Día 7

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Matt

Mentiría si dijera que dormí anoche. Toda la noche me la pasé intentando sacar teorías o respuestas a mis preguntas, pero todas solamente se podían responder con más interrogantes.

Son las ocho de la mañana, me estoy terminando de vestir para bajar a desayunar y a las once irme con el señor Archer. Él dice que me va a dar un tour por la ciudad, pero sinceramente siento que es todo menos un tour común y corriente.

Me dirijo al piso de abajo, y me sigo sorprendiendo con pequeños detalles que en los primeros vistazos que le di a la casa ayer, no había notado.

Por ejemplo hay cámaras casi imperceptibles por todos lados, y en todas las salas tienen un jarrón con flores rojas en ciertas zonas y blancas en otras. Pero lo más curioso es que en todos los jarrones hay grabado en el centro algo que seguramente es un símbolo. Es una A con una flecha incrustada y alrededor se encierra con una especie de enredadera.

Debe ser el símbolo de la familia Archer o algo así. Sigo caminando rumbo al lujoso comedor, cuando llego me encuentro con la señora y el señor Archer junto a un desayuno que parece un banquete.

-Hola Matt, siéntate. Está delicioso- me dice la señora Archer percatandose de mi presencia.

-Buenos días, muchas gracias- digo y entonces esta vez el señor Archer me repara y me dice:

-Hola Matt, ¿Estás listo?- yo asiento y empiezo a comer. Todos comemos en silencio.

Al cabo de un rato, el señor Archer me avisa que debe dejar algunas cosas funcionando antes de partir. Entonces mientras tanto me tomo el atrevimiento de ir a la parte de atrás de la casa. Es la única parte que no he recorrido, debido a que esta por fuera de la casa.

Cuando llego, abro la puerta de vidrio encontrándome con un campo abierto con jardines perfectamente arreglados. Pero me llama la atención algo que se ve a unos veinte metros.

Caballerizas.

Me acerco y cuando llego al lugar lo confirmo, hay por lo menos veinte caballos. No me sorprende que todos sean de los mismos colores manejados en toda la casa. Blanco, negro y gris.

Los detallo uno a uno. Los más dóciles se dejan consentir. Realmente son hermosos, se nota que son muy finos. Cuando ya me voy a retirar del lugar veo como un chico viene con un caballo, quizá el más lindo que he visto en mi vida.

Es un Frisón. Es negro con manchas blancas, y todo su pelaje brilla.
Me quedo hipnotizado viendo la imponente belleza del animal que cada vez se acerca más.

Cuando está al lado mío no puedo evitar pedirle al muchacho que me deje acariciarlo. Este no se niega, debe ser algo así como un cuidador.

Me acerco a paso lento al caballo y lo miro, para luego empezar a acercar mi mano lentamente. Acarisio el costado de su cabeza, y él se recuesta en mi brazo.

No sé si estoy loco, pero siento como si una conexión entre nosotros acabara de generarse. Decido acariciar también su lomo, y claramente su pelaje es tan suave cómo se ve.

Me quedo ahí acariciando y dándole de comer de mi mano al caballo un buen rato. Y sumido en ese momento no me doy cuenta de cuando el señor Archer llegó. Me percato de su presencia cuando me dice:

-Se llama Éragon. Significa conductor de dragones.- y con eso me enamoro aún más del animal.

Ahora el señor Archer y yo estamos acariciando el suave pelaje de Éragon.
Pero entonces dan las once y tenemos que irnos. El chico guarda al caballo y nosotros nos disponemos a ir a la misma camioneta que me trajo ayer.

El Diario de JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora