CAPITULO XVIII: ¡RENUNCIO!

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Luego de dos meses estando en ese trabajo donde explotaban a "M", ella decidió en renunciar. Una parte de mí estaba feliz porque podría conseguir un trabajo más cómodo en donde no la traten mal o le den horarios super agotados y la otra parte de mí no quería que renunciara, pues sabía que ella no se la pasaba bien en su casa.
Su familia tenía una forma rara de demostrar cariño, y a mi siempre me daba la sensación que a "M" siempre le ponían a hacer todo a pesar de tener a Elisa. Quería demasiado a Elisa porque era una gran amiga mía, pero me parecía demasiado injusto que ella se quitara las responsabilidades de encima y se las dieran a "M". No me gustaba.

Su tío, que era como el papá de "M" había venido de Estados Unidos. Un señor muy agradable que conocí cuando llegue a visitarla a su casa, el señor se notaba que la quería demasiado, la trataba como a una hija y eso me encantaba. Su cariño hacia ella era demasiado palpable, y sabía que él era el único que siempre la tomaba en serio y tomaba sus sentimientos en cuenta.

Semanas antes de renunciar "M" tuvo un accidente con un carro, me preocupe demasiado que compre varias cosas y la fuí a cuidar. Ella se quitaba el collarín del cuello a lo cual yo la regañaba, pero me alegraba demasiado saber que ella estaba bien y agradecía a Dios por ello.

Quería suponer que era el destino diciéndole de otra forma que ya no tenia que trabajar, pero prefería centrarme en ella en estos momentos que andar pensando en todo eso.
Me acosté con ella y acaricie su cabello, ese día recibí mis clases en su casa y ella se quedo dormida como ya varias veces había sucedido anteriormente. Mientras acariciaba su cabello comencé a cantar, sabía que era algo que la dormía muy rápido o contarle algún cuento, era algo que jamás me habían pedido anteriormente o que había hecho pero con ella me nacía hacerlo, me gustaba ver como disfrutaba mis historias. Mi niña... ella merece todo lo bueno del universo.
Me puse a cantar mientras acariciaba su espalda y su cabello, verla dormir se había vuelto en uno de mis pasatiempos favoritos. A veces ya sabía que estaba durmiendo y aun así hablaba con ella como si me estuviera escuchando.
Le decía cuanto la amaba y que cuidaría su sueño, muchas veces entraba la mamá y le hacía una señal de que ella estaba durmiendo. A lo que la mamá solo negaba con la cabeza y me decía: ¿De nuevo se durmió? Solo a dormirla venis, ni aprovecha que te tiene aquí.

Me reía cuando lo decía, pero eso no era verdad. Ella estaba aprovechando que yo venía, la paz que ella me provocaba era una forma de aprovechar mi tiempo.

Suegra, si supiera que la que aprovecha su tiempo viéndola dormir soy yo... entendería.

La parte que más odiaba era irme de su casa y tener que hacer movimientos sobrenaturales para no despertarla, en muchas ocasiones fallaba porque ella siempre se despertaba pero en este caso logré salir sin despertarla. Le dí el oso que ahora tenía el nombre de "Leo" para que abrazara y no se percatara de que me había ido. Besé su frente quedándome varios segundos sin hacer movimiento alguno y la observe una vez más mientras acariciaba su rostro. ¿Cómo podía ser tan perfecta?
Al salir de la habitación cerraba la puerta y caminaba lo más sigiloso posible, me despedía de su mamá y su hermana y subía a mi auto para regresar a mi casa.

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Luego de varios días "M" renuncio, me confeso que lo dudo demasiado y sabia que ella se sentía mal al hacerlo. Sabía que su trabajo era su única escapatoria de todo. Le dije que podíamos buscar en otros lugares pero ella estaba siendo negativa y siempre me respondía que no aceptaban menores.

Los días pasaron y decidí comenzar a salir más con ella y relacionarla con mi familia. Comenzaba a convivir más con mis papás, salíamos más seguido con mis hermanos y a veces simplemente salíamos a comer ambas y hablábamos de todo. Los días nuevamente se habían transformado en como era antes, la tenía 24/7 para mí.

Luego de un tiempo comencé a notarla más alejada, ella me decía que no sabía que sucedía. Que ella no era así y que se sentía mal casi todo el tiempo, quería buscar la forma de hacerla sentir mejor pero no lo lograba. Ella estaba muy desganada, muchas veces me decía que ni siquiera tenía ganas de levantarse de la cama o de tan siguiera ordenarla.
No sabía que estaba ocurriendo con ella pero ella tampoco tenia la respuesta a ello, intente sacarla más seguido de su zona de confort. Íbamos a comer a restaurantes de comida rápida o a veces caminábamos para ir a comprar algo.

No sabía si el hecho de renunciar hacía que ella se sintiera así o si simplemente eran bajones normales como solía sucederme a mí.
A veces ella me comentaba que estaba con su amigo, el que me daba mala espina pero no sabía que era. En muchas ocasiones le dije que sentía como que él tenía algo o que quería con ella pero ella me mencionaba que él ya sabía de mí y que no quería con ella, además si llegaba a querer ella nunca le haría caso porque no era su tipo. Pero seguía habiendo algo en él que no me cuadraba, el simple hecho de escuchar su nombre hacía que mi sexto sentido se activara, sabía que "M" jamás me sería infiel, pero sabía que había algo en ese chico que no le gustaba a mi corazón.

Comencé a ignorar cuando me decía que salía con él, porque sentía que era lo mejor. Simplemente le decía que tuviera cuidado si saldría.

Mi sexto sentido nunca falla...

¿Qué estaba sucediendo...?

El Sol Y La Luna (Una Historia De Amor (Im)posible)/ Joha GirónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora