LIX

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JOAQUÍN

Luego de decidir no divorciarnos nuestra rutina continuó solo con pequeñas modificaciones donde yo pasaba más tiempo con ellos, de esa forma sin darnos cuenta llegó el día de nuestro quinto aniversario de casados, para nosotros era una fecha más en el calendario y un día más de trabajo, pero las personas a nuestro alrededor no pensaban lo mismo. Amalia hizo una reservación en un restaurante y con el pretexto de una pijamada con David y Aaron se llevó a Leo a su casa.

Después del trabajo fuimos a cenar y de ahí volvimos a la casa, Emilio se quedó en la sala hablando por teléfono con Leo y yo fui a tomar una ducha para luego dormirme, esta vez no estaba tan cansado como en otros días, pero igual ya quería dormirme.

Emilio: ¿Ya te vas a dormir?

Joaquín: Eso pretendía, ¿Por?

Emilio: Es que quiero hacer algo contigo...

Joaquín: (se sienta en la cama) Dime, te escucho

Emilio: Yo... Yo quiero satisfacerte...

Joaquin: ¿Qué?

Emilio: Lo que escuchaste, yo quiero satisfacerte, tu sabes de lo que hablo

Joaquin: Emi (toma su mano y lo sienta junto a él) entiendo lo que quieres decir pero no hace falta que quieras darme placer, te lo he dicho siempre, yo estoy bien con esto, no quiero obligarte a nada ni que te sientas incómodo por eso

Emilio: ¿Me vas a decir que no quieres ni tan siquiera probarlo?

Joaquin: Emi...

Emilio: Solo quiero hacer algo por ti, llevo un tiempo considerando esto y he logrado mentalizarme lo suficiente para hacer esto, solo déjame intentarlo una vez

Joaquin: De acuerdo, después puedes hacerlo

Emilio: ¿Otro día?, yo quería hacerlo ahorita porque no está Leo, además, necesito aprovechar este momento de espontaneidad o se que terminaré pensando demasiado y nada saldrá como lo he planeado

Joaquín: ¿Sabes qué hacer?

Emilio: Investigué demasiado (sonríe) tu solo ponte cómodo, yo iré por lo que compré

Emilio salió de la habitación y tardó un poco en volver, pero cuando lo hizo fue con una caja de cartón no muy grande, la dejó sobre la cama y luego la abrió, sacó un par de guantes de látex más gruesos de los comunes y se los puso, podía ver lo nervioso que estaba, pero ni siquiera sabía qué decirle para tranquilizarlo, ni yo podía terminar de procesar todo esto.

Emilio: Yo hice una investigación general, así que si algo te molesta o no te sientes cómodo, solo dímelo

Joaquín: Tú has lo que quieras conmigo, dejaré que seas tu quien tenga el control de todo

Emilio: (se sonroja) Espero no te sientas incómodo porque yo use los guantes, yo no solo no siento atracción sexual ni exitación, en general todo eso me provoca cierto asco así que no podría mantener un contacto directo porque no estoy listo para eso, pero estoy bien con lo que haré

Joaquín: Descuida, yo lo entiendo, hazlo como te sientas más cómodo

Se tomó un tiempo para respirar y luego me acomodó en el medio de la cama, con mucha tranquilidad comenzó a quitar las prendas que cubrían mi cuerpo, de su caja sacó un pequeño bote de aceite que echó sobre sus manos para luego esparcirlo por todo mi pecho y abdomen, siendo honesto eso era bastante relajante, su toque era muy delicado y eso lo volvía más confortable; después repitió su acción pero ahora sobre mis piernas, me sentía tan relajado que realmente me sorprendió cuando sus manos viajaron hasta el elástico de mi bóxer y poco a poco los retiró, luego de eso volvió a tomarse unos segundos antes de continuar.

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