Gehrnam

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Estaba en mi viejo taller, dónde todo este desastre empezó. Mire al collar de Maria, lo dejé en el estante que tenía la foto de mí madre.

Di un último vistazo al taller: pude ver a Ludwig comiéndose el pan duro festejando por comida gratis, también vi a Laurence leyendo sus libros en mí escritorio y por último vi a Maria afilando su Racuyo tranquilamente. Sonreí ante la memoria, lentamente camine al patio, ese campo floral que por algún motivo sobrevivió, tal vez fue para despedirme.

Separé la cuchilla de la guadaña, me arrodillé en las flores y acerqué la hoja a mí cuello. Levanté el brazo, pero pensé en los cazadores que todavía necesitaban entrenamiento, murmuré una disculpa, y bajé la cuchilla. Esperé el dolor en el cuello, pero algo había frenado mí brazo. Abrí los ojos lentamente, frente a mí había un ser parecido a un humano con tentáculos en su cabeza.

- ¿Una bestia? - dije al aire.

Volví a armar mí guadaña y me levanté. Algo no estaba bien, una bestia no se quedaría sentada esperando, de repente la voz de Ludwig sonó en mí cabeza

- parecía un humano, pero con... ¿tentáculos? -

Entonces todo encajó.

- Hola, Flora - dije despectivamente.

El grande pareció entenderme, y parece que no le gustó el nombre.

- Oh, la gran presencia lunar vino a verme - casi escupí mis palabras - ¿Qué pasó? ¿Tu anterior ayudante te falló y ahora vienes a buscar un remplazo? - dije irónicamente.

El grande en respuesta extendió su mano, ¿estaba intentando insultarme o creía que era estúpido? Sin dudar corrí y di un corte hacia su cara, mi arma rebotó como si hubiera golpeado metal. Apreté los dientes e intenté atacar de nuevo, pero un puño en mis costillas me impidió acercarme, rodé unos metros por las flores.

La masacre continuó por alrededor de una hora, digo masacre porque no logré hacerle ni un sólo corte, por el contrario, yo había terminado con un brazo destrozado, cortes por todo el cuerpo y probablemente una hemorragia interna que sería letal. Sonreí ante una locura que se me ocurrió, me levanté, desarmé la guadaña, sostuve el filo en una mano y el mango en la otra, para usarlo de bastón. En ese estado, caminé lentamente hacia el grande y al llegar frente a él, estiré la mano con el mango. Flora extendió su mano y se inclinó para llegar a mi altura, ya que medía alrededor de unos cuatro metros. Cuando bajó lo suficiente, atravesé la hoja en su ojo, para mí sorpresa rugió de dolor y retrocedió con una mano sobre la herida.

Sonreí.

Su otro ojo brillo en rojo y un fuerte dolor en mí pecho me dejó inconsciente. Desperté en el campo de flores nuevamente, era de noche, habían pasado como mínimo pasado ocho horas. Cuando quise levantarme, tuve que usar la guadaña como bastón nuevamente, había perdido mí pie izquierdo, pero mis otras heridas habían... ¿sanado?

Mire a mí alrededor. Parecía ser una extraña versión del taller, había un gran árbol en medio del patio y no había nada más allá de la reja, sólo niebla, como si sólo existiera el taller.

Ahí lo entendí, estaba en un sueño. Cómo no, el grande más poderoso siendo caprichoso. Me negué y me encerró en mi conciencia en este sueño en el que estaría atrapado por siempre. Ella quería que entrenará a otros cazadores para resolver su problema.

- Bien Flora, jugaré tu juego, pero cuando los cazadores se cansen, los liberare del sueño - dije mirando a la luna.

La misma brilló con intensidad y después se calmó.

Había aceptado el trato.

Cada vez que un cazador no pudiera soportar el sueño, él se uniría a la cacería y lo liberaría de esta pesadilla.


Fear the old bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora