Capitulo 36

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POV CRISTIAN

-dámelo Ana. Esto me pertenece. Esto es lo que estaba buscando, pero no sé tiempo y lo quiero ya. Déjate llevar y no me prives de este placer- digo en su oído. No sé cuántas veces la hecho llegar hasta el límite de su cuerpo y nunca decepciona.

En este momento, estamos en el sillón grande que hay en la sala, acostados sobre el cabezal. Con y sé que va a terminar con dolor de espalda la ayuda de mi cuerpo la tengo inmovilizada, ya que este cabezal no es muy cómodo para nadie.

-no puedo Cristian. Estás dando mi cuerpo al límite y dudo que pueda darte un orgasmo más- dice apenas y sonrío victorioso. Es así como la quería tener. Es así como quería que fuera mi venganza contra ella. Llevarla al límite y que llamara mi nombre, ya que soy el único hombre que la tenía así, la ha hecho sentir así.

-si puedes. Créame que sí logró estarme este orgasmo te dejaré descansar y tomaremos un baño y haré que te sientas mejor. Mañana amanecerás adolorida, pero feliz. Ahora Sólo hazme caso y dame lo que tanto quiero- digo comienzo a moverme un poco más rápido. No quiero llegar tan adentro de ella porque no quiero que termine tan adolorida como ella piensa. En este momento está tan excitada y tan lubricada, que dudo que pueda dolerle Sí aquí llegó muy adentro.

-no puedo. No sé cómo hacerlo, siento que mi cuerpo no da más- dice es hora de comenzar a moverme. Es cuando doy el visto bueno aquí el control que tenía se vaya y el descontrol haga acto de presencia. No sé cómo ni de dónde sacó de las fuerzas para hacer las penetraciones más rápidas, pero lo logró.

Golpe tras golpe es acompañado un beso un mordisco una caricia y el proceso se repite varias veces hasta que ambos cuerpos llegan al clímax. El escalofrío que nace es la punta de mis pies llega hasta la base de mí testículos y hace que mi orgasmo llegué con toda su fuerza. Por cada chorro de semen que sale de mí, un gruñido lo acompaña. Me duele cada músculo de mi cuerpo y cuando el orgasmo acaba terminó cayendo sobre mi esposa.

No sé cuánto tiempo pasamos en el cabezal del sillón, pero debo de confesar que lo único que quiero hacer es dormir y entendería perfectamente sí Ana quiere hacer lo mismo ya que creo que pase los límites de su resistencia se bastante rato.

-Cristian necesitas levantarte. Me está doliendo la espalda y tú peso no está ayudando- dice que es cuando me doy cuenta lo que está pasando. Me levantó rápidamente para dejar de hacer presión sobre su cuerpo y me quejo cuando mis músculos duelen.

-lo siento. Creo que me pase un poco con el tema de mi venganza y al parecer también salido damnificado. Aunque no quieras voy a ir a preparar un baño de tina con agua tibia para relajar los músculos y así dormir mejor. Además no puedo seguir esforzándote tanto ya que vamos a estar solo por unas cuantas horas más hasta que lleguen los niños y no quiero que termines con problemas musculares cuando estés con ellos- digo y Ana me queda mirando con una ceja levantada y luego se ríe como si ésta fuera de lo más normal.

La dejo mientras voy al baño a llenar la tina con agua tibia. Eso ayudará aunque este más tranquila y que los músculos de su cuerpo no le duelan tanto. Sé que la estoy llevando al límite, pero es algo que los dos necesitábamos. Hemos sido una pareja que hemos pasado de todo en el tiempo que llevamos juntos y lo que menos quiero, es que perdamos la chispa.

Cuando vuelvo a la habitación, tomo a Ana en mis brazos sin esperar una negativa. Está cansada y el agua va a ayudar a que ese cansancio la haga dormir profundamente. Desde que los niños llegaron a nuestra vida, las horas de sueño han disminuido considerablemente y sé que mi esposa es la que más siente eso. Ella debe de dormir más que yo, pero no lo hace.

-esto se siente muy bien. Hace mucho tiempo que no teníamos este silencio en la casa y debo de confesar que es extraño que no haya ruido en la casa. Esos dos pequeños son unos torbellinos y ya mi vida no tendría sentido sin ellos o sin ti- dice y nos acomodamos en la gran bañera. Dejo que su cuerpo quede afirmada en el mío y con ayuda de una esponja con jabón líquido con olor a vainilla, limpio cuidadosamente su cuerpo.

60 y mas: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora