LXXVII

166 11 22
                                    

JOAQUÍN

El baño con Emi salió mejor de lo que esperaba, estuvo tranquilo y cómodo en todo momento, incluso en un momento casi se quedaba dormido así que le sugerí volver a la habitación a lo que él accedió. Nos colocamos nuestras batas y mientras se ponía un montón de cremas intentaba adivinar qué dinosaurio era el que salió de la bomba de baño, por mi parte, me encargué de vaciar la bañera ya que él no parecía tener muchas intensiones de ayudar.

Cuando terminé me quedé sentado sobre la tapa del inodoro solo mirando lo entretenido que estaba poniendo mil productos sobre su rostro y cabello; desde que lo conocí siempre ha cuidado mucho su apariencia física y aunque actualmente ya casi no puede hacer toda su rutina de antes, me encanta ver cómo nunca ha descuidado ese lado de él.

Joaquín: (lo abraza por la espalda) ¿Ya te dije que aunque no te pongas nada de eso seguirías siendo el hombre más hermoso que he visto?

Emilio: Ankylosaurus

Joaquín: ¿Qué?

Emilio: Mi dinosaurio (se lo muestra) es un ankylosaurus

Joaquín: Te amo aunque siempre me cambies los temas (lo besa)

Emilio: Vamos a dormir, mañana debemos trabajar

Joaquín: Mañana es sábado

Emilio: Igual ya tengo sueño

Joaquín: Tú ganas

Fuimos a la habitación y pretendía ir a ponerme la pijama pero la mano de Emilio lo impidió y me atrajo a él, sin decir nada solo nos guió hasta la cama para acostarnos. Al inicio solo estábamos uno al lado del otro, él jugaba con nuestras manos y de vez en cuando compartíamos algún beso o caricia, todo bastante tranquilo y normal.

Al menos eso fue al principio, porque de un momento a otro los besos se volvieron más constantes, profundos y extensos, ni siquiera notamos cuando su cuerpo ya estaba debajo mío, nuestras piernas entrelazadas y su bata apenas y lo cubría, yo ni siquiera era consciente de las cosas hasta que sentí una incomodidad acompañada de un pequeño dolor sobre mi miembro producto de una erección que me había hecho volver a la realidad. Me alejé un poco para ver a Emi y solo tenía las mejillas rojas al igual que sus hinchados labios...

Joaquín: Lo siento Emi, esto no debía ser así...

Emilio: ¿Y eso está mal?

Joaquín: Si... Digo, no... Agh... Perdón...

Emilio: (rodea su cuello y lo besa) Tranquilo, supongo que es algo normal

Joaquín: Perdón, yo no quiero incomodarte

Emilio: Yo estoy bien, en verdad aprecio el hecho de que busques mi comodidad, pero estoy bien (lo acerca más a él) además, agradezco la idea que dieron, fue un momento agradable, pero si realmente quieres saber cuánto puedo soportar, es mejor que lo descubras haciéndolo

Joaquín: Emi...

Emilio: Quiero hacerlo, solo sin lo que ambos sabemos porque debemos hablar y aclarar unas cosas antes y para eso sí necesito tiempo, pero puedo soportar algo más simple, igual si algo me incómoda prometo decirte

Joaquín: De acuerdo amor (lo besa)

De nuevo los besos eran intensos, comencé a bajar hasta su cuello y su cuerpo comenzó a reaccionar, no solo su miembro estaba despertando de su boca ya salían jadeos y su piel se estaba volviendo rojiza en sus mejillas y hombros. Retiré mi bata y después la suya mientras seguía besando cada espacio de su piel, el estaba tranquilo sin poner resistencia a nada así que continúe besando su cuello y moví un poco mis caderas provocando un roce entre nuestros miembros que provocó el primer gemido de Emilio siendo el más dulce y tierno que he escuchado en toda mi vida.

ExigenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora