veinte.

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Ver y escuchar a Izzy reír debería de ser un requisito establecido para la felicidad del ser humano. Era tan relajante, emocionante e inspirador que resultaba mágico. La forma en que lanzaba su cabeza hacia atrás, sus ojos cerrándose por completo y su carcajada ronca, larga y melodiosa, era simplemente una delicia. Y ni siquiera necesitaba mucho esfuerzo, ojitos era la chica más sencilla del mundo y parecía feliz con todo. Fue por eso que verla tan destrozada me sacó completamente del juego. Había provocado una rabia instantánea cual volcán a punto de hacer erupción que tuve incluso miedo de ello, porque en ese preciso momento me di cuenta de lo dispuesto que me encontraba de hacer pagar a cualquiera que la haya hecho sufrir, me importaba poco que fueran sus padres. Si algún día llegaba a ser presidente de los Estados Unidos me aseguraría de convertir el hacer sufrir a Izzy un delito penal, ¿la pena? Cadena perpetua sin oportunidad de reducción.

—Whoaaa –su exclamación sorprendida me regresa a la realidad, para el desayuno nos había preparado mi receta especial de omelets y tostadas francesas con café y jugo de naranja, este último de galón.

—Te lo dije –digo encogiéndome de hombros, haber crecido sin padres me había orillado a aprender a cocinar y vivir sólo me había ayudado a perfeccionar mis habilidades, —y una vez que pruebes las tostadas francesas vas a enamorarte de mí –aseguro y se ríe.

—Así que... sabes cocinar... y bastante bien en realidad –dice y asiento, —¿hay algo más que se te bien?

—Te dije antes que soy bueno en el fútbol americano ¿verdad? –asiente, —en realidad soy bueno en la mayoría de los deportes, soccer, tenis, básquet –sus ojos se abren, —soy también un buen nadador y un excelente clavadista –agito mis cejas en su dirección y rueda los ojos haciéndome reír. —Cuando era pequeño mis padres solían enviarme a todo tipo de cursos, en verano, fines de semana y entre semana por las tardes, ambos tenían trabajos muy exigentes así que casi no tenían tiempo para estar conmigo y creyeron que mantenerme en actividad y rodeado de otros niños era mejor a que regresara a una casa vacía –su mirada está centrada en mi dejando en claro que me escucha, —después cuando ellos murieron quedé a cargo de la abuela y dado que ella también tenía un trabajo exigente me envió a un internado de varones, así que mis hábitos no cambiaron mucho, todo lo que hacía era practicar deportes, estudiar y seguir soñando con ser bombero –aunque sabía que era un sueño que no podría conseguir, —regresé a la casa de la abuela para la preparatoria y después cuando ingresé a Princeton me volví a mudar. Fue allí cuando finalmente comencé a hacer trabajo de voluntariado con los bomberos y después de terminar mi carrera hice las pruebas y obtuve mi certificación, la abuela enfermó y tuve que regresar y ayudarla, para mi cumpleaños número veinticinco con algunos ex compañeros de la universidad terminamos aquí en medio de nuestra fiesta y descubrí que había puestos vacantes en el cuartel de bomberos, así que regresé a casa, le dije a mi abuela que era hora de hacer lo que quería y me mudé, de eso hace tres años –sus ojos se abren.

—¿No eres de aquí? –me río por la pregunta que ha decidido hacer después de haberle contado toda mi vida.

—No, yo también soy una adquisición del lugar –aseguro, —y a mí me tomo cuatro meses para que los Lemus me aceptaran.

—Estas mintiendo –dice sorprendida y niego.

—durante esos cuatro meses sólo me vendieron lo que yo pedía, tuve que salvar a su gato para que me ofrecieran la bebida que necesitaba –hay completa y absoluta sorpresa dibujada por todo su rostro, —No todos somos tan naturalmente encantadores como tú, ojitos –sus mejillas se sonrojan ante el cumplido. —ya hablé mucho sobre mí, tu turno.

—Una última cosa –pide a prisa y asiento para que continúe, —y puedes elegir no responder si te parece grosero pero....

—Sí, soy Virgen –interrumpo con seriedad y la mueca más graciosa que había hecho hasta el momento se dibuja en su rostro, una mezcla entre sorpresa, burla y la reacción que provoca el atragantarte con un chicle, entonces comienza a reír de nuevo. ¿Ya mencioné lo idiota que me pone su risa?


Señor Juez, quiero lo que ellos tienen 🥺💕

Hola crayolas y feliz Año Nuevo💕
Espero que este nuevo ciclo de vida les traiga un profesor caliente, un idiota hijo de un millonario, un caliente alumno de intercambio, un atractivo y adorable jefe o un bombero como vecino 😉

—N❤️

ENAMÓRATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora