Gehrnam

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¿Había escuchado bien? ¿Esta chica era la hermana de la reina Analice?

Cuando Laurence volvió a su estudio y Ludwig  se preparaba para salir, era mi oportunidad para hablar a solas con ella:

- ¿Maria verdad? - dije para llamar su atención.

- Correcto - dijo simplemente.

Comenzamos a caminar por los pasillos de la iglesia.

- ¿Qué necesitas? - preguntó ella.

- No, no, solo iba al taller - dije.

- Oh, eres el encargado del taller - respondió.

¡Bingo! Podía hablar más cómodo mientras trabajaba:

- Gehrnam - dije sacándome el sombrero de la cabeza.

Caminamos hasta llegar al taller y le comenté que tenía que trabajar en unas armas. Para mi sorpresa, ella agarró una barra de hierro y empezó a calentarla para forjar.

- ¿Sabes de herrería? - pregunté curioso.

- Herrería, carpintería, costura y algo de mecánica - dijo enumerando con los dedos.

- No pensé que la princesa de Cainhurst  supiera tanto - solté.

Me arrepentí al instante, una daga que había en una mesa lateral ahora estaba clavada a centímetros de mi mano.

- Nunca me relaciones con Analice - fue lo único que dijo y salió del taller.

- Genial - dije dejándome caer en mi silla.

- Te dicen que su familia la torturo y bromeas con eso. Felicidades inútil - dije mirando al techo. 

Traté de seguir trabajando pero, después de arruinarlos dos afilados, decidí que tal vez no era la mejor opción. Así que tomé una de las armas que tenía preparadas, un hacha, y salí de la iglesia, quería volver a mi viejo taller.

Las calles estaban tranquilas, ya habíamos limpiado muchas bestias por la ciudad. Al llegar al taller, destrabé el portón y al abrirlo, cayó una cortina de polvo, me tapé la nariz; cuando el polvo se calmó un poco, decidí entrar. Dentro del taller, todo tenía una capa de polvo por encima, pasé la mano por el escritorio mirando todos los planos que había abandonado cuando nos mudamos a la iglesia. Al abrir los cajones del escritorio comencé a ver mi vida antes de que todo Yharnam se volviera un desastre. Solo habían pasado unos pocos meses de eso y sólo dos semanas de haber abandonado el taller, pero aún así, se sentía extraño ver el lugar tan descuidado. En el último cajón encontré la llave del ático, ese lugar del taller que no visitaba desde hacía años; tal vez era momento de volver a abrirlo...

Tome la llave, caminé hacia la escalera del ático y tuve que hacer bastante fuerza para poder empujar la puerta. Una vez dentro, me sorprendió ver que todo estaba prácticamente intacto: vi un par de fotos de mi familia pero algo acaparó mi atención por completo: el viejo violín que tocaba cuando quise entrar a Byrgenwerth. Me senté en una vieja mesa y me dejé llevar un poco.

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Byrgenwerth parecía gigante y sabía que si me alejaba del resto del coro me perdería.

___ese fue el día que conocí a Laurence____

Mientras tocábamos, él era una de las voces del coro. Mientras cantaba, casi se cae hacia adelante por los nervios pero yo lo sostuve desde la túnica; él continuó cantando como si nada. Durante la ceremonia del colegio, nosotros charlamos un poco para conocernos.

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Esa fue la última vez que toqué el violín, creo que ya perdí el toque. Terminé de revisar algunos cajones y encontré algo bastante interesante: un plano de arma que había hecho a los 15 años,  una guadaña plegable. Sólo necesitaba ajustar los cálculos y podría hacerla realidad.

Con una nueva meta en mente, tomé los planos, el violín y algunas herramientas que había olvidado para regresar a la iglesia.

Fear the old bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora