Capítulo 23 "Navidad"

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Yangyang le envió un mensaje a Renjun diciéndole que estaban bien después de una semana sin tener comunicación entre ellos. Chenle y Jisung eran los que se habían encargado de cuidar a Renjun en la ausencia de los demás e incluso Soobin se había sentado junto a él en las clases que tenían juntos. No se había sentido solo en ningún momento de los días sin sus otros amigos.

—Gracias Chenle y Jisung por quedarse conmigo —estaban recostados los tres en la cama del mayor. Renjun era abrazado por los dos.

—Para eso están los amigos, Renjun hyung —respondió Jisung acomodándose en el hombro del mayor.

—Por eso, gracias —les dio a ambos un beso en la cabeza y se durmieron.

Cuando llegó el domingo aparecieron sus amigos con muchas cosas para comer. —¿Por qué están abrazando a mi Maomao? —preguntó Yangyang viendo a los más pequeños junto a Renjun.

—Porque nos da la gana —respondió Chenle con simpleza.

—¿Qué hacen aquí tan temprano? —preguntó su amigo sin dejar de abrazar a los otros.

—Wow, una semana y ya nos tratas como extraños —dijo Donghyuck fingiendo que le dolía el corazón.

—No exageres. Pero hace frío y estos niños son cálidos —los apretujó en el abrazo—. ¿Cómo están?

—Estamos celosos —respondió Taro caminando hacia la cama de Renjun y lanzándose en ella—. También queremos abrazos de Maomao.

—Sí —lo siguió Jaemin.

—Vengan y únanse al abrazo entonces —los demás se lanzaron y estuvieron abrazándose por largo rato entre todos.

Comieron todas las cosas que habían llevado en silencio, al parecer los ánimos de todos estaban por los suelos gracias a los últimos acontecimientos sucedidos.

—¿Pasó algo? —preguntó Renjun a Yangyang mientras los otros iban a botar las cosas en los basureros de reciclaje.

—Jeno está mal...

—¿Yeri perdió al bebé? —preguntó preocupado, mirando a Yangyang.

—No, ella y el bebé están bien... Jeno es el que nos preocupa, por eso estuvimos una semana fuera. Sabemos que no es algo bueno mencionarte o mencionarlo...

—Estoy bien, no te preocupes —le acarició el cabello.

—Sé que no lo estás, Maomao. Y Jeno tampoco... no sé qué podemos hacer para...

—Basta, Yangyang.

—Lo siento.

Los demás regresaron interrumpiendo la charla de los mejores amigos. Chenle abrazó a Renjun y le dio una caja pequeña.

—No estaré en navidad, Junnie ge. Así que este es mi regalo adelantado. No te olvides de comer y abrigarte.

—Gracias, Chenle —le acarició el cabello e intentó abrirlo, pero el menor lo detuvo.

—Navidad, ahí debes abrirlo.

—De acuerdo.

Yangyang miró a Renjun por largo rato, notando que las ojeras que antes tenía poco a poco iban desapareciendo y que había vuelto a comer como antes, sin saltar ningún horario.

La graduación estaba por llegar y nada volvería a ser lo mismo sin el rayito de sol de Yangyang.

—Tampoco podremos estar en navidad, Maomao —dijeron sus amigos—. Tenemos que trabajar en nuestros ascensos...

—Está bien. Este año solo pude hacerles pequeños obsequios, se los daré cuando los vuelva a ver.

Renjun nunca había pasado la navidad solo ya que sentía que era demasiado deprimente. Pero ahí estaba en la cafetería comiendo algo ligero de la máquina. La nieve caía furiosamente fuera del lugar y Renjun la veía mientras comía.

—Feliz navidad, Maomao. Ya muero por verte y volver a casa juntos... ¿cuándo enviaras tus cosas? —dijo su madre en cuanto Renjun contestó.

—Lo haré unos días antes de la graduación, así que sería muy feliz si alguien fuera por ella al aeropuerto.

—Claro, no te preocupes. Le diré a tu tía, ya que ella se quedará aquí.

—De acuerdo, gracias mamá.

—¿Cómo estás?

—Estoy mejor y me anima pensar que pronto podremos volver a estar juntos —salió de la cafetería solitaria y caminó hacia su habitación.

Había una carta en la puerta con la letra que conocía bastante bien.

—Nos vemos pronto, Maomao —se despidió su madre y cortó la llamada. Tomó la carta en sus manos y la abrió con suavidad.

Querido Junnie:

Hoy es navidad, también es el primer mes de vida de Jungsoo. No creí que pudiéramos llegar tan lejos en esto que alguna vez llamamos amistad... Añoro poder ir y abrazarte, pedirte perdón un millón de veces y quedarme contigo para siempre, sin embargo, ahora mismo eso es imposible.

Tienes razón sobre que tú y yo somos distintos y de donde venimos también, pero en el amor eso no importa... al menos a mí no.

Junnie sé que el regalo que te hice hace unos meses era para navidad, jamás pensé que esto sería así. Ahora, sin embargo, te suplico que lo rompas y jamás sepas que hay dentro, porque eso me destruiría y creo que a ti también...

Algunas marcas de lágrimas estaban puestas en el lindo papel que Jeno había escogido como carta.

Te amo.

Con amor, LJ

Renjun comenzó a llorar con dolor y entró a su habitación rápidamente, buscando aquel obsequio que Jeno había hecho para él junto al profesor Ten. Aunque Jeno le había pedido no ver lo que tenía dibujado, para Renjun le fue imposible destruir algo que viniera de parte del pelinegro, así que con miedo y lágrimas abrió el regalo.

El labio de Renjun tembló y volvió a llorar con mucho dolor, rogándole a alguien del cielo que lo ayudara a sobrevivir con semejante dolor en su corazón. No tenía fuerzas para seguir soportando tantas cosas.

Frente al chico estaba él y Jeno, el pelinegro había dibujado el primer momento que habían pasado juntos mirando la luna; Renjun tenía los ojos cerrados pidiéndole a la luna "dame una aventura, quizás no algo duradero, pero dame alguna esperanza de ser feliz...", había deseado con tantas ganas que casi se le cumplió, pero no era feliz. Si retrocedía el tiempo unos meses más, quizás se sentiría escuchado por la luna. Jeno lo miraba mientras sonreía con tanto cariño. El pelinegro había puesto su deseo en aquel lienzo sin ser notado por Renjun.

"Luna si me quieres dar algo, dame... dame a Renjun".

Mientras lloraba con intensidad, fuera de su habitación se encontraba Jeno oyendo todo. El pelinegro cayó en el suelo mientras mordía su mano para tratar de no hacer escuchar sus lamentos.

Estaban tan cerca el uno del otro, pero no podían tenerse. Porque eran el uno para el otro en el momento equivocado.

—Perdóname Junnie, perdón por todo... —susurraba el pelinegro mientras presionaba su frente con la puerta de Renjun.

—¿Por qué? —Jeno se sobresaltó mientras las lágrimas caían sin control—. ¿Por qué tuve que enamorarme de ti, Lee Jeno? —el pelinegro cerró sus ojos con dolor y mordió sus labios. Debía irse y fingir que todo estaba bien, fingir que no se quería morir y también fingir que los lamentos de Renjun nunca le hicieron daño.

—Huang Renjun —susurró Jeno mientras se levantaba del suelo—. Te amo —secó sus lágrimas y lentamente se alejó de aquel cómodo lugar donde se encontraba la mitad de su alma y corazón.

Herederos / NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora