𝓽𝓪𝓼𝓽𝓮 𝓸𝓯 𝓵𝓸𝓿𝓮 || MINSUNG

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Con tan solo 23 años, Lee Minho había logrado un sinfín de cosas. Ser reconocido internacionalmente como uno de los mejores chefs, por ejemplo. Y es que era aclamado por su mano y por sus platos, tanto así, que los mejores restaurantes de Corea del Sur se peleaban el poder trabajar con ellos. Su forma de trabajo, el orden y la gracia con la que lograba preparar incluso los platillos más complejos, dejaba al público anonadado.

Se había graduado con honores de una de las escuelas gastronómicas más prestigiosas de Corea, y desde ese entonces no dejó de cosechar triunfos y medallas que colgaba orgullosamente en una de las paredes de su millonario departamento que daba una vista preciosa a una parte del río Han.

Minho era un fanático del orden, se encargaba de aplicar el mise en place* no solo en la cocina sino que en toda su vida, y era firme con eso.

Han Jisung, por otro lado, era el polo opuesto. No le apasionaba nada más que su música y sus videojuegos. Con tan solo 22 años, no había logrado más que cosechar desdichas para su familia, o eso era lo que le hacían saber sus padres cada que tenían la oportunidad. Y es que no podían apoyar que su hijo persiguiera el camino de la música. El heredero de una de las familias más importantes en Seoul no podía simplemente tirar años de estudio y la cantidad exorbitante de dinero que sus padres habían invertido en él a la basura por un simple sueño infantil. Desanimado, Jisung decidió entrar a la Escuela Gastronómica de Seoul, donde descubrió que cocinar no era tan malo como pensaba, y que existían otras comidas aparte del ramen instantáneo. Así que era un respiro tanto para él como para sus padres.

Sin embargo, Jisung no contaba para nada con el hecho de que tenía que poner a prueba sus conocimientos para poder aprobar el curso y poder recibirse de chef. Le desalentaba el tener que trabajar para alguien y no al revés. Se había acostumbrado a que la gente simplemente acatara sus ordenes, no él a acatar las de los demás. Desanimado, tuvo que aceptar la ayuda de sus padres, quienes afortunadamente lograron encontrarle un cupo para poder realizar su práctica sin problemas.

El Restaurant Miracolo, fundado por uno de los amigos más cercanos de los Han, quedaba tan solo a 30 minutos del departamento donde se estaba quedando Jisung mientras completaba sus estudios gastronómicos, trabajaría ahí el resto del semestre para poder aprobar el año y obtener el maldito título que tantos dolores de cabeza la había dado.

—¿Entonces tendrás que levantarte como a las 5 am para poder ir al turno de mañana? —preguntó Felix, dándole un mordisco a su trozo de pizza.

Se encontraban en el departamento de Jisung, junto con Hyunjin y Seungmin, disfrutando del último día de libertad de su amigo. Todos se conocían desde que eran pequeños, pero su lazo con Felix era más profundo, se conocían prácticamente desde que estaban en el útero de sus respectivas mamás. Estaban destinados a ser los mejores amigos, y con la llegada de Hyunjin y Seungmin a sus vidas, habían formado el cuarteto inseparable, algo así como los míticos F4, solo que mucho más amables... y para nada violentos.

Hyunjin rodó los ojos, lo que no pasó desapercibido por nadie en la sala.

—Supongo que sí —hizo una mueca el castaño, mirando fijamente a Hyunjin. Jisung era menor que él, por lo que su opinión siempre le pesaba más—. ¿Todo bien, Hyun? —preguntó con cierto temor el menor.

—Sabes que no, Jisungie —lo miró serio—. No estoy de acuerdo con lo que estás haciendo con tu vida, si amas hacer música, debes ir a por ello. Se te va ir la vida haciendo algo que no quieres, ¡por el amor de Dios! —bufó.

Seungmin asintió en silencio.

Tenían razón. Muchas veces se cuestionó por qué realmente hacía eso, y aunque la respuesta era obvia, a veces le parecía que no. Sentía más bien que era un castigo. Sin embargo, no podía decírselo a sus amigos, le daba vergüenza el tener que admitir frente a ellos que tuvo que entrar simplemente porque si no hacía algo, sus papás lo mandarían a Japón a vivir con su tío Jin. Y Dios sabía lo complicado que era su tío Jin, seguramente lo hubiera puesto a trabajar diciendo que tenía que "enderezarlo".