La luz del sol era despiadada.
Sachiko Asakura se cubrió los ojos con sus manos y miró hacia el cielo. Nubes algodonosas se movían rápidamente de derecha a izquierda a través de la expansión azul. El viento soplaba con fuerza ese día, pero parada tan lejos sobre el asfalto, Asakura solo podía sentir el intenso y constante calor ocupando el aire estancado. Ella sentía los efectos del clima de verano con mayor efecto, debido a su traje negro de una pieza. Se tuvo que secar el sudor de su nuca con un pañuelo. Se movió hacia la sombra para esconderse de los rayos de sol.
El servicio de funeral estaba terminando. Asakura, junto con otros estudiantes y miembros del equipo, habían ido a la casa de Toshiaki para ayudar con el servicio. Los parientes y organizadores del funeral tenían todo bajo control, pero ella había insistido en ayudarles con la recepción. El ataúd iba a ser llevado pronto, y Asakura se fijó afuera para asegurarse que el coche fúnebre había llegado.
Toshiaki vivía en un condominio del gobierno. Las paredes estaban agrietadas, dándoles una sensación de antigüedad. Veinticuatro familias vivían en su ala de cuatro pisos. Toshiaki había compartido una vida feliz en el tercer piso con su ahora fallecida esposa. Esta era la primera vez que Asakura había estado en su casa. La zona probablemente había sido poco más que un campo de arrozales alguna vez.
Ahora se había reducido a un grupo de casas emanaba el aire de un distrito residencial en decadencia.
El estacionamiento estaba lleno de autos, con solo un mínimo espacio para pasar entre ellos. Cada vehículo brillaba con estelas de calor distorsionadas; rozarlos descuidadamente de seguro habría quemado la pintura. La calle estrecha frente al complejo también estaba tranquila, tan quieta y silenciosa como la mujer hacia quien sus líneas pavimentadas conducían a todos los que se reunían aquí hoy. El único sonido se escuchaba a lo lejos: el eco ocasional del motor de una motocicleta. De repente, una oscuridad lo envolvió todo. Cuando Asakura miró hacia arriba, vio que nuevas nubes habían aparecido para cubrir el sol. Dio un paso adelante, alejándose de la pared del apartamento. En ese preciso momento, la luz regresó, iluminando de nuevo su entorno. Asakura entrecerró sus ojos ante aquel resplandor
- Por fin, el primer piso – dijo una voz, seguida de un sonido de traqueteo. Cuando Asakura se dio vuelta, vio a un grupo de hombres cargando el ataúd de Kiyomi mientras bajaban por las escaleras. Los escalones de concreto eran estrechos, desconchados y con pintura descascarada, y los hombres tenían problemas para girar el ataúd en el rellano de una escalera. Toshiaki encabezó la procesión sosteniendo una tablilla mortuoria en sus manos. A su lado estaban los padres de Kiyomi con una foto de su hija.
Alguien de la funeraria condujo el coche fúnebre entre la multitud de coches aparcados y lo hizo retroceder con cuidado hasta un lateral del edificio. Se abrió la puerta trasera. En unos pocos segundos cargaron el ataúd en su interior. Asakura observaba en silencio desde el fondo.
Una vez que el ataúd estuvo en su lugar, todos los presentes se reunieron en un semicírculo a su alrededor. Al ver que las bendiciones finales estaban a punto de ser dadas, Asakura se apresuró a encontrarse con los demás, parándose modestamente detrás de ellos. Debido a su altura, podía ver claramente el rostro de Toshiaki en el centro de la congregación.
- Quiero agradecerles a todos por venir hoy... - comenzó a hablar Toshiaki en un tono sencillo, casi inquietante. No había cadencia en su voz, como si simplemente estuviera siguiendo los movimientos. La única persona incapaz de controlar sus lágrimas fue la madre de Kiyomi. Ella era pequeña y su cabello tenía brillo. Tenía algunas arrugas talladas en la frente y alrededor de su boca, pero parecía sorprendentemente infantil; ella debe haber sido adorable cuando era niña. El padre de Kiyomi, por otro lado, daba el aire de un hombre distinguido en su mejor etapa de desarrollo. Él escuchaba pacientemente las palabras de Toshiaki con sus ojos y cabeza apuntando hacia el suelo. Pero sus hombros temblaban en repetidas ocasiones, debido a que él era incapaz de contener su tristeza. La voz plana de Toshiaki emitía la irrealidad de un brillo en el fondo de una cascada de luz solar.
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Parasite Eve (Traducción)
HorrorCuando el doctor Nagashima pierde a su esposa en un misterioso accidente de auto, queda profundamente dolorido. Por ello, él adquiere un inquietante sentido del propósito: se obsesiona con la idea de reencarnar a su difunta esposa. Su riñón es trasp...