Capítulo 36《Penúltimo capítulo》

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(Liam)

Cuando llegamos al hospital nos acercamos corriendo al mostrador de recepción.

-Hola buenos días, me han llamado diciendo que mi hija está aquí ingresada

-¿Me puede decir su nombre? -Me dijo la mujer mayor al otro lado del mostrador

-Liam Payne

-Su hija es Diana Payne, ¿verdad?

-Sí, ¿está bien? -pregunté desesperado por tanto trámite

-Ahora mismo le informará el doctor -Dijo la mujer antes de alejarse de nosotros

-Liam, dime que todo va a estar bien -me dijo Irene

-Todo estará bien -le contesté y la abracé

En ese momento, Niall, Theo y Harry aparecen corriendo por la puerta.

-¿Cómo está? -preguntó Theo nada más llegar a nosotros

-Aún no sabemos nada, tenemos que hablar con el médico -dijo Irene sin separarse de mí

-Vosotros dos... ¿lo habeis arreglado? - preguntó Niall algo confuso

-Sí -contestamos los dos mirándonos.

Podía notar la sonrisa de felicidad de Harry, para él era muy duro que una familia se rompiera por su culpa.

-¿Familia de Diana Payne? -preguntó un señor de bata blanca acercándose a nosotros

-Sí, nosotros - contesté

-¿Ustedes son los padres? -nos preguntó a Irene y a mí

-Sí -respondió esta vez ella

-¿Pueden acompañarme?

-¿Cómo está Diana? -le preguntó el chico desesperado

-No te preocupes Theo, todo estará bien - le dijo Irene para tranquilizarlo

Los dos nos alejamos con el médico y nos metimos por los pasillos de las habitaciones. Los hospitales son muy tristes, miles de habitaciones, miles de enfermos, miles de familiares desesperados sin poder hacer nada para ayudar.

-Miren, no les voy a mentir sobre la situación de su hija. Está ingresada en la UCI muy grave. -irene y yo nos miramos al instante. -Llegó con el pulso muy bajo, sufría hipotermia y tenía una gran herida en la cabeza.

-Dios mío... -dijo Irene tapándose la boca

-¿Dónde la encontraron? -pregunté todo lo sereno que pude, tengo que ser fuerte

-Tras unos matorrales en Hyde Park. Luego hablará la policía con ustedes sobre el posible agresor.

-¿Podemos pasar? -preguntó Irene mirando la puerta tras la que, seguro, que nos llevamos una decepción.

-Adelante -nos dijo el médico.

Irene abrió la puerta y entró con paso dudoso. El sonido de las máquinas podía oírse desde fuera. Cuando puse un pie dentro, el mismo aire frío de aquella vez me golpeó en la cara. La imagen era exactamente la misma y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al pensar que esto ya lo he vivido y, lo peor de todo, que se cómo acaba.

-Diana... -dijo Irene acercándose a ella y acariciando su cabello mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Se acercó a ella y le dio un beso en la frente -Todo esto es culpa mía... todo por mi culpa... -Exactamente esas fueron las palabras que salieron de mi boca en mi sueño.

No me atrevo ni a acercarme a ella, no quiero verla así otra vez. Tengo la imagen demasiado lúcida en mi mente como para verlo en persona de nuevo.

-Voy a avisar a Niall y los demás de dónde estamos - le digo acercándome a ella y acariciando su espalda

Ni siquiera me responde, tan solo asiente. Salí de la habitación y me acerqué a la recepción de nuevo. El hospital es grande y puede resultar fácil perderse, pero no cuando lo has recorrido cuarenta mil veces, sea en la realidad o en un sueño. Cuando llegué a la recepción, Niall, Theo y Harry estaban sentados en las sillas de la sala de espera. En cuanto que Harry me vio, avisó a los otros dos. En seguida los tres se levantaron y salieron a mi encuentro.

-¿Cómo está? ¿Está bien? -me preguntó Harry

No le contesté, simplemente negue con la cabeza. Nunca he sido capaz de dar malas noticias a la gente, es superior a mí.

-Pero... pero se va a poner bien, ¿verda? -me preguntó Theo

-Sí, estoy seguro -dije con lágrimas en los ojos -Os llevo a la habitación si quereis para que la veais

Los tres asintieron y nos fuimos a la habitación. Parecían aterrorizados mientras caminaban por los pasillos. Cuando llegamos, Irene abrazó a Harry y me obligué a mi mismo a apartar la mirada para evitar que mi ira y mis celos se apoderaran de mí. Irene salió y se acercó a mí.

-¿Estás bien? -le pregunté colocando mis manos sobre su rostro

-No

-¿Necesitas algo?

-A Diana

A ese tipo de cosas no sabes qué responder, tan solo la abracé y ella se aferró a mi como si fuese lo único que le queda y en verdad, así es. Coloqué mi barbilla en su cabeza y miré a Diana a través de la ventana de la habitación.

Esta vez no se me va a ir, no lo voy a permitir.

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