Desarrollo (Parte 3)

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A las 6 de la tarde, a los tres se les permitió ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos.

En cuanto entraron a la habitación, se les indicó que se colocaran vestidos y sombreros esterilizados de color verde pálido y unas máscaras especiales. Además, tuvieron que higienizar sus manos y pies. En cuanto a Toshiaki, ya estaba familiarizado con este tipo de procedimiento, después de haber realizado muchos experimentos en animales en los que la prevención de la infección y, por lo tanto, el uso de tales prendas, los tenía acostumbrados. Pero nunca imaginó que los usaría en un hospital. Debido a que el padre de Kiyomi era cirujano de profesión, se convirtió en una figura respetable con este atuendo. Solo la madre de Kiyomi, visiblemente molesta por la sensación del vestido tosco contra su piel, no estaba acostumbrada.

Era una habitación inesperadamente grande. Varias camillas estaban alineadas contra la pared y la mitad de las máquinas eran utilizadas para las transfusiones de sangre. Se instalaron dos pequeños monitores en la pared desde los cuales se extendían innumerables tubos y cables. A pesar de toda la tecnología, la mayoría de las otras camas estaban desocupadas, lo que le daba a la habitación una atmósfera inactiva.

Kiyomi estaba acostada en la segunda cama más cercana a la puerta. Le habían insertado tubos en las fosas nasales. Toshiaki los siguió con la mirada. Corrieron desde su nariz hacia un objeto en forma de cubo y desde allí continuaron hasta una máquina blanca que tenía varios controles manuales y un medidor con una aguja, el cual temblaba de izquierda a derecha dentro de su arco prescrito. No era una máquina grande, pero cada vez que la aguja saltaba, se emitía un silbido. Este era el respirador, según el médico. Los monitores de pared brillaban con la actividad de las ondas cerebrales de Kiyomi.

Todos se reunieron alrededor y la miraron. Su cabeza estaba afeitada y envuelta en tela y vendas, pero el resto de ella estaba cubierto con una simple sábana, por lo que no se pudieron detectar otras heridas. Aparte de las cicatrices en su cabeza, parecía completamente ilesa.

Después de salir de la habitación, el médico condujo a los tres a su oficina. Les ofreció un asiento y se sentó en su escritorio. Se habían colocado imágenes de las tomografías de Kiyomi en una caja de luz en la pared. Mientras les mostraba los datos de las ondas cerebrales, el médico comenzó a explicarles más sobre su condición. La muerte cerebral, dijo, era un estado irreversible que se producía cuando el tronco encefálico se veía privado de sangre y dejaba de funcionar. Esto era distinto de un "estado vegetativo" en el que el tronco encefálico aún era funcional. Se requirió que el hospital verificase cualquier condición potencial del paciente con un examen autorizado oficialmente de acuerdo con los estándares del Ministerio de Bienestar. Las inspecciones adicionales de respuesta a las ondas cerebrales, junto con más tomografías, también estaban disponibles en el hospital.

- Estos son los resultados del primer examen, realizado a las cinco en punto. - señaló.

El médico les entregó una hoja de cálculo que contenía los resultados de la respuesta auditiva del tronco encefálico, la dilatación pupilar y las pruebas respiratorias de Kiyomi. Explicó cada uno en detalle. Hizo hincapié en que no había cambios notables en la actividad de las ondas cerebrales frente a los estímulos y que ya no respiraba por sí misma. Si le quitaran el respirador, dejaría de respirar, su corazón fallaría y su temperatura bajaría en picado.

En el lado derecho del formulario había un cuadro en blanco en el que se registraban los resultados del segundo examen, que sería realizado la tarde siguiente.

- Veremos si la segunda prueba arroja los mismos resultados. Para ese momento, habrán pasado más de seis horas desde la primera, y así es como nos aseguramos de que no se cometa ningún error.

Parasite Eve (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora