CAPÍTULO 13

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– ¡ALEXANDER! –Llegué gritando a la salida de la academia, justo cuando los paramédicos cargaban a mi novio en la camilla, metiéndolo en la ambulancia.

–Magnus no, es mejor que te quedes aquí con nosotros –casi ordenó Jem tomándome en brazos.

– ¡NO, YO ME VOY CON ÉL! –Grité removiéndome, intentando zafarme de su agarre.

–Magnus, estás más seguro aquí...

– ¿Y SI SE TRATARA DE WILL? –Espeté furioso–. ¡INCLUSO SI ESTUVIERAS EN PELIGRO! ¿PREFERIRÍAS TU SEGURIDAD A ESTAR JUNTO A ÉL?

Jace, que en aquel momento estaba hablando con los paramédicos, se giró bruscamente hacia nosotros y nos miró con enorme sorpresa.

– ¿Qué? Magnus, no es igual, te entiendo, pero poner como ejemplo la amistad de Jem y Will... ellos son solo amigos, ¿verdad Jem? –Preguntó el rubio, pero cuando el director no respondió, Jace lo miró con gran intensidad–. ¿Verdad, James?

Todos en aquel instante se quedaron en silencio, y aun con culpa por haber soltado aquella bomba, aproveché la distracción de Jem para escapar y correr hacia la ambulancia, los paramédicos intentaron detenerme, pero fue Will quien intercedió.

–Déjenlo ir –Will me miró con evidente molestia–. Porque si se tratara de Jem, nadie me impediría estar junto a él en un momento así.

Apenas pude percibir la mirada furibunda que Jace le dio a su hermano, antes de entrar en la ambulancia y que las puertas se cerraran.

Claramente me sentía terrible, porque como siempre, me había dejado llevar por mis sentimientos y había hablado sin pensar. Era un derecho solo de Jem y Will contarle a Jace lo que se traían entre ellos, y yo había violado ese derecho, pero no tenía cabeza para sentirme culpable... o al menos no por ello, porque me sentía como la peor persona por no haber estado en la biblioteca para proteger a mi novio, y ahora su vida estaba en riesgo.

Tomando la mano de Alec entre las mías, la acuné antes de besarla. Mi dulce Garbancito, se había puesto en riesgo para capturar a Hodge. ¡Maldito Hodge! ¿Cómo había podido hacernos esto? Aún recordaba el día que lo conocí, aquellas palabras que me habían llenado de aliento en mi primer día en Idris.

«No me veas solo como un maestro, también mírame como un amigo en el que puedes confiar», había dicho aquel traidor, y ahora el amor de mi vida estaba en riesgo de morir por su culpa.

Nunca antes había sentido tanto odio por alguien, como el que sentía por Hodge en aquel momento. Quería matarlo, pero no podía pensar así, porque entonces sería tan sucio como él, y aquello era lo último que deseaba.

El viaje hacia el hospital más cercano se me había hecho infinito, parecía que jamás acabaría, y odiaba aquello. Necesitaba que mi Garbancito estuviera a salvo. Una vez llegamos al hospital, mi mayor tortura fue separarme de él cuando lo llevaron al quirófano. No pasó mucho tiempo antes de que Jace e Isabelle llegaran al lugar; Clary y Simon los acompañaban.

– ¿Cómo sigue? –Preguntó Isabelle con voz rota, tendiéndome un vaso de café bien cargado; yo lo tomé mientras negaba.

–Sin noticias –respondí desanimado mientras me dejaba abrazar por Clary.

–Él estará bien –aseguró la pelirroja, aunque no sonaba para nada convencida.

–Claro que lo estará –apoyó Simon, y aunque sonaba más animado, aún la duda invadía su voz–. Es Alec de quien estamos hablando, la persona más testaruda y fuerte que conozco. Saldrá bien librado de esto.

You will not get me (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora