Presiento que viene algo grande.

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Capítulo 13.

Dejé paso a la chica que se hacía llamar Emma y yo fui al salón para despertar a Hanna.

-Pequeña, tienes visita. -me acerqué a ella y besé despacio su mejilla.

-¿Quién es a estas horas James? -Hanna se revolvió sobre sí misma y se incorporó, estirando los brazos y bostezando.

-Pues viene a verte una que te echaba de menos. -Emma apareció en el salón y la cara de sorpresa de mi novia era indescriptible. Yo me hice a un lado y la prima de Jacob se acercó a Hanna para abrazarla.

-¿Qué estás haciendo aquí Emma? Hacía un año que no te veía.

-Pues exactamente eso, que hace mucho tiempo que no nos vemos, y quería pasarme a saludarte.

-Dios, es genial. -las dos chicas se veían contentas. -¿Y por cuánto tiempo te quedas?

-El tiempo que tú me aceptes. -¿Esta chica siempre era así? Se había autoinvitado, y yo no pude evitar reírme. -¿Y tú de qué te ríes? -Me preguntó burlona Hanna.

-De la situación. No he podido evitarlo, lo siento.

-Oye, yo a ti te conozco de algo, ¿o estoy loca? -Ahora la que reía a carcajadas era Hanna, y seguidamente reímos los dos con ella. Nos vimos interrumpidos por el sonido del timbre: los chicos y Álex acababan de llegar.

(...)

La cena fue divertida. Emma tenía mil historias divertidas que contar, y parecía que nunca se callaba, pero lo bueno es que vi contenta a mi chica todo el tiempo. Otra cosa que me sorprendió realmente era lo razonablemente parecidos que eran Emma y Tris. Serían cosas mías, pero realmente tenían un punto en común bastante curioso.

Los chicos, Álex y Emma decidieron salir de fiesta otra vez. A mí no me disgustaba la idea, pero tampoco quería dejar a Hanna sola, teniendo en cuenta que hoy estaba especialmente sensible.

Pov. Hanna.

Qué irónico era que hubiera aparecido aquí Emma, el mismo día que se cumplía un año de la muerte de su primo, el que fue mi novio. Había sido un día de lo más confuso, pero agradecía mil veces a James que hubiese estado a mi lado durante todo el tiempo. Y es que él era ahora mi novio. Eso sí que es irónico, ¿no?

Todos habían salido de fiesta, pero yo estaba agotada y me dolía la cabeza. James había decidido quedarse conmigo otra vez, a pesar de haberle dicho que se podía ir a disfrutar, pero dijo que él disfrutaba más a mi lado. Solo había pasado poco más de una semana desde que le conocí y ya ha conseguido dar un giro de 360° a mi vida. No le conocía realmente, pero creo que tampoco lo necesitaba. No podía decir que estaba loca y perdidamente enamorada, o al menos no aún, pero sí que sentía algo que me atraía fuertemente a él.

-¿Pensabas en algo? -James entró en mi cuarto, que tenía la puerta abierta de par en par. Yo estaba sentada en el suelo apoyada en la cama.

-En ti. En nosotros. Lo de siempre últimamente.

-Entonces es un tema interesante. -James ladeó una sonrisa y consiguió que me derritiese por dentro. Se sentó a mi lado y estiró su brazo alrededor de mis hombros.

-Tengo dudas James. Siento algo muy fuerte por ti que aún no he conseguido descifrar, pero apenas se de tu vida.

-Pues adelante Hanna, no tengas miedo en preguntar. -adoraba cuando James me decía "pequeña", pero una parte de mí se moría cuando pronunciaba tan dulcemente mi nombre.

-Tienes 21 años, ¿verdad? -era una pregunta estúpida, pero era una buena forma de romper el hielo.

-Exacto. Esa pregunta era fácil de responder. -Los dos nos miramos y reímos a compás.

She Was The One. {James McVey}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora