En una parte del norte de aquellas montañas nacían las flores más preciosas que nadie jamás pudo ver, un terreno más que propicio para que crecieran todo tipo de plantas saludables, árboles gigantescos y arbustos reverdecidos, las nubes grises del paisaje rompían a llorar de felicidad al observar la tan perfecta creación de los dioses, era un espacio en el que las guerras eran el medio más ignorante para solucionar sus problemas y jamás comprendían como los seres humanos siendo tan inteligentes para llegar más allá de las estrellas podían llegar a tal extremo de odio entre ellos mismos.
En la zona central de las colinas se localizaba un lago traslucido lo suficientemente virgen para curar todo tipo de enfermedades que presentaban tanto los animales como los diferentes tipos de seres vivos, todo aquello que respiraba iba al menos una vez cada tres lunas llenas a purificar su alma para seguir conviviendo con tanta armonía. Muy próximo al lago estaba un jardín de rosas, era un rincón en donde solo crecían las rosas rojas con un color tan potente que muchas veces se referían a ellas como el color de la sangre de aquellas personas que alguna vez fallecieron heridos en la búsqueda de sus propios sueños en el mundo humano, se rumoraba que eran caprichosas y que reencarnaban la misma codicia, pasión, malicia y envidia que las brujas resguardaban en sus cabañas de prácticas demoniacas, también se decía que callaban lo que sentían sus podridos corazones por el temor a que los creadores del universo se percataran de lo contaminada que estaban y que las expulsaran del paraíso, o peor aún, que se transformaran en un triste recuerdo de lo que alguna vez fue impecable pero que termino por transfigurarse en la creación menos atractiva. Por las noches, aquel grupo de plantas decorativas del paraíso salían de su habitual huerto para bañarse en el agua sagrada de la purificación, ellas iban a sumergirse en aquel liquido milagroso para cuidar excesivamente sus pétalos más que perfectos, para ellas verse bellas no solo era importante, sino que se habían mentalizado que solo la hermosura importaba en un ambiente donde las apariencias eran relevantes para que las tomaran en cuenta, las rosas se dividían con sus grupos de amistades para hablar falacias de todos los animales, les encantaba ser hipócritas cuando otros les confesaban sus más íntimos secretos y luego regaban sus falsos testimonios como fuertes cascadas capaces de destruir psicológica y mentalmente con sus malas corrientes.
Aquel lago curaba todo mal siempre que se tuviera en el corazón el sentimiento real por cambiar, pero simplemente las rosas preferían ser hermosas villanas con una capa falsa de inocencia, ninguna rosa roja había querido cambiar de toxica personalidad por fascinarle más las tinieblas que la luz, nadie sabía que hasta el diablo puede ser la persona más bella de todas a en cuanto apariencia pero un horror a en cuanto sus verdaderas intenciones conciernen.Después de tanta espera había llegado el momento preferido de todos los seres vivos de aquella bendecida montaña, había llegado el nacimiento de nuevas rosas en la primavera alrededor del bosque verde, ya los arboles no estarían desnudos de hojas por haber pasado la estación del otoño, la tierra se movía y se abría lentamente para dejar al descubierto pequeñas flores que le esperaban un ciclo de crecimiento largo, el sol brillaba aún más de lo que normalmente lo hacía por estar repleto de tanto entusiasmo, los pájaros cantaban con todo el poder de su voz dedicando sus melodías a las recién nacidas, posteriormente de esperar varios minutos y cerciorarse de que nadie más surgiría de las profundidades de los suelos una inesperada sorpresa empezaba subir a la superficie teniendo como guía de su camino a los rayos imponentes de la estrella más conocida y especial del sistema solar, todos permanecieron en silencio con un ambiente de suspenso por no saber si nacería alguien más u otra cosa desconocida saldría de la virgen tierra puesto que el suelo se agitaba con brusquedad, a los escasos segundos pudieron percatarse de una rosa muy peculiar, había crecido en aquel espacio del paraíso una flor que debía tener como destino un espacio muy lejano donde se mantenían las de su especie, de las rosas que existían ella era la más pequeña, era muy tímida y casi ninguna palabra salía de ella, consternados por el suceso los animales pensaban que se trataba de una equivocación muy grave por parte de los arquitectos de la galaxia, pensaban que no era del todo correcto lo que se manifestaba en sus ojos como un tipo de duda en forma de adorable criatura con pétalos limpios y claros.
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El silencio de un corazón frustrado
AléatoireEs impresionante como la vida es tan benévola pero a la vez es tan despiadada con todos sin excepción, a veces estás tan agradecido con ella, mientras que en otras llorando le pides al firmamento que te de la respuesta del por qué se comporta tan ma...