Gehrnam, Laurence y Ludwig:
El primer cazador, el primer vicario y el cazador de la iglesia. ¿Desde dónde comienza su amistad y cómo se ganaron sus títulos?
Habían pasado unos 3 meses desde la última vez que me había reunido con Laurence, y en la ciudad se empezaba a hablar de la Iglesia de la Sanación y la famosa "sangre sagrada".
Laurence nos escribió lo que había pasado y que se comenzaría a distribuir la sangre; también comentó que fundaría un escuadrón de ejecutores por si algo salía muy mal. Ludwig le recomendó a un hombre para los ejecutores que rápidamente se convirtió en capitán, Logarius, un gran luchador. Le enseñé algo de esgrima y al poco tiempo lo vimos entrenando a otros reclutas. Ludwig se postuló para formar parte del escuadrón pero Laurence no estuvo del todo de acuerdo en poner a su amigo en riesgo.
La iglesia es dirigida por un concejo de siete vicarios y Laurence el primero de ellos, su voto valía el 40% de cada decisión.
Yo doné un carruaje y unas ruedas extra que habían sido abandonadas en el taller; a ellos les serían más útiles que a mí.
Además, Laurence me escribió para prepararle algunas armas para los ejecutores. Por ello, me dirigí a la iglesia. El gran portón se abrió lentamente y me guiaron hasta la sala de reuniones, donde estaban los vicarios y Logarius.
Laurence, tras comentar la razón de mi presencia en la reunión, me dio la palabra; pero en lugar de hablar, decidí mostrarles.
Abrí uno de los baúles que había traído, en este, se encontraba una gran espada, que al destrabar el mango, se convierte en una espada corta.
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El otro baúl traía la misma base de una espada corta, pero podías "transformarla" en una maza.
- ¿Cuál es la utilidad de la espada corta?- consultó uno de los vicarios.
- Las bestias son difíciles de predecir y en algunas ocasiones, un arma rápida es más útil - respondió Logarius entendiendo perfectamente mi diseño.
Los vicarios votaron, la maza fue aprobada para producirse masivamente.
Les di mis planos y partieron hacia Yahar'gul, una aldea cercana, famosa por tener algunos de los mejores herreros del país.
Después de la reunión, me dirigí a la oficina de Laurence para hablar, parecía preocupado.
Al entrar, me senté enfrente de su escritorio y apoyé los pies en el mismo.
- ¿Qué te preocupa? - le pregunté sin mirarlo.
- Las bestias, no creo poder crear una cura - dijo mirando a la ventana.
- La gente cercana a la muerte, está dispuesta a correr el riesgo. Digo, es mejor que morir, es una oportunidad - reflexioné
