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EMILIO

Después de mi cita con Bernardo tuve que hacer un gran análisis, la tienda en Málaga está cada vez más cerca, de hecho ya se está trabajando en una colección inspirada en España que saldra al mercado justo el día en que abra la tienda en ese país, mi boda es inevitable y lo único que tengo claro al respecto es que a ambos les falta madurar, Sorine es una chica muy linda y formal, pero tiene sueños y metas por cumplir todavía, por otro lado Bernardo a pesar de estar estudiando una licenciatura y una maestría en derecho aún es muy inmaduro, se que debo elegir a uno pero honestamente, ninguno está preparado para el compromiso que les espera casándose conmigo, yo no quiero acabar con los sueños de Sorine y tampoco estoy dispuesto a lidiar con la energía de Bernardo, pero esa decisión la tomaré después.

Hasta ahora algo cierto es que muy pronto llegamos a España y yo prometí a mi abuelo que al hacerlo buscaría tener un hijo, pero creo que lo mejor será hacerlo antes y que nazca después de abrir la tienda, por ese motivo pedí al "hace café" me consiguiera información sobre las mejores clínicas para eso, cuando tuvo la información me la entregó, leí una parte y luego redacté los nuevos contratos para mis empleados de piso, los tres se han esforzado y en un mes han dado mejores resultados que otros que estuvieron aquí por el mismo tiempo; cuando estaban listos los contratos los imprimí, los acomodé sobre el escritorio con una pluma y sus credenciales las cuales ya tengo desde hace unos días pero estaba esperando el momento adecuado para esto.

Los llamé y parecían asustados lo cual no deja de parecerme divertido, sus caras no cambiaron hasta que termine de explicarles todo y no tardaron en firmar los contratos, una vez habían firmado les pedí fueran a recursos humanos para avisar que no quiero a nadie nuevo en la empresa por ahora, cuando salieron de mi oficina me quedé pensando que nunca tuve contacto directo con los empleados, ni siquiera los que están a diario fuera de mi oficina, le envié mensaje a mi tía para verlos mañana por la tarde, tome la carpeta con la información que debo revisar y fui directo al elevador, es sábado, el cielo recién está oscureciendo y una pequeña idea pasó por mi cabeza, no muy convencido si era lo correcto decidí ser impulsivo por primera vez...

David: Esto debe festejarse con una cerveza
Amalia: Si pero yo tengo hambre, podemos agregar unas hamburguesas con papas
Joaquín: Yo quiero unas alitas
David: Apoyo totalmente esa idea
Emilio: ¿Hay espacio para uno más?
David: Jefe, no notamos su presencia
Emilio: No respondiste mi pregunta
Amalia: Ahora si estoy soñando
David: Joaco pellizcanos
Joaquín: ¿Necesita algo?
Emilio: Que respondan mi pregunta, ¿Tienen espacio para alguien más?
David: Si este es mi último día de vida, sin duda quiero que sea parte de el
Amalia: Igual yo y por supuesto que hay espacio para usted
David: Planeabamos ir por hamburguesas, alitas y cerveza, pero si quiere algo mejor puede decirlo
Emilio: No, donde ustedes quieran está bien para mí

Salimos de la empresa y mi chofer ya me esperaba con la camioneta abierta, le entregué la carpeta que traía en las manos y le avisé que lo llamaría para que me recoja después, me fui caminando con mis asistentes y pronto sentí tras de nosotros la presencia de mi jefe de seguridad, cada que estoy fuera de la empresa en eventos o cualquier otro lugar que no le informé no era necesaria su presencia está como mi sombra y claro que está ocasión no fue la excepción.

Caminamos algunas calles hasta llegar a un pequeño local, no había mucha gente pero como todo ese tipo de lugares era un poco ruidoso para mí gusto aunque no me molestaba tanto, entramos al lugar y nos sentamos en una de las mesas disponibles, nos entregaron unas hojas enmicadas que contenían los productos que venden y su precio, eso en verdad me sorprendió, todo era muy barato en comparación a los lugares a los que voy por negocios o a comidas con mi familia.

Revisé los alimentos, tenían hot-dogs, hamburguesas y alitas, de bebidas solo había cócteles y cerveza, siendo sincero, jamás había probado la cerveza, pero como noté que ellos la mencionaban mucho y la ordenaron decidí hacer lo mismo, por la comida no estaba muy seguro, todo parecía ser el tipo de alimentos que me toman semanas de ejercicio, al final ordené alitas, no tenía una idea clara de lo que eran pero parecía algo interesante de probar. Mientras esperábamos los alimentos ellos platicaban muy felizmente, siendo sincero me sentía un poco incómodo, no estoy acostumbrado a salir, a convivir y menos a lugares así, pero siempre hay una primera vez; lo primero en llegar a la mesa fueron las bebidas, la cerveza era un curioso líquido amarillento con espuma blanca en la parte superior, ellos la tomaban como si se tratara de agua, eso me dió la seguridad para tomarla y no fue muy buena idea, su sabor no era tan agradable como su apariencia...

Amalia: ¿Es muy fría?
Emilio: Sabe raro
David: Debió elegir la de barril, siempre es la mejor
Joaquín: Claro que no, la clara es mejor
Amalia: No, es la obscura por mucho
Emilio: ¿Y eso qué es?
David: ¿Que cosa?
Emilio: Lo que dicen
Joaquín: La cerveza
Emilio: ¿Hay diferentes?
Amalia: ¿No sabía?
Emilio: Nunca la había tomado
Joaquín: Se nota que es niño rico
Amalia: ¿No salía con sus amigos en la escuela?
Emilio: Socializar no era importante para mí, mi mente siempre fue ocupada solo por la empresa
Joaquín: Y ahora tortura empleados
Amalia: Bueno, estamos aquí para pasarla bien, vamos a relajarnos y disfrutar que nuestro jefe está aquí y definitivamente eso no pasa todos los días.

ExigenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora