20

2.4K 364 54
                                    

Afortunadamente, Felix se había ofrecido para ir por el celular de Jisung al día siguiente, así que Jisung no tuvo que preocuparse por algún encuentro de mal gusto. El resto de la semana había pasado demasiado tranquila, hasta la noche del Viernes, cuando después de resistirse y evitar hacer frente a todo lo que sentía durante tanto tiempo, se rompió. Jisung lloró toda la noche en los brazos de Hyunjin. Permitiéndose sentir todo el dolor que venía cargando no solo esa semana, sino que hace meses.

Sus amigos estuvieron para él en todo momento, y no se quedaron tranquilos hasta que Jisung cesó su llanto, asegurándoles que estaba bien y que quería estar solo. A Felix no le pareció la idea, pero tuvo que aceptarlo porque no podía forzar a Jisung a algo que no quería. Así que se retiraron del departamento a eso de las 4 de la madrugada, repitiendole al castaño que llamara por cualquier cosa.

Cuando se retiraron por fin, Jisung se encaminó hacia su cama, sabía que le tomaría un par de horas más poder conciliar el sueño. Tenía mucho en su cabeza, y sabía que esa era una batalla que tenía que librar solo.

Sin embargo, no contaba con que alguien golpeara su puerta a las 9 de la mañana, cuando él recién había logrado conciliar el sueño hacía menos de una hora. Se levantó frustrado.

—Ya voy —anunció. Sabía que sus amigos estaban preocupados, pero nada les costaba volver a verlo más tarde. Estaba irritado, pero sabía que no podía descargarse con sus amigos. Se dijo entonces que abriría la puerta y volvería a la cama, después de todo los chicos seguirían ahí cuando volviera a despertar. Otro par de golpes volvieron a sonar en la puerta—. ¡Ya voy, joder!

Se arregló un poco el cabello, esperando que sus amigos no notaran que había seguido llorando después que se fueron y abrió la puerta con una sonrisa, pero su sonrisa se desvaneció al ver que no se trataba de sus amigos.

De todas las personas en el mundo, no esperaba para nada encontrarse con él en su puerta, observandolo nervioso.

—Min...Minho, ¿Qué haces aquí? —preguntó Jisung, decir que estaba sorprendido quedaba corto.

El chef lo estudió por unos segundos. Notó las ojeras en el rostro del menor y no pudo evitar preguntarse qué era lo que le estaba quitando el sueño.

—Hola, Jisung. —se limitó a decir con una sonrisa sincera.

—¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar el chico, ahora mirandolo con desconfianza—. ¿Cómo supiste dónde vivo? —inquirió. Pero ni siquiera le dio tiempo al chef para que le respondiera, pues la respuesta llegó a su cabeza rápidamente—. Felix.

Minho dio un leve asentimiento.

—¿Puedo entrar o quieres que conversemos aquí afuera? —preguntó con calma.

Un escalofrío recorrió la espalda del novato. Quería saber por qué había llegado a su casa tan temprano, pero a la vez se sentía incómodo con su presencia.

—¿Seonghwa sabe que estás aquí? —preguntó. Minho negó.

—No, y tampoco veo necesario que lo sepa. Él y yo no vamos en serio. —respondió—. En serio, novato, ¿Puedo entrar? —volvió a preguntar.

Jisung se hizo a un lado, consciente de a quién estaba dejando ingresar a su hogar, su lugar seguro.

—Lindo departamento —comentó, mirándolo rápidamente. Soltó una risita—. El mío queda casi en frente al tuyo —se giró a verlo—, del otro lado del río.

No podía hablar en serio...

—¿Bromeas?

—Es verdad, te lo juro. —alzó su dedo meñique, pero el novato ni se inmutó. Bajó su mano y miró hacia el suelo, nervioso—. Jisung, vine a disculparme —confesó—. He sido un idiota contigo, y la mayoría del tiempo no lo merecías.

 𝓽𝓪𝓼𝓽𝓮 𝓸𝓯 𝓵𝓸𝓿𝓮 || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora