Hace dos horas se había ido la anciana y desde entonces me encerré en mi habitación con la excusa de desempacar, quise estar sólo pero es imposible negarle algo a Bokuto así que estaba ordenando todo mientras el sacaba las cosas de las maletas curioso por lanzar todo.
- Yo quiero esta gorra - dijo sacando una blanca.
- Pero ya tienes el cabello blanco - ladee mi cabeza.
- Cierto, debería comprar una dorada - dijo pensativo haciéndome sonreír por su estupidez.
- Hinata - me llamó y le presté atención sin dejar de acomodar las cosas - ¿qué tipo de relación tenían tu y Oikawa?.
- Éramos rivales, ¿recuerdas a Kageyama? - el afirmó con un sonido - siempre lo retaba a que lo venciera, por eso ambos peleaban mucho y no lo volvimos a ver cuando se graduó.
- Pero esa es la relación de ellos dos, cuando lo viste parecías muy triste, es decir, no tu rostro - dijo rascando su mejilla - tu interior o algo así - dijo haciendo muchos gestos con las manos sin saber como expresarse.
- No creo que haya habido exactamente una relación entre nosotros, sólo lo conocía por estar siempre al lado de Kageyama - expliqué queriendo no hablar de ello.
- Pero te duele por otra razón - me dijo y dejé de guardar las cosas quedándome en silencio para calmarme.
- Si - contesté con mi voz algo rota - creí... que teníamos algo especial, pero sólo me usó y me dejó.
- Por usar ¿a qué te refieres? - preguntó en un tono serio que nunca había escuchado de el, lejos de asustarme, supe que podía desahogarme con el.
- Sólo sexo - me giré a verlo sin querer romper en llanto.
El frunció el rostro furioso, pero bajó la vista y se acercó abrazándome, me sentí reconfortado así que lloré con el un largo rato, le conté lo que había sucedido y como me sentía frustrado y furioso, peor cuando admití que su esencia me seguía atrayendo.
- No tenías que quedarte callado todo este tiempo, sólo provocó más daño - acarició mi espalda calmandome - perdón por dejarte sólo cuando sucedió eso.
- No lo sabías, no fue tu culpa - sonreí más calmado - gracias por escucharme.
Nos sentamos en la cama en silencio, el me abrazaba amablemente y yo dejaba salir todo lo que guarde estos dos años, al final terminé de acomodar mis cosas y fui a tomar una ducha, el salió cuando yo entré al baño de mi habitación.
Tendría que vivir con ese idiota bajó el mismo techo, me daba rabia de sólo verlo, pero por segundos mi enojó vacilaba sintiendo calidez y calma sólo por su esencia, me detestaba por ser tan débil.
Pero no podía evitarlo, no todo al menos, se que tendría que hablar y estar con el porque seguramente estaba en el equipo de la universidad, pero al menos... podría fingir haber olvidado nuestro pasado, como si nunca lo hubiera conocido.
Porque no saldría nada bueno discutir sobre ello ahora, ni me interesaba saber nada del pasado, no necesitaba esa clase de recuerdos martirizando mi mente, no lo hacía porque lo perdonaba, lo hacía para yo estar bien.
