Amigos separados por una brisa de verano

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Los días parecían más pesados cuando se debía levantarse temprano un lunes a la secundaria, sobre todo cuando se tenían ocho horas de estudios diarios, por suerte, existía más de un motivo por el cual estar feliz en aquellas largas lecciones esclavizantes de historias, matemáticas, biología y de más.

Establecer una buena amistad era una tarea difícil de conseguir en una sociedad individual y egoísta, pero para; Camila, Susan, Silvia, Maximiliano y Daniel no lo eran tanto, en el séptimo grado habían tenido muchas cosas en común a pesar de que cada uno de los integrantes de aquel grupo tenían personalidades completamente diferentes, Camila era una chica muy estudiosa y la más reservada de todos, su pasatiempo preferido era leer densos libros o artículos escritos sobre temas variados de su interés, aunque era una adolescente introvertida, sabía cuáles eran los momentos de romper con su timidez para pasarla bien de una forma tanto sana como divertida, Susan era alguien cuyo talento de diseñadora y dibujante era precoz para su edad, por lo general se la pasaba dibujando personajes ficticios que protagonizaban en sus tiras cómicas pero su don para crear indumentos elegantes no se quedaba atrás, Daniel entrenaba tanto en el gimnasio como en la cancha para aumentar su rendimiento en el futbol y convertirse en un prominente jugador, a escondidas las chicas se amontonaban para compartir sus sentimientos de amor hacia él y elaborar una buena coreografía de porristas, Silvia era una adolescente magnifica a en cuanto poesía y música se refería, se la pasaba componiendo letras poderosas que hablaban de los eternos sentimientos humanos, su voz era tan tierna que todos quedaban conmocionados con lo armonioso de sus palabras inocentes, Maximiliano era una de esas personas que no pasaba desapercibido por más que lo intentaba, era muy popular en las fiestas o cualquier tipo de celebraciones,  simplemente era una especie de amuleto para los demás que con sus risas y chistes garantizaban un día divertido sin ninguna clase de  preocupación.

La manera en que se relacionaban era muy admirable, cada uno se perdía en su universo pero luego se volvían a encontrar por medio de reuniones que ellos mismos organizaban, en varias oportunidades cada uno tuvo que adaptarse a los gustos del otro pero no represento ninguna problemática puesto que el respeto no se apartaba de sus personalidades, una vez tuvieron todos que acompañar a Camila a la biblioteca porque ella decía que la literatura era tan entusiasmado como el deporte, cosa que Daniel dudaba, en otra oportunidad fueron como grupo a un festival de música clásica que Silvia adoraba tanto como su vida a pesar de que el sonido delicado del violin y piano les causaba sueño, Maximiliano en un día de vacaciones de verano los invitaba a una enorme y ruidosa fiesta y a pesar de que Camila prefería sumergirse en sus voluminosos libros decidió darle la oportunidad como ellos se la habían dado cuando visitaron la biblioteca, Daniel debía de irse a jugar a una cancha un poco lejos de su ciudad y tenía derecho de llevar en el autobús del grupo de futbol  a su familia para que lo vieran en acción, como sus padres no podían por sus ocupaciones, su pandilla de mejores amigos querían brindarle su apoyo en algo tan importante que él consideraba, Susan tuvo en una ocasión la posibilidad de llevar a conocidos a una clase gratuita de diseño de moda, pero como ninguno de sus hermanos se preocupaba por su existencia Daniel, Silvia, Maximiliano Y Camila fueron en su lugar, aquel mismo día el profesor de ilustración pidió a todos los presentes plasmar sobre una hoja de papel propuestas de diseños que le surgieran de sus mentes, Susan como siempre arraso con sus dones de detallismo, pero de inmediato, el grupo de sus mejores amigos despedían fuertes carcajadas, Susan se aproximó a ellos para decirles amablemente que bajaran un poco el bullicio puesto que los alumnos lo miraban con un poco de rabia en sus ojos, sus amigos le dijeron que viera los diseños de Daniel y Camila ya que eran realmente espantosos, Susan inclina su vista y ríe más fuerte que cuando todo su equipo lo hizo, todos sabían que dibujar no eran cualidades que definían a Daniel ni a Camila, aquellos dibujos parecían ser rayones de niños de preescolar, y eran tan graciosos que hasta el profesor de la asignatura  se disculpó con ellos si dañaba con su carcajada los sentimientos de aquellos jóvenes, por su parte Camila no le importaba que se rieran puesto que no sabía colorear y no le daba ni miedo ni pena que se dieran cuenta de su verdad, y Daniel solo se mantenía orgulloso diciendo que si el futbol y el diseño de ropa fueran la misma cosa el de seguro destacaría como lo hacía en la cancha.

El silencio de un corazón frustradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora