Era media noche cuando Hilary estaba navegando por internet buscando sobre los últimos gritos de la moda, al lado de su improvisado escritorio estaba una taza de café caliente que la mantenía despierta y entusiasmada al observar muchos indumentos que la ayudaban a inspirarse en sus diseños, en sus piernas llevaba un pequeño block para dibujar muy rápido los vestuarios que se imaginaba y que más adelante traspasaría a limpio sus propias creaciones sin dejar pasar por alto ningún detalle. Sus parpados al no soportar el sueño empiezan a caer y ya era tiempo de que se fuera a dormir pues en pocas horas debía de levantarse para tomar el autobús seguido del metro para llegar a su universidad, Hilary se acomoda para ir a soñar sin antes echar un vistazo a la revista de diseños más importantes de la actualidad, todas las noches sin excepción pensaba en como sería el día en que sus creaciones debutaran con éxitos las pasarelas, al culminar su fantasía se relaja en su colchón y termina por quedarse dormida en pocos segundos.
La alarma empieza a sonar a las cuatro y media de la mañana, la chica se levanta echa un espantapájaros y se dirige a bañarse con agua fría para poder avivar aún más sus ojos dormilones, en quince minutos termina de bañarse y en otros quince minutos culmina de vestirse, el uniforme le quedaba perfecto pues utilizaba su talento como costurera para darle sus propios toques originales, vestía con una chaqueta propia de su instituto pero le incorporaba una bufanda color cian que resaltaba sus ojos azul océano detrás de sus gafas negras un poco puntiagudas en sus extremos, llevaba una falta hasta la mitad de la rodilla y unos mocasines con un lazo marfil en el centro ostentaban en sus delicados pies de doncella, se dirige a la cocina para recalentar en el microondas la comida preparada de ayer y luego desayuna mientras baja las escaleras de aquel barrio para tomar el bus.
Cuando llega a la estación solo están dos jóvenes esperando con sus rostros de desánimo el transporte, la chica saca de sus bolsillos los audífonos para escuchar música instrumental que tanto amaba y hacer más placentera la situación, saca de su mochila su cuaderno de historia para repasar los puntos más importantes del examen que pronto presentaría y se cerciora de que sus comprensiones son correctas.
El colectivo llega a las cinco y media y Hilary lo aborda sentándose en los últimos puestos por ser sus preferidos, como sabía que su trayecto era un poco largo guarda su cuaderno de historia y abre su ligero libro de romance a la mitad en el que se encontraba una pequeña tarjeta de cartón que le indicaba en donde había quedado en su apasionada lectura diaria, cruza sus piernas para transportarse en la novela a la vez que en sus oídos suenan música que la ayudaban aún más en idealizarse las escenas de sus capítulos, cuando termina de leer su historia de idilio juvenil recuesta su cabeza del espaldar de su propia asiento y despide un suspiro por querer ser la linda protagonista de aquella narración ya terminada, se preguntaba día y noche cuando le llegaría el momento en que sus labios soltarían potentes carcajadas de satisfacción por ser quien era.
Posteriormente de su quimera, el transporte frena y el conductor avisa que ya habían llegado a la parada, la chica de pelo negro hasta la cintura busca en sus bolsillos los centavos que completarían su pasaje para entregárselo a el compañero del profesional del volante, se baja del colectivo y empieza a caminar hasta la estación del metro que se localizaba a pocas cuadras, mientras sus pasos andaban miraba la hora de su reloj que le marcaban las 6:10 AM, su andar tomo un poco de velocidad para tomar a tiempo el metro y no retrasarse.
Cuando está dentro del tren comprueba con sus ojos de pestañas pobladas y pintadas que el vagón está vacío como lo estaba las aventuras que había vivido, decide aprovechar los pocos instantes que le quedaban para abrir su polvera y corroborar con su humilde mirada que estaba estupenda, Posteriormente de tanto pensar el metro se detiene y Hilary sale muy deprisa ya que solo tenía hasta las siete para poder ser aceptada su entrada en la universidad.
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El silencio de un corazón frustrado
De TodoEs impresionante como la vida es tan benévola pero a la vez es tan despiadada con todos sin excepción, a veces estás tan agradecido con ella, mientras que en otras llorando le pides al firmamento que te de la respuesta del por qué se comporta tan ma...