Día 19

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Juls

Tengo que admitir que venir al cine con Adrián es de mis nuevas cosas favoritas. Sí con él es imposible no reír, en el cine es aún más difícil intentar evitarlo.

Esta vez los dos gritamos toda la película, y así nos reímos de nuestras caras. Yo creo que el resto de la gente nos quería matar. Estábamos que no podíamos de la risa en una película de terror.

Estamos saliendo del cine y seguimos caminando de la mano con una sonrisa boba en la cara.

Salimos del cine y nos dirigimos al mismo parque en el que le presenté a Maggie.

Todo con él es diferente. Es decir con Adam hemos tenido muchas citas, pero todas en restaurantes lujosos, o vemos películas en el teatro de su casa. Con Adrián vamos en bus, y vemos las películas en la sección económica del cine. Comemos helados en la calle y nuestro mejor plan es este; caminar de la mano en el parque.

Y la verdad, siento que los mejores planes son al estilo Adrián. Adam se esmera mucho y eso me hace sentir halagada. Pero disfruto más las cosas sencillas. O puede ser que sea el toque que le da Adrián a todo.

No sé qué tan bien este tomarlo de la mano teniendo novio, pero se siente bien. Y la verdad ya siento que no conozco ni un poco a Adam. Sin embargo, sé que no dejaré que pase nada entre nosotros, hasta que deje de querer a Adam y terminé con él.

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Adrián

- Hoy la noche está hermosa- dice de pronto haciéndome girar a verla.
Está sonriendo mientras mira el cielo. Y no sé qué es más lindo, si el cielo que ella mira o la vista de ese cielo en sus ojos sonrientes.

- Así es, está hermosa- digo mirándola.

Empezamos a caminar a lo largo del parque, aún su mano con la mía. Lo que realmente me gusta mucho.

- ¿Por qué me invitaste a mi ese día?- me pregunta de la nada.

- Pues eras la única chica que había ahí- digo intentando hacerla enojar. Pero me mira un poco decepcionada, entonces le digo:

- Aunque si somos sinceros, yo creo que fue el destino. Porque ni en mis borracheras más graves había hecho una propuesta así a una desconocida.- Digo y veo que sonríe pero se voltea para que no la vea.

Tarde Juls, no me perdería ni una de tus sonrisas.

Seguimos paseando y hablando de la vida. Llevamos así ya un buen rato. Nos hemos estado haciendo preguntas al azar, y veo que es algo entretenido para los dos, pero más para mi. Julia hace cosas muy extrañas.

- ¿Pero por qué haces como un gorila? Eso no va a calentar el agua- le digo entre risas.

- En mi mente si la calienta, y eso es lo que importa- me responde y pone cara de digna haciendo que mi sonrisa se ensanche aún más.

- Y qué me dices tú ¿Por qué haces tortillas de jamón y queso en la sandwichera?- contraataca.

- No ensucias sartenes primero que todo, por lo tanto no te toca lavar sartenes- le respondo y pongo cara de inteligente antes de seguir: - Además, están más rápido y hasta quedan crujientes.

- Yo digo que eres flojo y ya- me dice y se empieza a reír de mi. Yo intento mirarla mal, pero termino riéndome con ella.

Veo que empieza a anochecer, entonces le digo que es mejor que volvamos a casa. Nos dirigimos a la parada de autobús, pero cuando llegamos nos encontramos con tres hombres de por lo menos dos metros de alto junto a el chico que descubrío a Maggie y a Juls.

El Diario de JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora