veinticuatro.

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Dos semanas. Habían pasado dos semanas desde que comenzamos a salir de forma oficial. Habíamos pasado todos nuestros ratos libres juntos. Después de clases comíamos juntos y por las noches después de que su turno terminaba cenábamos en casa, y los domingos en su casa se habían vuelto constantes.

—¿Puedes creer que ya tengo seis semana aquí? –pregunto dejando de lado el libro que estaba leyendo, aleja su propia copia de "Alicia en el país de las maravillas" que había comprado para leer ya que era mi favorito de sus ojos para poder verme, —seis semanas –repito y sonríe.

—¿Te estás arrepintiendo? –cuestiona burlón y niego a prisa.

—Venir a este lugar ha sido la mejor decisión que he tomado jamás –aseguro, —me gusta la gente de aquí, mis niños son perfectos y...

—¿y...?

—Y mis compañeros de trabajo son agradables, además...

—¿además...? –inquiere ansioso y sonrío.

—Además ahora tengo a Olivia también –su ceño se frunce y comienzo a reír, —y una excelente compañía para comer y un buen compañero de películas y un excelente chef de fines de semana que además luce como si lo hubieren hecho justo para mí –sus ojos brillan, —¿contento? –rueda los ojos y comienza a hacerme cosquillas. Mis gritos y risas logran llamar la atención de Olivia que se encuentra tirada sobre el pasto cerca de la puerta de entrada a la sala pero al notar que solo se trata de nosotros vuelve a recostarse para continuar con su siesta.

—Me ri... me rin.... Me rindo –digo entre risas y entonces las cosquillas se detienen, sus ojos buscan los míos y con sus nudillos acaricia mi mejilla.

—¿Te he dicho lo increíblemente hermosa que eres el día de hoy?

—Sí, justo cuando salí del edificio.

—Tal vez debería hacerlo cada hora –sonríe, —es que Dios.... Eres preciosa ojitos –siento mis mejillas comenzar a calentarse y él ríe, —eres tan peligrosamente atractiva y tan ajena a ello que aún no puedo entenderlo.

—¿Podemos cambiar de tema? –se ríe.

—¿No quieres que hable de lo guapa que eres? Bien, hablemos de lo caliente que es tu risa y de cómo me pones idiota cada que sonríes –el rubor se extiende hasta mis orejas y él se carcajea con ganas, —eres tan adorable –susurra sin dejar de mirarme y hacerme sentir caliente en el interior, y no hablo de una forma sexual, era un calor cómodo y reconfortante.


****


La camioneta de Mason se detiene en el estacionamiento el edificio y se apresura a bajar para abrir la puerta para mí. Toma la caja de viaje en donde está Olivia y mi mano para caminar juntos.

—Voy a acompañarte hasta tu departamento para ayudarte con esto –dice y asiento, —se está poniendo pesada, tal vez deberías reducir su dieta.

—Es un problema que tenemos las dos ahora –digo y me mira como si estuviera loca, ruedo los ojos y cuando entramos al elevador suelto su mano y levanto mi blusa para mostrar la pequeña curva de exceso de piel que sobre sale de mi pantalón —mira, parezco un muffin –suelta una carcajada y lleva sus dedos sobre la piel cerrándolos alrededor cual gancho, —¡deja! –palmeo su mano y se ríe aún más.

—Creo que es adorable –dice y ruedo los ojos.

—Tal vez ahora, pero si no comienzo a cuidarme va a convertirse en un problema –las puertas se abren y caminamos fuera, —desde que comemos fuera todo el tiempo y uso el coche para ir a todos lados mis muslos, caderas y trasero de han puesto más anchos.

—Lo he notado –asiente y el brillo malicioso en sus ojos deja claro que no es una diferencia que considere mala, codeo su estómago duro y después levanto su camisa.

—Por Dios ojitos, al menos espera a que estemos en tu habitación.

—Mírate, tú estás todo lleno de cuatros y yo toda llena de...

—¿Curvas? –interrumpe y sonríe, lleva su mano libre a mi rostro y acaricia mi mejilla con su pulgar, —Creo que luces increíble y me encanta cada curva que construye tu cuerpo, pero si realmente quieres perder algo de peso entonces podemos hacerlo, ¿qué te parece si en lugar de tirarnos todos los días a ver películas salimos juntos a correr? –ofrece y mis ojos se abren.

—¿De verdad?

—Por supuesto –afirma y sonrío ampliamente asintiendo.

—Sí, me encanta la idea.

—Bien, comenzamos mañana entonces –asiento de nuevo. Abro la puerta y el deja libre a Olivia, esta se apresura a su cama tan pronto toca el suelo, deja la caja al lado de la puerta antes de enderezarse y mirarme de nuevo. —Gracias por hoy ojitos –murmura y siento mi pecho acelerarse con emoción.

—No tienes que agradecerme todos los días Mason, me divierto tanto como tú siempre.

—Solo quiero asegurarme de que sabes que no estoy tomándolo por sentado y que valoro todos los momentos que pasamos juntos –dice y sonríe, —me hace sentir tranquilo.

—¿Cómo es que no tuviste novia en los últimos dos años?

—Supongo que te estaba esperando –suspiro y me inclino para besar sus labios. —nos vemos mañana ojitos, ten una linda noche –besa mi frente y después de dar un último apretón en mi mano se gira caminando hacia el elevador.

—¡Conduce con cuidado!

—Siempre.

—¡Llámame cuando estés en casa!

—De acuerdo –sus ojos se posan en mí hasta que las puertas se cierran alejándolo de mi vista.

~~~
Holis again, Nuevo capítulo.
Bye 👋🏻
—N❤️

ENAMÓRATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora