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Lector

Era la 1 de la mañana, Adrien no podía dormir, se levantó a la cocina para beber algo y se sentó en el sillón, pensó en su madre y en que mañana oficialmente ella cumpliría un año mas de muerta y él un año más con los maltratos de su padre. Pensó en que mañana debería mostrarse relajado ante todos, sentirse bien aunque la tristeza lo esté destruyendo por dentro, aguantar a las noticias hablar de él y sobre su madre y las miradas de lastima que anualmente se presentaban sin falta.

Luka se despertó y se asustó al no encontrar a Adrien a su lado, corrió hacia la entrada y vió a Adrien en un sillón bebiendo agua.

—Ve a dormir — murmuró Luka. Una de las pesadas manos acarició su rostro que ya se sintió caliente. —Todavía no quiero— contestó Adrien entrecerrando sus ojos y frotándose contra la mano. —Hoy no me vas a seducir con eso, gatito— respondió el peliazul al apretar una de sus mejillas como si fuera un niño pequeño. —Yo no quiero seducirlo— respondió fingiendo inocencia con sus enormes ojos desconsolados y su labio inferior sobresaliendo. —Pequeña mier ...— comenzó a decir el Luka antes de chocar los labios contra los de Adrien en un beso fuerte y apasionado. Unos minutos después el mayor se alejó con la respiración acelerada y con Adrien aferradose a su camisa de dormir. Se apresuró a tomar la mano del Adrien y conducirlo a su habitación.

Antes de llegar a la puerta, Luka hizo girar a Adrien sobre sus pies y este se vio atrapado en un beso, a la vez que sus manos lo tomaban por la cintura para levantarlo del piso haciendo que sus piernas rodearan la cadera de Luka. —¿Cuándo te volviste tan confiado y atrevido? - Gruñó mientras se separaba un poco de Adrien. El peliazul recostó a Adrien con suavidad en su cama y de inmediato se trepó encima de él para besar su cuello.

Un sentimiento de frustrante anhelo surgía del vientre del rubio mientras Luka estaba sobre él, necesita estar desnudo y frotarse contra ese cuerpo musculoso y caliente. Luka mordió su cuello provocando que su deseo se intensificara, un suave gemido necesitado salió de sus labios de Adrien, mientras intentaba quitarle la camisa al mayor. Luka colocó ambas manos sobre el colchón y se alejó un poco de él, su expresión era tan salvaje y aterradora que estaba temblando de miedo si no se sintiera tan excitado. Parecía un lobo, un lobo feroz que estaba dispuesto a devorarlo. Con movimientos violentos y rápidos Luka se deshizo de la ropa de Adrien, sus sentidos sobreestimulados solo podrían detectar el toque caliente de sus manos quitándole la ropa con fuerza. Aun así, juraba que había escuchado la tela desgarrarse.

Luka se levantó de la cama solo por unos segundos para desnudarse y no tardó mucho en recostarse sobre él de nuevo. El calor que emitía el peliazul era abrumador y más intenso que la primera vez que se habían acostado, se sintió casi sofocado por ese gran hombre. Unos dedos lubricados comenzó a prepararlo apresuradamente. Por un momento se preguntó de dónde había salido el lubricante, aunque el apresurado toqueteo de Luka lo hizo perderse por completo por un rato. —Ya es suficiente, por favor— pidió Adrien al restregarse contra el abdomen perfectamente marcado del peliazul. —Tengo que prepararte bien o te dolerá— dijo el contrario acelerando el movimiento de los dedos. —Me adaptaré rápido— insistió y llevó su mano para acariciar el miembro de Luka, quien se apartó para colocarse de manera rápida el preservativo.

Cuando por fin el peliazul se empujó dentro, Adrien suspiró sintiéndose relajado al estar bajo ese cuerpo caliente y con esa erección abriéndolo de manera placentera.

Luka se encontraba jadeante y muy quieto apoyándose sobre sus codos. Adrien se desesperó porque quería que se moviera, así que él movió un poco sus caderas para indicarle sin palabras que estaba listo. Una mano se instaló en su pelvis para presionarlo contra la cama impidiéndole moverse. —Espera, gatito, no te muevas— susurró entrecortadamente el peliazul sobre sus labios. Los ojos azules de ese sensual hombre se cerraron con fuerza. Adrien acarició con una mano el torso del mayor quien se estremeció bajo el tacto. —¿Por qué no? —Preguntó con un tono muy inocente. De verdad no entendía lo que pasaba. El peliazul suspiró y con una suave risa abrió los ojos. —Estoy muy excitado, tengo muchas ganas de hacerlo duro y no quiero romperte— dijo Luka al chocar sus frentes juntas, —necesito concentrarme— susurró al cerrar los ojos de nuevo.

ocean eyes //lukadrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora