El corazón más fuerte de todos

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En una pequeña casa que se encontraba a pocos minutos de la ciudad , se levanta junto con el sol un niño de sueños infinitos  con un corazón inocente que desborda su amor a donde quiera que vaya , se lava su rostro y se alista para ir al colegio a estudiar y explorar lugares desconocidos con sus amigos a las extraordinarias aventuras que su imaginación le regala , se sube al auto con gran entusiasmo llevando en las manos pequeños muñecos jugando a como sería su vida  cuando creciera y el tiempo de su niñez se acabara. En el camino, bajaba la ventana del vehículo, cerraba sus ojos, y pensaba que se encontraba volando junto con las aves y las nubes.  Al llegar y estar de frente al portón de su escuela, abre su morral y guarda todas las riquezas que poseía en sus pequeñas y gráciles manos, para entrar y pensar una vez más en la manera de hacer nuevos amigos para sus odiseas. Cantaba el himno con una voz tan melodiosa como el canto de un ruiseñor, junto a sus compañeros que lo odiaban en secreto, por los múltiples talentos que se le fueron otorgados desde el reino celestial.

De todos los niños que lo rechazaban por puro ego y envidia, solo uno, le otorgaba su atención al igual que su confianza de transmitir la esencia de su personalidad, como una estrella que no se restringe al momento de brillar. En clases, hablaban sin parar, susurrándose cada una de sus palabras, con temor de que la profesora de gran disciplina, tanto como la de un soldado, se diera cuenta y los castigara a ambos, aquellos niños se entendían tan bien, que parecían estar unidos telepáticamente, y era tanto su entusiasmo por conversar, que no podían esperar al recreo para compartir sus ideas.
En el instante que sonó el timbre y que indicaba un pequeño descanso de todas las lecciones tan pesadas como un planeta en sus pequeñas mentes, salían corriendo y riéndose como dos ángeles traviesos que jugaban a vivir, reluciendo en sus pechos  corazones de oro por sus hermosos y puros sentimientos de amistad y lealtad que se tenían el uno al otro.

Más tarde, a la hora de salida, se reunían los dos a esperar a sus padres en el mismo lugar, para compartir juntos sus expectativas de cómo serían sus vidas al momento de crecer, y que  lugares visitarían ambos al llegar a la repentina, triste y monótona adultez. Al llegar sus representantes, se despedían  corriendo y agitando sus manos fuertemente para llegar rápido al automóvil, sus corazones deseaban que ya fuera mañana para seguir volando por el mundo.

Y así pasaron los días, de lunes a viernes, riendo tanto que le dolían sus estómagos y dejaban caer lágrimas de felicidad que se deslizaban por sus pequeños pómulos, compartiendo y jugando lo más que se podía, dos niños que soñaban con un mundo lleno de alegría y sin violencia, donde protegieran a toda costa los derechos humanos, acabando con sus poderes a los más crueles villanos de la ciudad.
Un día aburrido y con el cielo gris, la madre de uno de los niños con sueños sin fin, invito a su amigo para que pasaran la tarde juntos y le subiera el ánimo a su hijo, que desde las vacaciones se encontraba como el clima en ese día.
En pocos minutos, ya el pequeño niño se encontraba en el hogar de su compañero de clases, tocaba la puerta desesperado por saber que le pasaba a su amigo, y entrando corriendo, subía las escaleras de la habitación donde él se encontraba, al verlo, sus propios ojos cayeron de tristeza y con pequeños sollozos le preguntaba porque se encontraba tan afligido.
Aquel niño se voltio y le dijo que estaba cansado de las criticas tan mordaces que se empeñaban en aparecer todos los días como el sol y lo dejaban pensando largas noches junto a  la luna, le explicaba que había perdido la esperanza de construir un planeta sin envidia ni prejuicios, que estaba exhausto de  luchar en un mundo que se empeña en deteriorarse y destruirse los unos con los otros, que ellos dos no eran lo suficiente para cambiarlo todo.
De pronto, su fiel amigo lo agarra de las manos, lo levanta, y le dice que sabe un gran secreto que nadie puede saber, que lo acompañara para que lo supiera también, así que se secó las lágrimas y lo siguió.

Su amigo ya lo había visitado antes y muchas veces, lo suficiente como para saber todos los rincones del hogar incluso  los lugares donde se guardaba cada cosa, lo llevo al último y solitario cuarto de la casa  y le dijo: te presento a la persona más valiente y fuerte de todas, que a pesar de las criticas tan hirientes como un cuchillo en las manos de un asesino, sigue manteniendo la frente en alto.  Que después de las humillaciones, le devuelve una sonrisa a sus agresores y los perdona, que vive en un lugar donde los habitantes están contaminados de la toxicidad de la rabia y la envidia sin el contaminarse  , que no deja que los sueños se los lleve el viento, sino que los resguarda con llave en la caja fuerte de su corazón, que no pierde la esperanza cuando el cielo deja caer sus relucientes estrellas , que no duda en hacer el bien cuando el mal predomina en las esquinas , que visualiza un oasis cuando solo hay un adusto desierto.

Aquel niño no sabía que vivía tan cerca de aquella persona de tan grandes hazañas, volvió a derramar una lagrima tan transparente como el cristal, se voltio para darle un abraso al que él consideraba un hermano, y le dijo que no perdieran más el tiempo, que deberían jugar a que eran guardianes del universo. Así que emprendieron un viaje a júpiter, para derrotar a los peores adversarios de la galaxia que un súper héroe podría tener.

Su amigo lo había llevado a un cuarto que utilizaban como almacén,  en donde nadie se alojaba, solo se conseguían toallas, artículos de limpieza y un enorme espejo.

El silencio de un corazón frustradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora