Capítulo 20

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Nathaniel.

-¡Ya!, no quiero escuchar más mentiras- yo asentí callado mientras esas palabras hacían eco en mi cabeza, la mire denuevo, con sus suéter angosto y sus jeans flojos, quería abrazarla, pero sabia que aunque no podíamos verla, había una línea imaginaria que nos dividía.

Me quedé a observarla, eso era lo único que podía hacer, porque hablar... eso era por demás, me había quedado claro que no quería escucharme, me preguntaba como es que presumía quererla y amarla, si la traicione y la lastime, no supe amarla, no supe amarte Emily, mi amor por ti fue tan intenso que termine lastimandonos a los dos de una forma sobrehumana.

-Mejor vete- acerco la maleta más a ella- yo intenté ayudarla pero no me dejo.

-Tambien vine a disculparme- agache la mirada por milésima vez

-Esta bien- la mire fijamente, ¿Acaso estaba disculpandome?

-Nunca te lo voy a perdonar, pero esta bien, Robin, ¿Porque no te vas a tu trabajo y me dejas en paz?- eso dolió

Suspire, con la intención de irme y dejarla para no lastimarla más de lo que ya la había lastimado.

-Te amo Emily, aunque no importa cuántas veces lo diga, ya sé que todo se acabó- digo mirándola directamente a los ojos, y note que ambos nos terminamos de romper con eso, sus ojos rompieron en llanto y los míos se cristalizaron- me giré para las escaleras para marcharme.

-¡Robin!- nadie me llamaba así, y me encantaba que ella lo hiciera, sonreí porque sabía que era la última vez que la escucharia decir eso, quería disfrutar del momento.
-Ten, ahora si adiós- me entrego un sobre blanco que saco de la chamarra que estaba recargada en su maleta.

No sabía que decir al respecto, así que no dije nada, asentí y con un nudo inmenso en la garganta me fui.

Había experimentado mucho dolor a lo largo de mi vida, había perdido familiares, mi mejor amigo me habia traicionado... incluso si lo comparo con un dolor físico, una vez una bala me rozó el hombro cuando estaba en los juzgados, pero incluso toda esa mierda que he vívido, jamás se compara a esto... esto es un dolor que quema y es lento y demasiado doloroso, como un enorme moretón que tienes en el pecho y alguien ejerce presión sobre el, sentia que ese día sería el día de mi muerte, y todo porque me enamoré de una chica 17 años menor que yo, es una maldita locura.

Cuando llegue a casa, roto en lágrimas, abrí su carta, tenía los ojos llenos de lágrimas así que respire con calma para dejar de llorar y leer con atención la carta de Emily, me costó un buen rato poder estabilizarme, pero cuando lo logre entonces comencé a leer.

Querido Robin
Por si un día vuelves... quiero que sepas que te amé con todo lo que llevaba por dentro, y que ahora estoy tan vacía, porque te juro que te entregue todo lo que tenía, se que nunca te olvidaré, por más que intente sacarte de mi mente, siempre he aprendido a perdonar a la gente que odio, pero nunca he perdonado a alguien que he amado, supongo que es algo que tengo que aprender, y que debo hacer, pero no ahora.
Por si un día vuelves quiero que me pongas como tu prioridad como yo lo hice contigo, que me ames tal cual soy, que jamás ocultes tus sentimientos por mi, y que me entregues todo, como yo lo hice contigo.
Te amo, siempre lo haré, aunque haya pasado lo que haya pasado, eres lo mejor que me pasó en la vida, fuiste alguien que supo como mostrarme el amor, en su máximo esplendor.
Todo esto es por si un día vuelves.... pero sabes que. Olvida todo lo que dije, y mejor no vuelvas.

Comencé a terminar de leer por quinta vez y empecé a leerla denuevo por sexta vez, esta vez lloré más que la primera vez, había acabado con el corazón de Emily y ella terminó de romper el mío con esto, aunque sabia que eso no era culpa de ella, era la mía.
Tu en un viaje de Nueva York a Canada y yo aquí intentando no matarme con mis propias manos.

Pettle honeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora