Libertad

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—¿te imaginas como sería volar?. — la menor pregunto mientras Inés conducía

—mi imaginación se ha agotado, cariño, pero tu imaginalo por mi

La ejecutiva llevaba dos semanas y media fuera de aquel hospital, podía caminar con normalidad y aunque su mano aún seguía herida y tenía unos cuantos rasguños, trabajaba igual que antes

—¿a donde vamos?. — la menor rompió el silencio

—a ningún lado, sólo estoy conduciendo estúpidamente

—no seas payasa

—iremos al panteón de agripa

Luz abrió los ojos con exageración

—¿que?

—el panteón de agripa es un antiguo templo romano, está muy bien conservado, actualmente es una iglesia. Además su arquitectura es una de las obras maestras más impresionantes. Debes de conocerlo

—por lo que veo tu ya lo conoces

—claro, Mi Luz, he venido muchas veces a este sitio

—¿y por que quieres que lo conozca?

—¿por qué no querría que lo hicieras?

—no lo sé

—un poco de cultura general no le viene mal a nadie. — rio —además de que podríamos tomarnos fotografías muy chulas, ojalá no te quieran robar

Ahora fue Luz quien rio

—¿por qué harían algo así?

—por qué eres una obra de arte

Inés siguió conduciendo hasta que llegaron al dichoso lugar. Luz, veía todo con admiración, era como una niña pequeña entrando a una jugueteria.
El guía iba explicándoles un poco sobre la historia de aquel lugar e Inés se sintió orgullosa al saber que había dado con el sitio adecuado para hacer lo que tenía pensado desde hacía semanas

—me gusta este lugar. — confesó Luz en un susurro para no distraer a los demás turistas

—me alegra que te guste, cariño

—pero necesito ir al sanitario. — sonrió traviesa —y también respirar un poco de aire fresco, el tumulto de personas me sofoca

—vale, pues hay que irnos. — sonrió forzadamente Inés y salieron del lugar como pudieron

Cuando Luz entró al sanitario, la ejecutiva trató de tomar aire y calmarse, ¿Quien lo diría, no?, después de tantos años sin sentir, llegó alguien que hizo que se sintiera como una adolescente hormonada

—ufff por fin. — habló con alivio la ojiazul

—si, por fin

Inés tomo la mano de Luz y la guió hacia un lugar más solitario, además el atardecer de fondo le había dado puntos a la mayor

—te noto nerviosa

—estoy nerviosa. — seco sus sudorosas manos en sus jeans —se que he sido una mierda y se también que este discurso te lo he dado ya miles de veces, pero siento que  estamos destinadas a estar juntas, aunque bueno ya sabes que no creo en el destino. Desde que te conocí me atrapaste, nunca lo acepte en voz alta, pero tu esencia es tan pura, Mi Luz, que es imposible que alguien no se fije en ti. Has sido un dolor de cabeza y se que tenemos que conocernos por mucho tiempo más, pero quiero... —carraspeo —¿puedo ser tu novia?

Luz se carcajeo e Inés la miró con el ceño fruncido, pero con una sonrisa

—¿no se supone que debes preguntar que si quiero ser tu novia?

CUANDO ME ALCANCE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora