La Octava Maravilla Del Mundo

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Pov Inés
Era el tercer día en Roma y yo no sabía cómo sentirme. La nostalgia me había invadido desde que paso lo de Camila y a decir verdad, esos sentimientos no eran nada nuevo.
El día de hoy asistiría a una cena benéfica, no me sentía nerviosa, pero si un poco ansiosa.
Me estire un poco en la cama, me levante y abrí las puertas del balcón. Salí a fumarme un cigarrillo, en cuanto termine, me adentre nuevamente a la habitación.
Me puse unas pantuflas y me dirigí a la recamara de Luz, toque la puerta y espere a que me abriera.
En cuanto lo hizo, su mirada cayó en mis piernas, ya que llevaba una camisa que me llegaba a la mitad de ellas.

-Buenos días Luz. - hable con naturalidad

-bu... Buenos días. - carraspeo tratando de no sonrojarse, cosa que no consiguió

-venía a avisarte que el día de hoy iremos a una cena, así que ponte ropa cómoda, iremos de compras. - le regale una sonrisa pequeña

Ella asintió

-¿algo más?. - preguntó con cara dudosa

-es todo lo que quería decirte, no tardes. Te veo en recepción

Como era costumbre, la dejé ahí y me adentre a mi habitación, cambié mi ropa, cepille un poco mi cabello y me coloque una gorra. No tenía muchas ganas de arreglarme en ese momento.
Tome el elevador y vi a Luz corriendo para alcanzarlo, así que lo detuve.
La ojiazul estaba agitada y yo estaba divertida con la situación, Luz era muy torpe y eso me gustaba.

-pensé que no detendría el elevador. - habló formal y yo frunci el ceño

-no soy tan descortés. Ammm creí que ya habíamos roto las formalidades

Luz suspiro por lo bajo

-lo siento, no me acostumbro

-vale

Llegamos a la planta baja y le pedí al personal que pusieran a mi disposición un automóvil. Lo hicieron, me dieron las llaves y nos adentramos a aquel auto negro. Puse en google maps alguna tienda gucci que se encontrara cerca y había una que quedaba a quince minutos de donde nos encontrábamos. Partí rumbo a la tienda.

-puedes poner música si quieres. - le indique a Luz y prendí el auto estéreo

Ella asintió y sacó su celular para conectar el bluetooth. Una canción conocida comenzó a sonar y por un momento quise cerrar los ojos, pero era obvio que no podía, estaba conduciendo

-Everybody loves the things you do. - canto mirándome de reojo -From the way you talk, To the way you move

-Everybody here is watching you. - continúe la letra y la mire por un momento, estábamos en un semaforo en rojo -Cause you feel like home

Sentí mi corazón latir de prisa y agradecí al cielo que por fin podia avanzar. Luz no volvió a cantar, el auto estaba en silencio o casi, lo único que nos acompañaba era la música. La pelinegra movia su pierna de manera nerviosa y ese acto me causó ansiedad, pero yo era maestra en el arte de ocultar emociones.
Llegamos a la tienda y ambas bajamos de auto, veía su nerviosismo y supuse que jamás había comprado en esta tienda

-deja tu ansiedad aún lado, solo es ropa.

-nunca he venido a alguna tienda con este prestigio, además es muy cara la ropa de aquí, no tengo con que pagarlo, todo mi sueldo lo he gastado y...

No la deje terminar, alce mi mano en señal de que guardará silencio, ella conocía mis expresiones, así que se quedó callada

-no te dije que tu comprarías algo, yo te comprare la ropa que quieras, tendremos que asistir a muchas cenas en estas semanas que estaremos aquí, incluso habrán fiestas a las que estamos invitadas, bueno estoy invitada, pero tu vienes conmigo. - me encogi de hombros

CUANDO ME ALCANCE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora