Parte 17

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"Lars, Israel, quiero mostrarles mi nuevo trabajo. Se trata de la clonación de cerdos, con el fin de asegurar el éxito en los trasplantes de órganos que los humanos lleguen a necesitar. No cualquiera podrá tener acceso a estos órganos, son perfectos, sin posibilidad de rechazo. Las personas que seleccionemos serán solo las que puedan pagar el costo..."

Israel se altera al recordar otra escena. Su cuerpo se sacude como si pasara electricidad por él. La escena transcurre en un jardín, donde los colores de decenas de juegos contrastan con todo el paisaje. Es el jardín del que todo el personal habla en secreto, a espaldas del Presidente. Israel se ve a él caminar junto a Lars, respirando el aire fresco y platicando un poco de todo. Recuerda algunas palabras, en las que prevalecían los consejos de parte de su amigo. Algo como "ten cuidado", o "piensa cada paso que des", eran escuchadas por el SH siempre que estaba con Lars. Caminaban sintiendo el ligero calor entrar a través de sus vestimentas, Israel de negro, como siempre y el viejo con su uniforme del que resaltaba orgullosos el escudo del CPC. En el jardín los juegos estaban siendo limpiados, aunque nunca nadie los había usado. Eran juegos hechos con tubos, con madera, y rodeados por bancas pintadas de blanco y azul. Ni siquiera Israel y Lars habían cuestionado al Presidente acerca de esto, excepto Xigna en alguna ocasión en presencia de otros miembros alrededor de una mesa de trabajo. Claro que, recibió un regaño por su pregunta, y una evasiva que la dejó con la curiosidad todavía más clavada en su cabeza tan inquieta. Había un columpio, un pasamanos, un sube y baja, y otros juegos por el estilo. Algunas veces al Presidente se le veía llegar ahí, respirar profundamente el aroma de la tierra recién regada, y sentarse en una banca solo para estar ahí, sin más. Pasaba su mirada por los juegos, como imaginándose que eran usados por alguien, y como un destello, asomaba una leve sonrisa. Tal vez se reía de él mismo, o puede ser que se reía casi en secreto con alguien que solo él creía ver. Los comentarios variaban según la persona, o según las experiencias personales de cada quien, con respecto a su propia persona. Lars llegó a comentar con Israel que posiblemente el Presidente haya tenido la intención de llevar ahí, al jardín, a algunos de los niños que tenía dentro del CPC. Estos niños formaban parte de las largas filas de hijos de matrimonios, que, como muchos, habían rebasado el número permitido. Cuando la madre acudía a uno de los centros ubicados cerca de sus comunidades, esperando una revisión para saber si estaba embarazada, le extraían el feto y le hacían creer que solo era una falsa alarma. Por supuesto esto no debería de ocurrir, ya que el programa de esterilización debería de ser confiable. Pero no todos los organismos reaccionaban de forma complaciente a los métodos del CPC o el CCDI. Este punto, era uno de los muchos que Xigna le hacía ver al Presidente en repetidas ocasiones. El causante de que algunas veces fallaran los métodos utilizados, era Aidan, quien se las había ingeniado para poder actuar y hacerlo con fórmulas de reserva. Así no se comprometía y tenía garantizado el éxito por algún tiempo, bastante óptimo para sus planes. Cuando Lars le comentó a Israel sobre lo que él pensaba acerca del jardín, este solo se limitó a mover la cabeza en señal de aceptación. La verdad, era algo que no le interesaba, en ese entonces. Los dos amigos, caminaron unos metros más, y escucharon al Presidente llamarlos.

Aunado a esto, tenían sospechas de la existencia de un programa "secreto" que se conocía como Nacidos Selectos. Había madres que estaban desaparecidas desde hace muchos años. Estas estaban secuestradas dentro de las instalaciones y se les obligaba a procrear hijos con hombres dados de alta, luego de pasar por algunas pruebas de pureza racial. El fruto debería de ser, niños puros, únicos. Estos niños serían la raza futura que predominaría sobre el planeta. Todos perfectos, todos especiales. Ya no iba a tener caso la ingesta de alimentos tratados. Los hijos de estos niños, en un futuro, darían niños nacidos naturales en un estado de perfección absoluta. Nunca enfermarían, nunca se cansarían, y siendo ambiciosos... nunca morirían. Se creía que, de aquí, de este semillero de niños perfectos, nacería la nueva humanidad imaginada por el Presidente. Seres cien por ciento puros, perfectos en todos los sentidos, dignos de habitar la nueva Tierra. Una humanidad que no conocería el sufrimiento que causa una enfermedad, que no conocería de carencias de ningún tipo, que nunca estaría esclavizado a sus sentimientos primitivos, que jamás dudaría en ejecutar una orden recibida, que sería poseedora del don de la inmortalidad, que nunca envejecerían llegando a una edad madura.

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