Kiyomi permaneció en estasis silenciosa hasta la mañana. Poco después de que el minutero pasó del mediodía, su presión arterial comenzó a bajar rápidamente. A la 1:00 de la tarde esta había caído por debajo de 95 y, una hora más tarde, ya se encontraba por debajo de 80. La Unidad de Cuidados Intensivos pronto se convirtió en un enjambre de médicos y enfermeras que entraban y salían, conduciendo a Toshiaki y su suegro a la esquina de la habitación. Fue un marcado contraste con el silencio que siguió al examen de muerte cerebral.
- El equipo de trasplantes del City Central Hospital llegará a las dos y media - dijo uno de los médicos, mientras miraba su reloj de pulsera. - Comenzarán insertando un catéter. La extracción dará comienzo una vez que pierda el pulso.
- ¿Podemos estar presentes cuando ella fallezca? - Preguntó Toshiaki.
El doctor asintió.
- Tendrás cinco minutos para despedirte, después de lo cual llevarán a Kiyomi al quirófano.
El silbido del respirador fue inaudible por toda la conmoción. La presión arterial de Kiyomi ya había bajado a 75.
Yoshizumi, Odagiri y dos miembros del personal, ingresaron al hospital universitario. Trajeron consigo una variedad mínima, pero esencial, de equipo quirúrgico y recipientes de perfusión para los riñones de Kiyomi. Al ser un hospital universitario, había mucha tecnología a su disposición, pero Yoshizumi nunca olvidó tener el suyo a su lado para una extracción. Debido a que la velocidad era tan imperativa, le parecía mejor usar sus propias herramientas.
Después de intercambiar saludos con el personal del hospital, Yoshizumi dejó a Odagiri en la sala de espera y fue a la Unidad de Cuidados Intensivos para ver cómo estaba la donante. Su presión arterial se acercaba a los 65 y su frecuencia cardíaca había bajado a 30 latidos por minuto. Una vez que su presión arterial cayera por debajo de 50, la circulación ya no sería completa y las células de sus extremidades comenzarían a decaer. Dado que la familia del donante había dado su consentimiento para el procedimiento, el catéter se iba a insertar en su arteria femoral ahora para que estuvieran listos cuando la presión cayera por debajo de 50. El médico a cargo mostró los datos de la donante a Yoshizumi para su confirmación. A continuación, se informó a Odagiri a través del intercomunicador que el catéter estaba siendo insertando.
Quince minutos después, Yoshizumi y sus asistentes prepararon el equipo de perfusión. Abrieron ligeramente las piernas de la donante y colocaron la maquinaria entre sus pies. Una de las asistentes pronto comenzó a ajustar la configuración del equipo mientras otra desinfectaba el área alrededor de sus muslos, después de lo cual se preparó un catéter de silicona con globo de doble punta. Cuando se completó la esterilización, Yoshizumi miró pacientemente a la donante, de pie a su lado izquierdo, y confirmó que la arteria y la vena femoral estaban bien aseguradas. Después de un rápido vistazo para ver que su equipo estaba completamente listo, insertó el catéter con punta de globo en el donante.
Yoshizumi movió con cuidado el catéter hasta que el globo llegó al lugar correcto. Luego, indicó su aprobación a los asistentes con un solo asentimiento y les dio los pasos para continuar. Conectaron una bomba de perfusión al final del catéter. El catéter fue guiado hacia la vena femoral y también fue conectado. Toda la preparación estaba completa. La presión arterial estaba ahora en 62 y la frecuencia cardíaca había caído aún más.
Yoshizumi y su equipo salieron temporalmente de la Unidad de Cuidados Intensivos esperando los siguientes pasos. Al ver a la familia de la donante, les indicó a sus asistentes que los dejaran entrar a la sala y se dirigió al consultorio del médico. Todavía no había conocido a la familia y, de hecho, creía que debía mantener un perfil bajo con ellos. Para los afligidos, un cirujano de trasplantes no era mejor que una hiena arrebatando el cuerpo de un pariente. Planeaba reunirse con ellos solo una vez, antes de la operación real, pero era tarea del coordinador intermediar entre ellos. No había necesidad de arriesgarse a molestar a la familia. Yoshizumi tomó un sorbo de café en la oficina, se reclinó en el sofá y miró hacia el techo.
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Parasite Eve (Traducción)
HorrorCuando el doctor Nagashima pierde a su esposa en un misterioso accidente de auto, queda profundamente dolorido. Por ello, él adquiere un inquietante sentido del propósito: se obsesiona con la idea de reencarnar a su difunta esposa. Su riñón es trasp...