8.1 Un dulce despertar

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˗ˏˋ Last ˎˊ˗


⚠Advertencia: Capitulo +18 ⚠


3:00 am

Sexo, la palabra continuaba repitiéndose en su mente una y otra vez mientras su mirada, esta viéndose extremadamente dulce ante los rayos lunares, admiraban la exquisita suavidad de la piel del bonito rostro que hace algunos minutos se había quedado profundamente dormido frente a él.

Sexo.

¿Qué era el sexo? ¿Acaso se asemejaba siquiera un poco a eso que, hace momentos, acababa de vivir con Jungkook? ¿O era aquel acto en donde, fría y egoístamente, sometía a su cuerpo en busca de algún mínimo placer, de algún mínimo deseo de saciar repugnantemente sus necesidades?

Su cabeza se meneó de un lado a otro, su nariz soltando una ligera risita nasal, como golpeándose mentalmente a sí mismo, mientras su cuerpo se deslizaba y se pegaba todavía más al del castañito que vestía solamente su blanca camisa y bóxer y descansaba plácidamente a su lado.

DakHo había tenido muchos placeres en su vida. Desde el inicio de su existencia, hasta días previos a ese momento, el alter rudo había dependido día, tarde y noche, de todo aquello que le provocaba satisfacción, entre todo estando sus vicios favoritos; El exceso de alcohol y el abuso del sexo. Ah, sí, DakHo se había vuelto fan de aquello, mucho más por las sensaciones de entero goce que esto causaba a su mente y el como esos mismos placeres lo mareaban y enfrascaban a tal punto de obligarlo a sobrellevar los recuerdos que repentinamente le atacaban.

Era aquello, DakHo era un alter protector, si, sin embargo, también era un alter sexual; uno que buscaba los placeres, la excitación, los deseos en cualquier rincón u hotel de mala muerte, uno que se dejaba llevar por alguna lujuriosa situación e incluso, muchísimas veces, por los ardientes y delirantes efectos del alcohol.

No obstante, en ese momento la palabra sexo junto con las vacías sensaciones experimentadas en el pasado, no cabían. Por más que el mayor la intentara hacer encajar, ¡era imposible! algo completamente distinto, el bendito sentimiento posterior a la acción creada junto con su menor esa noche, también.

DakHo sabía que lo que habían hecho no solo era sexo, lo sabía tan bien, tanto que se vio a si mismo preguntándose segundos después como jodidos había estado viviendo sin haber experimentado antes aquella bendita sensación. 

Sonrió, y por primera vez es su larga existencia su rostro se inundó de una muy boba y patética, según él, enamorada expresión.

─Ay Kookito...─Susurró, su tono perdiéndose entre los relajantes sonidos de las olas provenientes del mar─ ¿Dime qué carajo me has hecho?

Poco después de esto, se limitó a dejar un muy pequeñito beso sobre las hebras castañas del contrario antes de sentir su corazón apretujar cuando este mismo, entre sueños, se acurrucó en su pecho, su bonita boquita arrastrando tiernos y suaves balbuceos muy difíciles de entender.

DakHo rió en silencio y se dejó llevar por esa cálida sensación que nuevamente lo invadió, esa que se había convertido en su favorita desde el inicio de la noche. Cerró los ojos y manteniendo entre sus brazos aquello que más amaba en el mundo, decidió por entregarse al cansancio antes de que la luna muriera y con ello llegara el inevitable amanecer.

Durmió inalando elaroma de su esposo y con una sonrisita adornando su boca. Ya no le importaba nada, después de tremendos momentos que estaba pasando junto al castañito en aquel alejado lugar, a Dakho ya no le importaba desaparecer mañana, pues sabía que si lo haría, lo haría tan dichosa y jodidamente feliz.

7 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora