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Jisung se estiró en la cama con algo de esfuerzo. Su cabeza le dolía como la mierda. Había perdido la cuenta de cuánto habían bebido la noche anterior, y solo fue consciente de que Minho lo había llevado a su habitación para que se durmiera, procurando cuidar de él.

Por su parte, el pelinegro había dejado de beber cuando notó lo ebrio que se estaba poniendo su novato. Debía cuidarlo, y no es como si aquello significara un gran problema para él, al contrario. Adoraba verlo ebrio, le parecía tierna la forma en la que arrastraba las palabras para intentar probablemente mandarlo al demonio.

—Vamos, Hannie, tenemos que dormir, estás muy ebrio. —le había dicho bajito.

Estaban todos durmiendo en sus puestos, menos él. La película estaba pausada, casi en el final, pero Sung se rehusaba a ir a acostarse.

—N-no... No —se negó—. No me vas a sesucir. —lo apuntó con su dedo. ¿Sesucir había dicho? Minho hizo un esfuerzo por no reír.

El novato había comenzado a balbucear un par de cosas, de las cuales Lee solo pudo entender unas pocas. Había dicho algo de San, y para su mala suerte también había mencionado a Seonghwa, pero rápidamente había cambiado el tema para hablar de cómo el chef lo sesucía constantemente con su cuerpo y su forma de ser. Y joder, mentiría si no dijera que era algo que le subía el ego. Sabía que su novato estaba en un mal estado, pero aún así, no se explicaba cómo era capaz de hacerlo hervir y desearlo aún con sus cachetes rojizos, y sus ojos brillando de una forma inexplicable.

Con mucho esfuerzo lo recostó en la cama y se dedicó a cambiarle la ropa, mientras el castaño solo decía cosas obscenas.

—Jisung, por favor... —rogó, al borde del colapso.

Y es que no sabía si podría aguantarlo, no por el hecho de tenerlo en su cama, sino por la cantidad de veces que le decía que quería follar, y que llevaba soñando hace un par de días con que eso sucediera.

Le costó trabajo y un esfuerzo sobre humano el poder alejarse de él, pero cuando lo hizo, notó como lágrimas caían por sus ojos, que permanecían cerrados. Minho suspiró, comenzando a entender la clase de ebrio que era Han Jisung. Literalmente pasaba por todas las etapas de la ebriedad, sin saltarse una sola.

—¿Por qué lloras, Ji? —se acostó a su lado, atrayéndolo a su pecho. Sintió como los brazos del castaño lo aprisionaban—. Estoy aquí, puedes estar tranquilo —murmuró sobre el cabello del chico.

—Pero... te irás... a F-francia —sollozó—, con S-seonghwa, y quizá q-que pasa-rá —para esos momentos, Jisung estaba hecho un desastre. Todas sus inseguridades estaban saliendo a flote, y ni siquiera estaba siendo consciente de ello—. S-si vas a engañarme, po-porfavor n-no me lo digas. —pidió, dejando a Minho de una pieza.

—No voy a engañarte, Sunggie. ¿Por qué lo haría? —preguntó, con una paciencia que no tenía idea de dónde había sacado. Si hubiera sido otra persona, Minho estaba seguro de que lo habría mandado a la mierda, y lo habría tratado de la peor forma, pero era Jisung, su Jisung. Su novato—. ¿Por qué perdería mi tiempo buscando afecto en otras personas si te tengo a ti?

Esperó oír alguna respuesta de su novato, pero minutos después entendió que había caído dormido sobre su pecho. Respiró más tranquilo.

Tendría que hablar con él, definitivamente.

Jisung con suerte lograba recordar un par de cosas de la noche anterior. Se encaminó al baño para poder lavarse la cara y tomar un poco de agua. Sentía que su cabeza lo mataría, y agradeció que fuera Domingo. No podría ir a trabajar en ese estado.

 𝓽𝓪𝓼𝓽𝓮 𝓸𝓯 𝓵𝓸𝓿𝓮 || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora