Solo quería enamorarse profundamente y ser correspondida, vivir ese gran sentimiento como sus padres quienes desde muy jóvenes se conocieron en los campos de su villa, sin nadie que se interpusiera en sus sentimientos para formar una familia, eso e...
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El sonido de la leña quemándose la tranquilizaba, después de todo estaba en un lugar seguro, se arropo con la manta cubriéndose la cabeza, la mujer que la acogió era muy buena, la cuido por tres días seguidos, estando al pendiente de ella, constantemente cambiaba los vendajes, procuraba que se alimentara bien, parecía su madre.
—Madre. -Susurro con tristeza, hasta ese momento habían pasados tres años desde que habían salido de su hogar, un año desde que decidió seguir a Naruto y tres meses desde que lo vió en aquel baile.
—Veo que al fin despiertas, es bueno saber que estas mejor.
—S-si, muchas gracias, de verdad no se como agradecérselo.
—Descuida, no tienes nada que agradecer, después de todo me viene bien algo de compañía.
—¿Vive sola?
—Si, pero estoy bien tengo toda la compañía que necesito, toma tu comida Hinata, esta caliente,
—¿Cómo sabe mi nombre?
—Tu me lo dijiste. -Hinata no recordaba habérselo dado, decidió ignorarlo, acomodo el plato en una silla, —Tal vez no lo recuerdas, anda come que se enfría.
Su estancia en esa casa era grata, estaba agradecida, había salido de ese infierno, sus heridas estaban sanando, cada mañana al salir el sol salía a fuera para poder ver el cielo azul, verlo le reconfortaba ya que pensaba en su amado, a pesar de sus des fortunios siempre pedía por el, quería que estuviera bien, que nada malo le pasara, en su inocencia seguía enamorada de el, él era su razón para seguir adelante, se mantenía fiel a su amor, también se preguntaba como estarían Ino y Amaru.
—¿En qué tanto piensas?
—En mis amigas.
—Deben de estar bien. -Menciona aquella mujer mientras termina de cambiar sus vendajes como cada mañana. —Debes ser paciente, ya terminé, porque no me ayudas con las zanahorias, lávalas en lo que voy por repollo.
—Puedo hacer la sopa si quiere.
—¿A caso ya te sientes mejor?
—Si
—Bueno en ese caso...anda.
Quería ser agradecida, pronto estaría bien y no tendría que seguir bajo sus cuidados, tendría que reanudar su camino, se sintió triste cuando pensó en ella, no tenia a nadie, y parecía muy feliz con su presencia, una noche en la cena se dio cuenta de algo extraño, cuando había intentado darle su tazón vió que sus manos eran lisas como las de una joven.