𝓽𝓪𝓼𝓽𝓮 𝓸𝓯 𝓵𝓸𝓿𝓮 || MINSUNG

26

Jisung quería esconderse, pero sabía que no podría hacerlo, por lo que se resignó a evitar e ignorar a su amigo cuando lo buscó un par de veces antes del horario de almuerzo.

Había sido más fácil evitar al chef Lee, que había salido a buscarlo apenas Jisung se había retirado de la oficina. Sin embargo, la llegada del señor Shin le impidió poder hablarle al novato. Requería de su presencia afuera, y -tal como sospechaba- se trataba sobre el reemplazo de la sous chef.

Frunció el ceño mientras se acercaba ala mesa que el dueño había reservado. En una de las sillas se encontraba un chico con aspecto demasiado juvenil como para poder ser su segundo en mando. Tenía el cabello de color negro oscuro, y lucía notablemente nervioso.

El chef soltó un suspiro. Claramente el chico estaba ahí por alguna otra razón más que por sus esfuerzos. Miró a Shin con un poco de fastidio.

—Minho, quiero que conozcas a Jeongin —le presentó al chico, que se levantó rápidamente e hizo una reverencia—. Es de la familia de los Yang, y me han pedido que le de empleo por un tiempo —contó. El chef alzó una ceja.

Oh, no de nuevo.

—Es un placer trabajar para usted, Chef Lee. Le prometo que daré mi mejor esfuerzo. —el chico ni siquiera parecía pasar los 20 años de edad. Minho lo fulminó serio.

Miró a su jefe.

—¿Es enserio?

—Minho... —advirtió el señor Shin, pero eso solo logró molestar más al joven chef.

Y es que odiaba de sobremanera que su jefe le saliera con estas sorpresas. Sentía que no pensaba objetivamente en el restaurante, sino que prefería darle el favor a sus amistades, sin temor a los resultados. ¡Eso ya lo había vivido con Jisung! Joder. ¿Qué pasaba si el chico resultaba un fiasco?, ¿Cuanto tiempo iba a tener que aguantarlo?

Negó levemente con la cabeza y miró al chico, que había fijado su vista en el suelo, claramente triste.

—Cómo quiera, jefe, es su restaurante después de todo. —cedió con amargura.

Se quedaron conversando un rato más sobre el trabajo que tendría el chico. Dado que no tenía los estudios universitarios para cocina internacional, por el momento solo podría dedicarse a lavar, limpiar y ordenar, aparte de asistir a sus compañeros si lo necesitaban. Jeongin asintió, dejando ver sus frenillos con la sonrisa que no salía de su rostro. Minho pensó que él mismo se encargaría de borrársela si el tipo resultaba una pérdida de tiempo.

Luego de eso, hablaron un poco más sobre el restaurante, y Minho se relajó cuando el dueño no le preguntó por un reemplazo para la sous chef. Sabía que estaba contra el tiempo, necesitaba encontrar a alguien por su cuenta, de lo contrario Jaeryeong se encargaría de traer a otro niñito de papá a ocupar el puesto, alguien que probablemente ni siquiera estaría preparado para el cargo.

Obviamente, no iban a faltar las preguntas respecto a Jisung y su desempeño, y a regañadientes tuvo que admitir que el chico había sido un acierto.

El Señor Shin se retiró justo cuando los chicos salían a comer antes de abrir sus puertas al público.

—Confío en que lo tratarás bien, Minho. —dijo, sonando más como una advertencia.

Pero la promesa de Minho no valía nada, al menos esa, puesto que apenas entraron a la cocina, Minho se giró a verlo con seriedad.

—Escucha, niño, vas a hacer las cosas, y las vas a hacer bien. No me hagas perder el tiempo ni a mí ni al resto del equipo, ¿Entendido? —la mirada de Minho era amenazante, por lo que Jeongin no pudo evitar encogerse un poco—. Odio a los niñitos mimados, así que vas a cerrar la boca y acatar ordenes, ¿de acuerdo?