Capítulo 44

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Despertar es un acercamiento, una salida a la superficie, una comprensión del dolor. Sobre todo, es inesperado.

Wangji pensó que se estaba muriendo allí, cuando se enfrentó a Wen Rouhan. Lo aceptó. Encontrarse todavía en su cuerpo, todavía Lan Wangji, parece incorrecto.

Él es consciente de que está respirando, el aire llenando sus pulmones junto con un dolor punzante que cambia, pero no se calma, mientras exhala. Está acostado, con los ojos abiertos, pero con sólo unos borrones tenues, y siente como si cada parte de él se estuviera abriendo.

Una presión fría en su muñeca le dice que no está solo, y solo entonces registra ruido. Voces. Voces que conoce.

-¿Qué le hizo? ¿Le dolió? ¿Le hice daño?

Hermano. Ese es Hermano. Hermano no debería estar aquí.

-¿Puede oírnos?

Wei Ying. ¿Por qué está Wei Ying aquí? Se suponía que Wangji terminaría la guerra para que Wei Ying no tuviera que hacerlo, para que Wei Ying pudiera mantenerse lejos de Wen Rouhan y de cualquier demostración del poder del Sello del Tigre Estigio. ¿Ha fallado tanto?

Parpadea, tratando de aclarar su visión, y siente que la mano abandona su muñeca.

-Lan Wangji,- dice Wen Qing, -¿puedes oírme? ¿Tus ojos te molestan?

Moverse envía un rayo de dolor a través de su sien, pero logra un pequeño asentimiento. Que Wen Qing esté aquí tiene sentido, al menos.

-Quédate quieto,- dice ella.

Se estremece cuando algo frío y húmedo presiona sus ojos, y se regaña a sí mismo hasta quedarse quieto. Cuando la tela es removida, puede distinguir el dosel de la cama encima de él, aunque todavía está brumoso.

-Gracias,- murmura o intenta.

En contraste con las agudas y ardientes fracturas en su interior, su entorno se siente pesado y helado, como un lago gélido, y sabe que no tiene la energía para moverse a través de él.

El movimiento a su derecha no lo asusta exactamente, pero es desagradable, no saber qué o quién está a su alrededor. Gira la cabeza lentamente hacia los lados y encuentra a Hermano arrodillado junto a la cama, la mezcla de preocupación y esperanza se ve claramente.

-Wangji,- dice Hermano, alcanzando la mano derecha de Wangji y envolviéndola con sus propios dedos largos, -¿cómo te sientes?

Cuando Wangji no encuentra palabras para comenzar a explicar eso, Hermano mira hacia arriba y hacia Wangji con el ceño fruncido.

-¿Qué le acabo de hacer?,- Pregunta. -¿Por qué se ha despertado?

-Casi tan pronto como comenzaste a infundir tu energía espiritual, Lan Wangji mostró signos de angustia,- dice Wen Qing con firmeza. -No sé si estaba sintiendo tu energía espiritual o si tiene algo que ver con la marca, pero empezó a tener un ataque. Parecía más prudente parar.

¿Un ataque? Wangji no recuerda eso. Debe haberse detenido antes de que se volviera consciente. Se volvería y le haría preguntas a Wen Qing, pero el dolor y el cansancio le pesaban y todo lo que podía hacer era mirar a Hermano y escuchar.

-¿Un ataque?,- Pregunta su hermano. -Wangji nunca ha sufrido convulsiones.

-Se detuvo tan pronto como soltaste el hierro de marcar.- Wen Qing suena tranquila, pero hay una capa subyacente de frustración. -Por lo que puedo decir, la única diferencia que ha hecho en su condición es que está despierto.

-¿Sabe dónde y cuándo está?,- Pregunta su hermano.

La frustración en la voz de Wen Qing es más fuerte cuando responde.

La guerra de Lan YuanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora