CAPÍTULO 15

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Mis ojos se estaban cerrando solos, sentía los párpados tan pesados... el sonido de una alegre conversación parecía lejano, aunque sabía que se estaba dando en aquella mesa de estudio, sabía que ellas hablaban conmigo, pero no lograba escucharlas. En aquel momento la calidez qué brindaba la luz del crepúsculo entrando por las enormes ventanas de la biblioteca, parecían arrullarme y yo solo quería dormir, necesitaba hacerlo...

– ¡Magnus! –Llamó Isabelle con su tono de voz teñido de impaciencia. Yo la miré sintiéndome grogui, antes de recostar mi frente en el libro que supuestamente estudiaba; Isabelle me golpeó con el suyo–. ¡Magnus, responde! ¿No has aprendido nada en las clases de etiqueta?

Claro que lo había hecho, pero en aquel momento me sentía demasiado agotado, por lo cual solo pude quejarme.

–Isabelle, no es necesario recurrir a la violencia –refunfuñé–. Además... –pensé antes de hablar, teniendo en cuenta que la chica volvería a golpearme con su libro–. No escuché lo que dijiste –y por supuesto, yo tenía razón, Isabelle me golpeó.

–Izzy, Magnus tiene razón, no escuchará mejor si lo golpeas –reprendió cariñosamente Clary, mirándome avergonzada; Isabelle ignoró a la chica.

–Te pregunté qué utilizarás en el baile, ya sé que no es tan importante como el de invierno, pero es el aniversario de la academia, todos esperan que vengas y... –la chica se interrumpió al ver mi ceño profundamente fruncido–. ¿Qué?

–Isabelle –hablé con fingida paciencia–. Yo enserio espero que tú estés bromeando.

– ¿Qué? ¿Por qué? –Preguntó, y en realidad pareció no entender a que me refería.

–Magnus... –comenzó Clary, como advirtiéndome que fuera sensible con Isabelle.

Quise gritarle, pero inmediatamente entendí porque actuaba de tal forma. Habían pasado casi tres meses después de aquel fatídico día; nada había empeorado, pero tampoco había evoluciones. Hodge aún se negaba a hablar, Valentine no había atacado, a pesar de haber liberado a Ash, quién se encontraba gustoso de estar en Idris... ¿y Alec? En él tampoco había evoluciones, a pesar de que los médicos nos habían asegurado que su cerebro ya estaba en perfectas condiciones... parecía como si no quisiera despertar jamás.

Entendí el por qué Isabelle quería algo de normalidad, aunque fuera solo por una noche, ¿quién era yo para negarle eso? Al fin y al cabo, yo no era el único que sufría.

–Bien, tú ganas –musité soltando una risita, esperaba que no sonara tan falsa como la sentía–. No sé que llevar, pero sé que mi hada madrina me ayudará con eso, ¿o no?

Isabelle y Clary me lanzaron una mirada llena de agradecimiento, antes de que la pelinegra asintiera.

–Por supuesto que sí, mi dulce princesa –respondió casi emocionada–. Sé que aún faltan dos semanas, pero ya ordené que te hicieran algunos trajes para que escojas.

– ¿Brillantes y coloridos? –Pregunté divertido y Clary ahogó una risita; el momento casi se sintió correcto.

–Con purpurina, muy... Magnus –me aseguró; la miré con cariño antes de estirarme como si fuera un gato y cerrar mi libro de historia.

–No puedo más, estoy agotado.

–Duerme un poco –aconsejó Clary.

–Por favor Magnus –apoyó Isabelle–. Esta noche tenemos...

–Sí, lo sé... otra vez, ¿creen que hoy sí funcione? –Inquirí e Isabelle suspiró pesadamente mientras me imitaba y cerraba su libro.

–No lo sé... Magnus, llevamos tres meses intentándolo y simplemente no quiere hablar.

You will not get me (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora