Emily Thorne
¿Alguna vez has sentido que te vas a morir?, alguna vez sentiste que te equivocaste tanto que tu mejor castigo era la muerte, había destruido a mi madre y yo me permití que acabaran con mi corazón, no tenía motivación para nada, pero tenía que irme de mi casa, tome una maleta con la ropa y me marché, decidí quedarme en casa de May los pocos días que me quedaría, me trataba bien, y ambas nos apoyamos, esa noche que llegué a casa de May, sentía un profundo vacío en mi interior, pensaba que era una terrible persona, a mi madre no le importo que pasaba conmigo, se perfectamente que no, jamás me llamo ni se preocupo por donde estaba, se tomó muy enserio lo que me dijo.
Habían pasado 3 días, mañana me iría para Canada, ni si quiera tuve valor de contarle todo a mi papá, sentía pena, y mucha vergüenza, sobre todo, estaba destruida, pero no sabía si era por lo de mi madre, o porque la persona que más ame en toda mi vida me había traicionado.
Desayune junto a May, quería que se la pasara bien, ya que en unas horas me marcharía.-¿Puedo ayudarte a empacar?- dice mientras aún tiene algo de cereal con leche en la boca, lo cual me hizo sonreír levemente
-Esta bien, yo puedo hacerlo ahorita- negue sin mirarla y solo remojaba mi cuchara y después la sacaba, no me interesaba comer, May me miró sin decir nada, recogió su plato y lo llevo al lavabo.
-Ire a ayudarte, dejaré que te quedes con tus pensamientos, a este paso el avión te dejará- tenia razón, si me quedaba más tiempo así, terminaría por perder mi avión.
Termine la mitad del cereal, y comencé a empacar junto a May, sabia que estaba triste por eso, no quería que me fuera, para ser sincera ni yo quería irme, pero tenía que hacerlo.Tenia poco equipaje, ya que casi todo se había quedado en casa de mi madre.
Mientras doblaba la ropa y la metía a la maleta, recordaba todo lo que había vivido, mi suéter rosa de cuando mi madre me llevó a cenar, las medias negras que le presté un par de veces a Anna, y ahí estaba, la maldita blusa azul de aque día, ese dia en el que le di todo a Robin, solté un par de lagrimas, de hecho rompí en llanto, May dejo la ropa que tenía en las manos y corrió a abrazarme, no me pidió explicaciones del porque estaba llorando, supongo que de inmediato se dio cuenta.-Nesecito un minuto- digo sollozando, ella sintió, dejó de abrazarme y salió de la habitación, solo podía recordar esos ojos hermosos color azul, los extrañaba, extraba que esos ojos hermosos nunca dejaban de mirarme, suspire, no lo pensé dos veces y comencé a escribirle, una despedida, mientras escribía solo pensaba en lo que fue conocernos y en que de verdad fue alguien importante para mi, que me marco demasiado, la persona que más me amo y más me lastimo, hasta gracioso suena eso.
No pensaba entregarle esto, solo lo hacía para mi, no tenía ninguna motivación para entregarle esto, solo quería expresar mis sentimientos escribiéndole esto, aunque no lo mereciera.
Al terminar May regresó y terminamos de empacar la ropa, irónicamente mis amigos me hicieron una sorpresa de despedida, quería llorar cuando vi que todos estaban reunidos en el aeropuerto para despedirme, había un cartel enorme con mi nombre y Rox sostenía un bonito oso de peluche que era para mi, eso definitivamente me subió el ánimo, cuando caminaba para entrar a la sala, busqué a mi mamá con la mirada, quería despedirme de ella, yo le dejé una nota con fecha y hora, pero fue inútil, no estaba, ¿Porque no me sorprende?.
-¡Emily!- conocía esa voz
No quise voltear, estaba subiendo las escaleras eléctricas con mis amigos detrás de mi, no me giré, hasta que solo escuche como subió las escaleras con demasiada rapidez.
Meti mis manos a mi chamarra, pude sentir el sobre donde había dejado su carta, mi plan era leerla en el avión y solo llorar como tonta, aunque tal vez tenía el presentimiento de un encuentro así.-Permiso- aparto a mis amigos de mi, pero yo continué dándole la espalda.
El me intento tocar y fue ahí cuando me giré, estaba justo frente a la sala del avión, solo tenía que entrar ahí, pero en el fondo, muy en el fondo quería decirle adiós, sentia que si me despedía de él, tal vez lo olvidaría más fácil.
-Los chicos y yo iremos a traerte unas revistas- dijo Tode y yo asentí, me dejaron sola con el, lo cual agradecí, no quería hacer un escena frente a mis amigos.
Me miró a los ojos, denuevo esos ojos azules me observaron, no pude evitar bajar la guardia, eso me dolió tanto que mis ojos se cristalizaron.
-Queria despedirme- intento tomarme de la mano, pero yo lo aleje.
-No tenías que hacerlo- conteste sin mirarlo.
El asintio. -Te traje algo, para que... no me olvides- puso en mis manos un coyar con su nombre grabado, ¿Enserio?.
-No nesecito esto- me lo había dado en la palma de la mano y yo se lo devolví de la misma manera.
-Emily- bajo su mirada y yo no lo deje hablar, no quería escucharlo.
-¡Ya!, ya no quiero mentiras.
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Pettle honey
Teen FictionEmily Thorne, una chica de 17 años, que queda completamente enamorada de su vecino, Nathaniel Robinson, un joven abogado de 35 años, la diferencia de edad de ambos es bastante, pero la química que ambos tienen, se siente a kilómetros, Emily es la de...