Laurence

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Habíamos hecho un descubrimiento increíble, pero de no ser porque el maestro Willem no quiere hacer pruebas en humanos, ya estaríamos avanzando.

La roca que sacamos de las catacumbas gotea sangre que, al ser inyectada, posee la capacidad de curar cualquier herida o enfermedad o dolor, casi demasiado bueno para ser cierto, pero, lo era.

Preparé el salón, junté unas botellas de vino y terminé de preparar mi uniforme. Ya casi había llegado la hora, así que fui a la reja de afuera para esperar.

El primero en llegar fue Ludwig, con su largo pelo negro suelto sobre los hombros, un traje blanco y pantalones a juego.

- Hola Laury - saludó.

- Ludwig, hermano, pareciera que no nos vemos hace siglos - dije mientras lo abrazaba.

- Pasás más tiempo en la escuela que en la ciudad últimamente - respondió mientras nos sentábamos afuera a esperar al último del grupo.

Por suerte llegó justo cuando nos sentábamos, Gehrnam, portando su excéntrico atuendo morado oscuro, su pelo rubio casi totalmente oculto en su gorro y aún así, lo más llamativo eran sus ojos rojos.

- Buenas noches - saludó el tercero.

- Hola Gehr - saludo rápidamente Ludwig.

- Hola, hacía tiempo que no nos veíamos los tres - contesté con entusiasmo.

- Ni se te ocurra llamarme así otra vez - dijo el rubio señalando a Ludwig, él cual sólo se rió.

- Síganme adentro, allí les contaré bien - dije dándome la vuelta para entrar a la escuela.

Tras entrar, tomamos un sillón en el salón principal y estuvimos charlando de cosas triviales durante un rato, hasta que Ludwig tomó la iniciativa y preguntó:

- Laury, ¿por qué nos llamaste? Dijiste que descubrieron algo importante. ¿Qué es? - preguntó.

Me paré y comencé a explicarles que en una de nuestras visitas regulares a las catacumbas, que se encuentran por debajo de la ciudad, en el nivel más bajo encontramos una roca de sangre capaz de curar cualquier cosa. Las pruebas en animales iban bien desde hacía 6 meses, así que se empezaría a probar en humanos en poco tiempo; si todo salía bien, podrían hacer que el ser humano sólo pudiera morir por vejez.

- ¿Cómo se lo tomarán los grandes? - preguntó el excéntrico del grupo,

Fue una sorpresa escucharlo hablar de los dioses con tanto respeto, sólo la gente creyente llama a los dioses de Yharnam de esa forma y Gehrnam no era uno de ellos.

- No creo que haya problema - respondí - si quisieran evitar el progreso humano habrían destruido Byrgenwerth hace años - agregué.

Los tres estuvimos de acuerdo con mi afirmación, y dejamos el tema de lado. Hacía muchos meses que no hablábamos y teníamos que ponernos al día sobre nuestras vidas.

Fear the old bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora