Día 11

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Maggie

Miro mi reflejo en el espejo. Observo mi cara demacrada por el espantoso día y la terrible noche de ayer. He estado así por lo menos diez minutos.

Soy una persona fuerte generalmente, nunca me ha gustado estancarme a pesar de las difíciles pruebas que me ponga la vida. Pero en este momento creo que parte de esa fortaleza era gracias a la seguridad del respaldo incondicional de Matt. Él siempre estaba ahí, todos los días diciéndome que todo iba a ir bien, que él me cuidaría.

Así fue cuando mi padre desapareció, cuando mis peces murieron, cuando mi gato se perdió, la primera vez que me caí mientras corría. En general siempre que tenía inseguridad luego de algo duro en mi vida, él me daba su apoyo y estaba ahí, para mi eso eran todo lo que necesitaba para saber que todo iría bien siempre.

Lo único que me reconforta es ese pedazo que decía al final de la carta:

"Y tranquila Maggie, siempre estaré ahí para ti, sin importar la distancia. Tenlo por seguro."

Pero vamos, está en la otra punta del mundo cómo va a estar acá si algo pasa. Cómo va a estar si no sabe qué pasa. Ni siquiera puede comunicarse normalmente. Pero bueno, aún tengo a Juls, y él nunca me ha faltado a una promesa.

Me lavo la cara y me dispongo a bañarme, no puedo quedarme más tiempo encerrada lamentándome.
Todavía tengo que ver que está pasando  con Adam, seguir con mi trabajo. Ayer apenas pude escribirle a la señora Emma que no podía ir. Pero no puedo faltar más.

Me pongo ropa cómoda y alisto de una vez la ropa que usaré el lunes para ir al trabajo. Me termino de peinar y medio maquillo mis ojeras antes de bajar a desayunar.

Me encuentro con Juls y mi madre hablando entretenidamente mientras desayunan. Juraría que de poder tener otra hija mi madre la elegiría a ella. Y yo no estaría brava con tenerla de hermana, claro está.

Las saludo y ellas me sonrien mientras me responden el saludo. Desayuno con ellas y luego me voy a mi habitación con Juls. Ahí ella me dice:

- Me alegra verte mejor- y yo le regalo una sonrisa de labios cerrados.

Nos acostamos y ponemos una serie, pero entonces escucho piedritas golpeándo mi ventana. Miro a Juls para ver si escuchó lo mismo, y efectivamente ella me esta mirando a mi confirmandolo.

- ¿Esperas a alguien?- me pregunta
- No, además si esperará a alguien yo creo que lo más normal es tocar la puerta principal. ¿No crees?- le digo y ella alza las manos a manera de rendición.

Nos paramos las dos al mismo tiempo y nos asomamos lentamente, intentando que quien sea que esté afuera no note que estamos mirando a ver quién es.

Pero entonces vemos la figura del cuerpo de Adrián. Suspiramos de alivio, pero luego nos miramos con cara de ¿Qué miércoles?.

Julia abre la ventana y la cortina. Se asoma y:

- Vaya que si eres un pinche acosador Adrián- le dice en tono recriminatorio.

Él deja escapar una risa y le dice:

- Mentiría si dijera que no me gusta acosarte Mia- me da risa el hecho que a pesar de que él ya sepa su nombre le siga diciendo Mia.

Ella lo mira mal pero a la vez veo atisbos de diversión en su rostro.

- ¿Qué quieres?- le digo esta vez yo
- Ah, hola Maggie. Un gusto saludarte que fresca te ves. - Dice y volteo los ojos al notar su evidente sarcasmo sobre mi aspecto.

Pero entonces Juls le dice:

- ¿Qué haces acá?- y él le contesta:

- ¿Quieren ir a dar una vuelta? Hoy inauguran una nueva heladería. Venden helado de Yogurth, algo así. - lo dice mientras esboza una encantadora sonrisa. Ya veo porque mi amiga venía con una igual el día que lo conoció. Es hasta contagiosa.

El Diario de JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora