treinta y tres.

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Me remuevo en mi lugar y un gruñido en protesta se escucha, abro los ojos encontrando el rostro relajado de Mason, sus ojos cerrados permitiendo que sus pestañas descansen sobre sus pómulos, sus labios ligeramente abiertos, su barba perfectamente cuidada, desvío mi mirada hacia su pecho aún desnudó subiendo y bajando lentamente con sus respiraciones, sus pectorales marcados al igual que un buen paquete de seis en su abdomen y una línea de bello perdiéndose entre la sábana que para mí mala suerte está cubriendo el resto de su cuerpo. Recuerdos de la noche anterior comienzan a venir a mí y muerdo mi labio sintiendo mis mejillas calentarse.

—Deja de verme así ojitos –la voz gruesa de Mason envía escalofríos por todo mi cuerpo, —duerme, tienes clases en... -revisa el reloj en la mesa de noche a su derecha, —en tres horas –me mira de nuevo, —podemos dormir dos horas más –asiento.

—Podemos –concuerdo, me reacomodo sobre su pecho y con mi dedo comienzo a marcar las líneas naturales de su cuerpo, estas se marcan aún más cuando se tensa bajo mi toque, sonrío y lo vuelvo a ver, —o podemos aprovechar esas dos horas de otra manera –ofrezco y en cuestión de nada me encuentro bajo su pesado cuerpo.

—Acepto –dice con solemnidad haciéndome reír. Se inclina para besarme y aunque comienza siendo suave rápidamente se convierte en una guerra de poder que termina ganando. Sus besos bajan por mi cuello hasta mis pechos, su lengua se encarga de torturarme hasta el punto de tenerme retorciéndome bajo él, sus besos vuelven a bajar justo como la noche anterior pero esta vez no voy a detenerlo, se posiciona entre mis muslos y con sus brazos los separa para obtener una mejor vista, besa, lame y muerde la parte interna de mis muslos acercándose seductoramente y alejándose del verdadero lugar en donde lo necesito y cuando estoy por tomar su rostro y ponerlo justo donde debe ir siento sus dedos separar mis pliegues, sus labios empujan un beso sobre el lugar del que cada vez se esconde menos mi clítoris antes de lamer. La húmeda sensación me hace suspirar, repite la acción, esta vez agregando fuerza y cuando acaricia de forma directa mis caderas se sacuden, sus ojos se elevan encontrándose con los míos y entonces succiona haciéndome enterrar los talones sobre el colchón y morderme el labio para no emitir sonidos.

—¿Así que eso es lo que harás? –lo escucho preguntar con la ceja alzada, —vamos a ver cuándo soportas estar en silencio ojitos –siento el agarre de sus brazos apretarse en mis muslos manteniéndolos abiertos y a mi trasero pegado al colchón, entonces comienza el verdadero ataque. Lamidas, succiones y pequeños mordiscos lanzándome más allá de la cordura alternando sus movimientos de rápidos a lentos, en círculos, en zigzag y de arriba a abajo haciéndome retorcerme bajo él de placer y gemir incontrolablemente, llevándome al borde y después alejándome hasta que me encuentro implorándole que me haga correrme entonces lo hace, y es el orgasmo más arrebatador que he tenido hasta el momento. —Cinco -susurra cuando se endereza, noto a través de la neblina de placer que me mantiene aún mareada su sonrisa arrogante.

—¿ah?

—El tiempo que tardaste en gemir en voz alta –me recuerda y sonrío con orgullo.

—¿Cinco minutos? –se ríe.

—Cinco segundos ojitos –se estira hacia la tira de condones sobre la mesa de noche y toma uno, se enfunda en lo que estaba segura era un tiempo récord y se acomoda entre mis piernas. —¿lista? -asiento a prisa y gimo cuando de una sola estocada lo siento dentro de mí, —sí, yo podría querer hacerte gemir por el resto de mi vida -murmura y sonrío.

—Si es de esta forma ah mmmmmm.... Yo podríaah mmmmmm, estar de acuerdo –concuerdo enseguida. Toma mis piernas y las eleva haciendo que mis rodillas queden a la altura de mis pechos y mis piernas sobre sus hombros —ohhhhhh –gimo ante las sensaciones que este ángulo me permite sentir. Sus caderas comienzan a menearse permitiéndole entrar y salir de mi en un ritmo estable por un par de minutos y entonces comienza a empujar más rápido y más fuerte haciendo que el sonido de su cuerpo chocando contra el mío haga eco por las cuatro paredes.

—¡ooooh! ¡Sí! –asiento mientras aferró mis puños alternando entre las sabanas, las almohadas, mis muslos y sus brazos, —¡oh Dios, Mason! –noto como mi cuerpo comienza a desplazarse y cuando el sonido de madera chocando contra la pared se escucha sé que no soy la única afectada por su fuerza, una risa nace en mi pecho pero sale en forma de gemido cuando siento como la bola de electricidad comienza a crecer dentro de mi, —Mason.... Mason.... Mason..... oh Dios.... Mason.... ¡Maaaason! –siento mi cuerpo entero sacudirse con fuerza, sus empujes logran alargar mi placer hasta que con un gruñido ronco y bajo, seguido de un "Dios, ojitos" él logra correrse también, continúa empujando hasta que logra dejar salir todo y la tensión de su cuerpo desaparece. Sale de mí y me ayuda a colocar mis aún temblorosas y débiles piernas sobre el colchón. Retira el condón y se pone de pie caminado hacia el baño para tirarlo regresando inmediatamente, toma mi cuerpo que aún no logra recuperarse y me deja sobre su pecho.

—¿Mason?

—¿Ojitos?

—El sexo suave es bueno –susurro, —ayer fue mágico y perfecto y no lo habría querido de ninguna otra manera en nuestra primera vez –aseguro.

—Tampoco yo.

—Pero esto... el sexo fuerte, duro y rápido que me quita la capacidad para pesar.... este es mi favorito –lo escucho reír.

—Me alegra escuchar eso ojitos, porque es justo como me gusta –besa mi cabeza y comienza a acariciar mi espalda logrando arrullarme de nuevo.





****


—Ojitos –escucho murmurar a Mason pero no me muevo, aún necesito dormir, —oojitooooos –canturrea pero al ver que no obtiene respuesta decide rendirse. O al menos eso creí. Hasta que sus labios se apoderaron de mi teta derecha.

—¡Basta! –me quejo entre risas y abro los ojos encontrando con sus ojos traviesos brillando felices.

—Los cuentos tenían razón, las princesas si se despiertan después de un beso de amor verdadero –dice divertido.

—¡El beso es en la boca!

—Supongo que fue una mala traducción –dice encogiéndose de hombros y se inclina para besar mis labios.

—Ve a ducharte ojitos, ya traje tu maleta del coche y la puse sobre la mesa, bajaré a preparar el desayuno –asiento y lo atraigo para besarlo una vez más antes de que se marche. Me enderezo y finalmente tengo la oportunidad de mirar alrededor. La habitación es increíblemente amplia, hay una enorme ventana que permite que la luz natural ilumine por completo la el lugar, al pie de la cama hay un baúl, el suelo está cubierto de una alfombra gris, al fondo se encuentra una pantalla gigante y hay tres sillones formando una pequeña sala de estar dentro de la misma habitación, una mesa en donde algunos libros y revistas se encuentran y dos puertas que logran despertar mi curiosidad, pues sé que una es el baño ya que vi a Mason caminar hacia él para tirar los condones en dos ocasiones antes, pero la otra sigue siendo desconocida. Decidida a descubrirlo me pongo de pie y camino desnuda por toda la habitación hasta la segunda puerta, la abro y mis ojos se abren, es un closet, uno enorme y medio vacío. Hay una variedad de jeans, camisas y playeras, algunas chaquetas negras y una sudadera blanca que me hace sonreír, él se burlaba de mis sudaderas de Harvard y aquí estaba él con una de Princeton, hay dos hileras de calzado, tenis, mocasines y un par de botas estilo militar, y una larga cantidad de trajes. Veo gorras, fajos, relojes y algunos cajones en donde se encuentra su ropa interior, todo perfectamente organizado, hay otra puerta dentro de la habitación y cuando la abro me encuentro dentro del baño. Hay una ducha con regadera de techo para dos personas, paredes de cristal y dos hileras de productos de higiene personal, una llena de sus habituales botellas negras y grises y otra llena de mis productos. ¿Cuándo los preparó? Siento mis ojos llenarse de lágrimas y me es imposible contenerlas cuando al continuar con mi exploración descubro que en el lavabo hay un cepillo de dientes extra y un tubo de la pasta que yo utilizo y que mientras sus productos se encuentran del lado izquierdo de este, del lado derecho hay un juego de las cremas que utilizo todos los días, un par de sandalias nuevas de exactamente mi número y una toalla y una bata iguales a las de mi departamento.

Hola, hola mundo de Wattpad 👀 finalmente después de cinco mil años he vuelto, no podía dejar a ojitos y el caliente bombero con una historia inconclusa así que si alguien aún está interesada en saber sobre ellos... bienvenidos a bordo una vez más, esta vez no habrá paradas. 💖
—N

ENAMÓRATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora