - esto no puede estar pasando - lo cargué en brazos sintiendo mis piernas temblar, a la vez su cuerpo estaba hirviendo.
- Oikawa - susurró aferrandose a mi ropa.
- Perdóname por esto - susurré tratando de enfrentarlo - es por tu bien.
