Desarrollo (Parte 4)

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Toshiaki y su suegro observaron con atención mientras se realizaba el segundo examen. El médico a cargo, a quien habían conocido apenas ayer, dividió sus funciones con otro. Toshiaki se había preparado para un gran avance, pero en realidad, todo lo que hicieron fue colocarle auriculares y tocar su piel para ver si respondía o no a los estímulos. Las ondas cerebrales de Kiyomi se mantuvieron uniformes. El médico jefe registró los resultados en la tabla. Toshiaki reflexionó sobre lo poco científicos que eran sus métodos.

Todos los hallazgos fueron negativos. Cuando terminó, el médico le entregó el formulario y le dio una mirada que parecía implorar reconocimiento. Toshiaki comparó el gráfico con el rostro de Kiyomi, luego se lo devolvió al médico con un solo asentimiento. El médico aceptó el formulario, firmó con su nombre en la parte superior y lo selló.

- Se ha juzgado a Kiyomi-san con muerte cerebral.

- Si.

Toshiaki sabía que podría haber dicho algo más apropiado, y se sorprendió por su propia respuesta inexpresiva.

- Bueno, entonces, por favor, pasen a mi oficina por un momento - dijo el médico, y los hizo entrar.

Una mujer estaba esperando adentro. Al notarlos, se levantó de su silla y se inclinó cortésmente. Toshiaki le devolvió el gesto vagamente.

- Esta es nuestra coordinadora de trasplantes, Azusa Odagiri - afirmó el médico a modo de presentación. - Me han mencionado que Kiyomi-san se había registrado como donante de riñón, por lo que me tomé la libertad de invitarla aquí.

Odagiri les entregó su tarjeta de presentación. Aquella mujer vestida con traje parecía más joven que Toshiaki y daba la impresión de ser una profesional capaz. Sus ojos penetrantes contrastaban con la suave curva de las líneas de sus mejillas, y este desequilibrio ayudó a darle un aire de accesibilidad. Su expresión transmitía honestidad e inteligencia. Hizo una ligera reverencia de nuevo y dijo lo complacida que estaba de conocerlos.

El procedimiento de trasplante a un receptor solo se puede realizar cuando hay un donante presente. Los únicos donantes disponibles, excluidos los que aún viven y según el tipo de tratamiento necesario, suelen ser pacientes con diagnóstico de muerte cerebral o insuficiencia cardíaca. Los médicos de urgencias debían concentrarse en sus propias tareas, por lo que no era deseable que se presionaran para realizar estas operaciones. Por otro lado, si un cirujano de trasplantes se acercaba directamente a la familia del paciente para obtener los órganos, invariablemente terminaba en sentimientos heridos. Para mediar entre el trasplante y la medicina de emergencia, alguien tenía que ocuparse específicamente de todos estos problemas. Aquí era donde entraba la coordinadora de trasplantes, Odagiri. El suyo era un trabajo que abarcaba muchas áreas y, debido a los horarios fijos de los médicos, la meticulosa atención y consuelo familiar se mantenía como la más importante de sus funciones.

Toshiaki y sus suegros se sentaron en el sofá y la enfrentaron.

- Iré directo al grano aquí. – comenzó Odagiri - Con los riñones de Kiyomi, podríamos salvar la vida de dos pacientes de diálisis. La IRC, o insuficiencia renal crónica, es una afección que puede afectar incluso a los más jóvenes. Desafortunadamente, no existe cura. Todo lo que pueden hacer es limpiar el cuerpo mediante un tratamiento de diálisis. Pero debido a los factores de tiempo involucrados, es casi imposible que estos pacientes lleven una vida social activa y también están sujetos a estrictas restricciones dietéticas. Con un trasplante de un solo riñón, ese paciente podría comenzar a vivir normalmente. Les puedo asegurar que estos riñones de ninguna manera serían desperdiciados.

Toshiaki escuchó la propuesta y habló para discutir los detalles.

- Entiendo perfectamente que los riñones de Kiyomi podrían salvar la vida de otras personas y me gustaría donarlos para ese propósito. – Comenzó a responder Toshiaki - En primer lugar, deseaba registrarse y creo que deberíamos respetarlo, así que haga lo que crea que sea mejor en esta situación. Solo le pido que no extraiga nada más. No sé si Kiyomi habría aprobado más extracciones. Nunca soñaría con hacer algo sin que ella lo hubiese considerado.

Sintió que estaban conversando como actores en una obra de teatro. Después de decir lo que pensaba, esperó la reacción de su suegro, quien cerró los ojos y logró asentir una vez en señal de aprobación.

- Estoy realmente agradecido por su disposición para seguir adelante con esto. No puedo agradecerle lo suficiente. - Odagiri inclinó la cabeza profundamente en señal de gratitud. - Le ayudaré durante todo el proceso lo mejor que me sea posible.

Toshiaki llenó cuidadosamente el formulario de consentimiento para el trasplante que presentó Odagiri. En el centro de esta fina hoja estaba escrito:

Por la presente doy mi consentimiento para la extirpación quirúrgica de los siguientes órganos y tejidos:

(...)

del cuerpo del paciente con fines de trasplante.

Esta corta frase estaba impresa en medio del formulario. En los espacios en blanco de arriba, Toshiaki ingresó el nombre, la dirección, la fecha de nacimiento y el sexo de su esposa. Luego, reuniendo todas sus fuerzas, rodeó con un círculo la palabra "riñones". En ese momento inhaló profundamente y, antes de exhalar, ingresó la fecha actual, su apellido, dirección y relación con la donante.

- También necesitaré tu sello aquí. - Odagiri señaló un punto en la parte inferior con un dedo largo y blanco.

Toshiaki sacó su sello personal de su bolsillo delantero. Con mucho tacto, Odagiri sacó una almohadilla de tinta roja de su bolso y la colocó frente a él. Toshiaki empujó con fuerza el sello y con un ligero movimiento de contoneo, fijándolo a la forma. Su sello con el nombre "Nagashima" se destacó vívidamente, casi hasta el punto de lascivia. Apartó la mirada por un momento y se preguntó si estaba tomando la mejor decisión. Acababa de aprobar oficialmente la extracción de órganos de la mujer que amaba más que a nadie. Una decisión tan seria que se tomó con solo firmar una sola hoja de papel ... pero, ¿esto fue lo correcto?

Toshiaki negó con la cabeza. Era tarde en el juego para tener tales escrúpulos. ¿No había decidido que esto prolongaría su vida? ¿No tenía que hacer esto para que él pudiera estar siempre con ella? Kiyomi no solo era lo que estaba en el exterior, sino que cada célula viva de su cuerpo era Kiyomi. Y tenía que hacerla suya.

Toshiaki necesitaba hacer su movimiento.

En ese momento, una especie de fiebre se apoderó de él. Era el mismo calor que lo había visitado cuando el médico le había hablado del estado de Kiyomi. Su cabeza empezó a dar vueltas.

Cuando salían de la oficina, Toshiaki pasó sigilosamente a su suegro y se dirigió hasta el médico. Le dijo en voz baja.

- De hecho, tengo una solicitud sobre Kiyomi.

- ¿Sí?

- Por favor, escúcheme, y esto será confidencial entre nosotros ... quiero algo a cambio de ofrecerle los riñones.

- ¿Intercambio? ¿Qué...?

El médico lo miró con recelo. Toshiaki colocó su brazo tembloroso alrededor de la espalda del médico como si lo estuviera refrenando, y susurró:

- Deme el hígado de Kiyomi ... quiero usarlo como cultivo primario.

Parasite Eve (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora