Ludwig

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Decir que estaba nervioso sería quedarse corto, estaba literalmente gruñendo desde hace días y no creo que sea por culpa de mi parte bestia. Laurence había dicho que volvía en dos semanas, debería haber vuelto hace una semana. Y hoy iba a ir a buscarlo, no me importaban los riesgos.

Caminé hasta el taller de Gehrnam, al entrar lo vi afilando la guadaña. Escuchó la puerta abrirse y se giró para mirarme, se veía mal, muy mal. Se notaba que no dormía hace días, sus manos estaban llenas de vendajes, sabía que estaba saliendo a cazar de noche, pero no pensé que saliera todas las noches.

- ¿Cuándo fue la última vez que dormiste? - le pregunté.

- Probablemente estamos igual - respondió, y tenía razón, no dormía bien desde hace tres semanas, o desde que se fueron. Ambos nos miramos durante unos segundos.

- ¿Vas a ir verdad? - dijo, me conocía.

- Si... - respondí.

- Laurence quería que te quedarás - respondió.

- ¿Cuándo le hice caso? - dije

- Sabes todo el riesgo que corres al salir de la ciudad, Laurence me lo comentó - dijo y respondió mi pregunta antes de que la hiciera.

- Ve, y lleva esto - dijo alcanzándome dos cosas.

Eran dos collares, ambos con grabados de runas: uno tenía un ojo, y el símbolo de Byrgenwerth en la parte de atrás. Y el otro era un pendiente en forma de gota, con una gema pálida con un centro rojo.

- Son collares de protección, sabes cuál es cuál - dijo.

- No tengo para ti, uno lo hizo Willem y el otro lo hice yo - aclaró.

-Usa el de Laurence - aconsejó.

Guarde los collares en la bolsa que me llevaba y me la colgué al hombro.

- Llévate a un pequeño escuadrón - dijo. Asentí y salí del taller.

Pase por el campo de práctica y avisé lo que planeaba hacer; doce cazadores se sumaron al viaje. Cuando todos estuvieron listos, partimos. Serían 6 horas en carruaje, así que intente, inútilmente, relajarme mirando por la ventana.

Por suerte, no hubo ningún contratiempo, si bestias en el camino, pero un disparo y ya no estorbaban. La aldea pesquera tenía dos sectores, el costero y el central, divididos por la gran torre de reloj en el centro del pueblo. Sabía que Laurence tomaría la capilla local, así que nos pusimos en la búsqueda de la misma. Después de casi una hora, la encontramos. Corrí hacia la puerta, maté a las pocas bestias que había en el lugar y avisé al escuadrón que entraría solo, mi intuición me decía que era lo mejor.

Entré. Habían vaciado la capilla para convertirla en un estudio, cerca del altar estaba un gran escritorio lleno de libros y papeles, todo eso hubiera llamado mi atención, si no me hubiera quedado mirando la bestia clérigo en llamas acostada en la parte decorativa del altar. El pelaje de la misma no parecía quemarse, como si el fuego fuera parte de la misma. Miré su mano izquierda, era la más grande de las dos y la tenía cerca del suelo. Reposando en su mano, había un pequeño cuaderno, no parecía tener marcas de quemadura, así que con un poco de cuidado abrí un poco los dedos de la bestia y para mí sorpresa no quemaba. Tomé el cuaderno y me senté en el piso. Empecé a leer y mis pesadillas se hicieron reales.

Era el diario de Laurence:

Día 1

Recaude todo lo que pude del estudio de Micolash, ya me asenté en la capilla, Maria se quedó en la torre del reloj al centro de la ciudad, ya que quería vigilar la ciudad entera.

Fear the old bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora