Capítulo 14 "Renjun me gustas"

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El primer día fue un total éxito, Renjun sentía que jamás se había divertido tanto en su vida. Todos sus amigos eran muy graciosos y las abuelitas con las que había jugado bingo habían sido muy amables con él.

Al llegar a su habitación compartida, Jeno se sintió un poco nervioso. Hace tiempo que no dormía en la misma habitación con Renjun solos. Su corazón latía rápidamente y sus orejas se sentían calientes.

—¿Te sientes bien? —salió el pelirrojo del baño, con su pijama nuevo, regalo de Donghyuck.

—Sí, un poco mareado.

—¿Te mareas en los barcos?

—Sí, siempre me pasa... pero me tomé una pastilla, pronto se me quitará. Iré a darme un baño...

Renjun asintió y se lanzó a su cama, sonriendo por lo cómoda y perfumada que estaba.

Cuando Jeno salió del baño Renjun miraba desde la pequeña ventana hacia el mar. —¿Puedes ver?

—Soy bajo, pero puedo patearte fuerte, Lee Jeno —le dijo apuntándolo—. Ven a mirar, las estrellas se ven preciosas.

—Debimos pedir la habitación con una ventana más grande, ¿no crees? —Jeno estaba junto a Renjun, la cabeza del pelirrojo estaba en el pecho del rubio y este sentía que iba a explotar de los nervios.

—Estoy bien con la que tenemos, Jeno —le sonrió tiernamente.

Jeno no sabía nada de lo que pensaba que sabía. Su corazón jamás había estado tan inquieto con Yeri, ni siquiera cuando ella le robaba pequeños besos. Pero Renjun era distinto, la sonrisa del más bajo lo hacía sonreír y le daba una increíble calma, la risa de su amigo lo dejaba mirándolo demás y esos preciosos ojos castaños con brillos eran tan tiernos que Jeno no podía apartar la mirada de ellos. Moría por besarlo ahí mismo, mientras miraban la noche estrellada, los labios de Renjun se veían perfectos para hacerlo, pero no debía.

—Deberíamos ir a dormir, ¿no crees? Mañana temprano comienza una nueva aventura y nuevos recuerdos...

—Tienes razón —volvió a mirarlo—. Wow Jeno —el pelirrojo le acarició el rostro con suavidad, el rubio mordió sus labios—. Tus ojos están brillando como las estrellas —le habló con suavidad, sin saber porqué.

—Los tuyos también, Injunnie —ambos acercaron lentamente sus rostros, Renjun jamás había besado a alguien porque quisiera, así que ahora mismo estaba un poco asustado.

Se acercaron tanto que sus frentes chocaron con suavidad, pero sus labios jamás fueron tocados. Jeno cerró los ojos y Renjun le dio un pequeño beso en la mejilla.

—Vamos a dormir, señor Lee.

Al día siguiente despertaron temprano por la mañana para ir por algo de comida antes de comenzar el día. Renjun llevaba la cámara que Jaemin le había obsequiado para navidad. Casi lo golpeó por eso, pero ahora le agradecía, podría tener muchos recuerdos de estos días.

—Te ves muy feliz, Injunnie.

—Estoy emocionado —sus ojos brillaban por la alegría y todos se enternecieron.

Se sentaron frente a la enorme mesa redonda y cada uno fue por algunas cosas para comer, llevándole a Renjun quien no sabía muy bien como se hacían esas "cosas de ricos". Donghyuck le llevó frutas y una taza de té de Jazmín como sabía que le gustaba. Yangyang algunos panecillos de chocolate, Taro le llevó unas galletas y Jaemin y Jeno algo de jugo con algunos waffles.

—Gracias, son los mejores —le tomó a cada uno una fotografía y con su celular le envió fotos a su madre de la comida frente a él.

Recorrieron muchos lugares divertidos a lo largo del día, deteniendo su paseo por ir a comer. Luego todos menos Renjun quisieron ir al salón de videojuegos que el crucero tenía.

—Vayan a divertirse, yo daré algunas vueltas y volveré a la habitación.

—No podemos dejarte solo, Injunnie. Es peligroso —dijo Donghyuck abrazándolo por los hombros.

—Pero quiero que se diviertan, yo estoy bien. Quizás vaya a jugar bingo con la señora Park.

—Iré contigo —le dijo Jaemin—. Ustedes están más enamorados de los videojuegos que nosotros, vamos —Renjun asintió despidiéndose de los demás.

Caminaron sin rumbo fijo mientras el pelirrojo fotografiaba a Jaemin de vez en cuando. —Wow Jaemin —decía cada vez que el peliceleste posaba.

—Deja de decir eso, me avergüenzas... ¿deberíamos sacarnos una juntos?

—Claro.

El grito de una mujer se hizo escuchar por todas las personas que estaban cerca, Renjun abrazó a Jaemin, asustado.

—Tranquilo, no pasará nada —le dijo el más alto, tratando de alejarse, no sabía que era, pero le daba mala espina.

Después de eso caminaron hacia la piscina que había, viendo como las señoras mayores se divertían jugando. —¿Deberíamos intentarlo? —preguntó Renjun a su amigo, quien lo sujetaba de la mano.

—Claro.

Se inscribieron en el juego y después de dos rondas perdiendo, entendieron el juego.

—Eso fue divertido.

—Te diré la verdad, nosotros nunca hemos hecho esto... cuando vamos de crucero nos quedamos en nuestras habitaciones... pero como estás tú, queríamos que te divirtieras.

—Enserio son geniales, chicos. Voy a extrañarlos —le sonrió con ternura—. Vamos a comer algo, tengo hambre.

Al llegar al lugar se encontraron con sus amigos comiendo animadamente.

—¿Cómo les fue? —preguntó Renjun sentándose junto a Donghyuck. Jaemin había ido por algo de comida para ambos.

—Estuvieron divertidos los diez minutos, luego llegó seguridad a pedirnos evacuar. Hubo un accidente a metros del salón de videojuegos.

—Oh —Renjun recordó aquel grito—. Nosotros no vimos que sucedió, pero oímos a una señorita gritar. Me asusté tanto que abracé a Jaemin —se rió divertido.

—Me alegra que ahora sean tan buenos amigos —Donghyuck le dijo mientras le acariciaba el cabello.

—También yo.

Jaemin regresó con la comida y siguieron charlando del "accidente" que había pasado en una de las habitaciones vip del crucero. Renjun sintió un escalofrío cuando les pidieron retirarse del lugar.

Salieron del lugar y fueron escoltados hasta sus habitaciones, donde no tenían permitido salir hasta el otro día.

—¿Qué deberíamos hacer? Aun es temprano —se quejó Renjun, entrando a su habitación junto a Jeno.

—Bueno, debo decirte que antes nos ha pasado y lo más seguro para nosotros es quedarnos quietitos en la habitación.

Renjun asintió.

Apagaron las luces de la habitación y Renjun se sintió somnoliento de repente, tarareando una canción que su madre solía cantarle cuando debía dormir.

—¿Estás cansado, Injunnie?

—No. O sea, un poco. ¿Necesitas algo?

—¿Podrías cantarme esa canción?

Renjun se sonrojó, pero oyó la petición de su amigo y comenzó a cantar, siendo alabado por lo lindo que sonaba. Jeno se sentía en paz mientras oía a su querido amigo.

—Gracias.

—No hay de qué.

Se quedaron en silencio por unos minutos hasta que Jeno no pudo resistirlo más.

—Renjun.

—Dime —respondió medio dormido.

Pasaron unos minutos hasta que Jeno se decidió. —Renjun, me gustas.

El pelirrojo jamás pudo oír la confesión de su amigo porque dormía plácidamente con sus brazos detrás de su cabeza, mientras pensaba en todas las emociones que había tenido a lo largo de su vida escolar en Corea.

Herederos / NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora