Capítulo 14

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20 de febrero de 2019.

Un embarazo gemelar de dos meses ya se comenzaba a notar, aunque Lucien decía que era una exagerada porque apenas estaba abultado el vientre. Meg quería a toda costa verlo crecer, pues estaba cada día más contenta con el hecho de que fueran dos. Jude, por su parte, no cabía de alegría. ¡Tendría dos hermanos! Cada vez que lo decía su rostro se iluminaba y sonreía. Meg nunca lo había visto tan contento, y aunque eso la animaba, una pequeña parte de su corazón tenía miedo de lo que pudiese suceder en el futuro.

A pesar de los vómitos y del sueño, Meg se sentía bien de salud. Luego de terminar el doblaje de la película de Disney, decidió no tomar más ningún trabajo y descansar en casa hasta el final del embarazo. Lucien se lo había pedido y ella aceptó pues sabía que tenía razón y que todo cuidado era poco.

Lucien continuaba grabando con un ritmo trepidante su película de acción, pero las cosas entre ellos estaban cada día mejor. Él estaba enamorado; muy enamorado. A veces no se reconocía a sí mismo por el cambio que había dado, pero ver a Meg a su lado cada mañana al despertar le producía una genuina alegría y daba gracias por haber comprendido al fin que estaban destinados a estar juntos.

Muchas veces solía llevarle el desayuno a la cama; le enviaba orquídeas blancas todos los martes por cada semana que cumplían juntos, y en las noches, a pesar de su cansancio, se las ingeniaba para sacarle una sonrisa, tener una conversación agradable o darse mucho cariño. De eso jamás se saciaba: de su amor.

El 14 de febrero tuvieron una cena íntima y muy especial. Lucien la despertó temprano con un dulce beso y un hermoso obsequio: una joya. Se trataba de una cadena de oro sencilla pero valiosa con un pequeño rubí tallado en forma de corazón. A Meg le emocionó muchísimo, no por el valor, sino por lo que significaba.

Verónica, por su parte, los había visitado en par de ocasiones, pero continuaba muy bien instalada en Nueva York. Wallace y ella vivían un romance de adolescentes, y eso la hacía sentir más joven. La dama rebosaba dicha desde que supo que serían dos y no uno, los nietos que estaban por llegar y las dos veces que los visitó les llevó decenas de obsequios a los bebés y a Jude.

Meg y Lucien disfrutaban de comprar online y por catálogo los muebles para la habitación de los bebés. Lucien, quien pensó en comprar una casa propia, fue posponiendo la idea al notar que su madre no pensaba regresar por el momento. Por otra parte, Meg y Jude estaban tan bien instalados que comprendió que aquel era el hogar que tanto había soñado.

La relación con los Vermont se volvió cada día más estrecha a causa de los niños, que se tornaron inseparables. Hacían los deberes juntos y jugaban los fines de semana. También por esa razón, Lucien no quiso mudarse y prefirió hacer de Beverly Hills un lugar confortable para todos.

Los nominados a los premios Oscar ya habían sido dichos recientemente. Él no figuraba ese año como mejor actor, pero El hilo escarlata competía en las categorías de mejor guión adaptado, mejor fotografía y dirección. Sus amigos Pacey Smith y Thomas debían estar muy contentos.

Meg no sabía si Lucien la invitaría a acompañarlo a la premiación. Una parte de ella rehuía la atención y sabía que era mejor continuar en el anonimato por su tranquilidad, pero otra parte de su corazón quería que él asumiera públicamente su amor, y ¿qué mejor momento que los Oscar? Meg esperaba una invitación, pero hasta el momento no había llegado.

Como faltaban apenas cuatro días para el gran momento, Meg se decidió a preguntarle. Se hallaban en la biblioteca de la mansión. Lucien repasaba el guión con Meg encima de sus piernas.

―Lucien…

―¿Sí? ―Él estaba totalmente despreocupado.

―Me preguntaba si a la premiación de los Oscar irás solo o deseas que te acompañe.

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