Capitulo 51

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POV ANASTASIA

-no soporto más esto. No puedo hacer nada con estas nauseas, con estas ganas de vomitar- digo y dejó los papeles a un lado y masajeo mi cabeza. Después de esas mini vacaciones, las cosas entre Cristian y yo, han mejorado bastante y él ha estado de un humor bastante bueno y lo mejor de todo es que eso ha sido beneficioso tanto en la casa como en la empresa.

Lo malo es que he estado con todos los síntomas del embarazo a full. Me duelen los pechos, me duele el estómago, me duele la cabeza. Estoy con náuseas con vómito, hay ciertos olores en los cuales... uf... ni siquiera puedo pensar en esos olores, ya que las náuseas vuelven con todo.

He tenido cambios de humor, pero los intento controlar, ya que ni los trabajadores o mi familia son culpables de esto. El único culpable es mi invasor.

Ya no lo soporto.

Me levanto rápidamente para ir al baño y así poder vomitar todo lo que había comido. Me tiemblan las piernas y gotitas de sudor comienzan a correr por mi frente cuando terminó de votar lo último que tenía en el estómago.

No sé si voy a ser capaz de seguir tolerando esto o si es bueno la cantidad de vómitos que estoy teniendo. Creo que lo mejor que puede hacer es sacar una hora con el médico para que me revise. No quiero que nada le pase a este bebé y aunque suene feo soy la incubadora y si la incubadora falla, el bebé está en riesgo.

Mi secretaria me ayuda a levantarme del suelo y estoy segura que va a llamar a mi esposo. Ni siquiera voy a discutir con ella este punto, ya que en realidad lo necesito más que nunca. Me siento muy débil.

Cierro los ojos para dejar de pensar en mis malestares y sólo escuchó el taconeo de mi secretaria, una puerta que se abre, que se cierra, los sonidos que están fuera de la oficina y aunque no lo creo, funciona. Respiro por la nariz y luego voto por la boca despacio. Lo hago varias veces hasta que me sobresalta sentir que alguien acaricia mi cara.

Cuando abro los ojos, Cristian está en frente de mí, mirándome preocupado. Ni siquiera tiene que preguntar para saber qué es lo que está pasando conmigo, ya que lo ha vivido dos veces y si mal no recuerdo, él lo pasó peor con las náuseas.

-estás muy pálida. Lo mejor que podemos hacer es llevarte al hospital para que te puedan colocar algo de suero y así hidratarte. Ya hablé con tu médico de cabecera y nos está esperando- dice y asiento con la cabeza.

No quiero echarles la culpa a las hormonas, porque estoy segura que no es todo culpa de ellas, pero me siento un poco inestable y entrar en los brazos de Cristian es como mi lugar seguro, mi seguridad ante los problemas y dificultades.

-tranquila cariño, todo va a estar bien. Este es sólo un proceso más dentro del embarazo y esperemos que no tengas los mismos síntomas que he tenido yo. No te asustes, quiero que estés tranquila y vamos a ir a ver al médico- dice mirándome fijamente y asiento con la cabeza como boba. Sí Cristian me dice que nos vamos al mismo infierno este día, lo seguiría sin ningún problema.

En el auto voy sentada en su regazo con los ojos cerrados mientras escucho el latido de su corazón. Ese sonido me tranquiliza más de lo que espero. De hecho, todo lo que tienen relación con Cristian me tranquiliza. Bostezo sin querer y me acomodó un poco mejor y sin darme cuenta, me quedo dormida en su pecho mientras me abraza fuerte.

Lo que me despierta de un sueño reparador es sentir como una fina aguja atraviesa mi mano. Al abrir los ojos, todo es muy blanco y me los hace volver a cerrar. De a poco me acostumbro a la luz que hay alrededor y me doy cuenta que estoy en una sala del hospital. Alguien debería decirle al hospital que ese color hace que la gente se deprima. Tanto blanco comienza a molestarme.

60 y mas: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora